VALERIA— Estoy mejor Quinn, funciona la medicina que me dio Valeria, de hecho, es la mejor que he tomado nunca.— ¡Celine! – ambos exclamamos con evidente alivio y ella sonríe desde la cama, aun con debilidad.Limpio el sudor de su frente con un retazo de mi falta y la ayudo a sentarse.— Gracias, Valeria, ¿Quinn, qué vas a hacer? – mira de repente a su hermano y yo hago lo mismo.El Lycan destapa el frasquito y se lo toma de una vez. Ambas nos quedamos en shock.— Listo el problema, sabe horrible, estoy seguro que te preparó una mierd4 para estabilizarte un día y que luego volvieras, posiblemente más grave— dijo alzando los hombros, sin mayor importancia.Al final nos tuvimos que reír, aliviados por haber pasado el mal momento y aprovecho para decirle a Celine que solo su mate la podrá salvar.— Lo siento, me siguieron a través de algo tan peligroso y yo no soy el antídoto a tu mal – le digo avergonzada, pero ella toma mi mano, es raro ver su lado suave.— Nunca nos arrepentimos de
VALERIA— Había una leyenda, que ahí se ocultaba un poder inigualable, sin embargo, los tontos que se aventuraron a atravesar al lago, no regresaron nunca más.Sitio espeluznante, embrujado y con muerte segura, ese es nuestro sitio sin dudarlo, así que recogimos las pocas cosas y salimos en dirección al Lago de los Muertos, rezando por no ser los próximos en la lista.— Chicos, ustedes siempre a mi lado – tomé de la mano a Celine y Quinn asintió a su lado.Todos atravesábamos un bosque salvaje, de noche, avanzamos sin detenernos por entre los arbustos llenos de ramas afiladas y bajo el cobijo de los árboles copiosos que tapaban la luz de la luna sobre nuestras cabezas.A medida que nos acercábamos al lago, la humedad y la frialdad aumentó en el aire y había otro detalle que erizaba los cabellos hasta del más valiente, nada se escuchaba.Ni el siseo de los animales nocturnos, o el vuelo de las alas de los búhos, ni una luciérnaga flotaba en el aire, nada, de verdad parecía que la vida
VALERIALos soldados vampiros eran agredidos, garras oscuras salían a traición de la nada, por muy buena visión que tuvieran era casi imposible predecirlas, los gritos se acumularon y el olor a sangre.— ¡Maldici0n, Valeria corre, corre hacia la salida de esta mierd4 o empujaré a los pulgosos de tus amigos al primer espectro que vea! – me rugió el Rey Vampiro y eso mismo hice, comencé a correr como una desquiciada.Mi vestido revoloteaba, la oscuridad se arremolinaba a mi alrededor, nos perseguían, ojos rojos por todos lados, chillidos y miedo.En medio de tanto negro, vi una brillante luz, como la rendija de una puerta gigante entreabierta, y del otro lado, debería estar la salvación.Hasta mis tobillos eran agarrados, los tacones de los botines se hundían en una sustancia pegajosa y mis brazos sostenidos por afiladas garras.Tuve que luchar varias veces, no creo que por ser una Selenia estuviese completamente a salvo.— ¡Ya estamos aquí, corran chicos, corran! – les grité a mis amig
VALERIA— Valeria ¿qué haremos? No puedes darle a ese psicópata lo que desea, nosotros…— Quinn, la verdad no te puedo prometer que todo esto va a salir bien, pero haré todo lo que esté en mis manos para salvarlos – le dije en murmullos, sin muchos detalles, por la cercanía del enemigo.Y porque sencillamente yo no tenía idea de cómo desbloquear el hechizo en esos collares, iba a ciegas, confiando en la magia que dejó mi madre para protegerme.— Su majestad, solo quedamos nosotros – miré a mi espalda sacudiéndome la ropa para ver satisfactoriamente a la mitad de los vampiros que sobrevivieron.Algunos incluso mostraban heridas, de aquí no puede salir ni uno vivo.— Bien, pensé que llegarían menos, así que no estamos tan mal – les responde como si estuviese hablando de animales y no de su misma gente.Ni siquiera sé por qué siguen a ese desgraciado, será por miedo, supongo.— Es el momento princesa, vamos, ustedes cuiden a sus amiguitos de cerca – ordena caminando hacia mí y aprieto lo
VALERIAAlcé mis ojos y contemplé el interior del mundo donde Umbros estaba encarcelado.La sensación era horrible, como si toda la felicidad hubiese sido succionada en un vórtice de maldad.Lo que parecía una isla flotaba más allá, lejos de nuestro alcance, y era lo único sólido en este sitio. Todo lo demás estaba cubierto por una niebla negra como la tinta, a lo lejos se veían truenos parpadear por entre nubes de tormentas y oscuridad.Era como estar flotando en el vacío.— Da el primer paso y llévanos a la isla lunar.— ¿El primer paso? ¿A dónde? – le digo mirando hacia abajo, la sensación de vértigo me hizo de nuevo retirarme con rapidez.— No seas idiota, vi que tenías alas de cuervo en tu lucha con el Rey Lycan, úsalas y no demores más el tiempo, vuela hacia la isla.Cerré los ojos y convoqué el cambio, esperaba que funcionase, la verdad es que no podía controlarlo de manera tan fácil, sin embargo, la sensación de picazón comenzó en mi espalda y la incomodidad.Mi vestido se ras
VALERIA El Rey Vampiro no deseaba el poder de Umbros, siempre me pregunté como podía ser tan idiota como para querer controlar un mal tan grande, pero sus ojos estaban puestos en este poder, toda la magia reunida de las Selenias que sellaban este espacio. Si sacaba esto de aquí, Umbros encontraría la manera de liberarse. Dudé, mis dedos a centímetros de la luz roja. — ¡Tómala, tómala Valeria o voy a sacarle la garganta a esos hombres lobos con mis manos! ¡JURO QUE LOS ASESINARÉ, TÓMALA YA, TÓMALA! – me gritaba como un demente, incluso escuché el chapoteo de la sangre. Se atrevió a meterse en la laguna, tanta era su ambición por ser más poderoso. “Tócalo Valeria, solo tócalo” la voz de mi vieja magia resonó en mi mente y al fin me estiré de puntillas para fundir mis dedos en la fría piedra carmesí. Recuerdos brillaron como flash en mi mente. Una mujer poderosa sentada en su trono de oro, ojos azules, cabello negro largo, su felicidad hacía latir mi corazón viéndola aca
VALERIAComenzó a caminar de nuevo en dirección al Rey Vampiro, lo supe muy bien, él las estaba engañando al beberse la sangre de mi madre que había guardado, esa que estaba destinada para mí, ella estaba confundida, solo guiándose por el instinto del lazo que había dejado atrás para fortalecerme.— ¡Yo también tengo tu sangre, Gabrielle! ¡¿Cómo no puedes reconocer ni a tu propia hija?! – le grité encolerizada.Ya todas las guardianas se estaban girando hacia mí, ahora yo era la intrusa, el Rey Vampiro se estaba disfrazando como una de ellas, como una Selenia y la sangre de Gabrielle era mucho más poderosa que mi defectuoso poder.¿Qué hago, maldici0n, qué hago? Iba a morir con seguridad, nunca resistiría su ataque y mientras yo moría él robaría el corazón.¡Eso es, el corazón!Miré hacia la fuente que había quedado desprotegida, los segundos pasaban, tenía que tomar una decisión y hacerlo ya.“¡Roba el corazón Valeria, roba el corazón y libera a tu madre, rápido!”, la voz en el inter
VALERIAMi corazón estaba en un hilo, conmocionada, sin embargo, no me podía quedar sentada a ver como Aldric luchaba a muerte con el Rey Vampiro, debía reaccionar, yo también tengo mi propio poder.Me levanté del suelo, el lujo de desmayarme era algo impensable, tenía que salvar a mis amigos, teníamos que salir todos de aquí.“Soy fuerte, soy fuerte, soy fuerte”Me repetía en mi mente una y otra vez, mientras me incorporaba y me abalanzaba sobre los vampiros que ya luchaban contra Quinn y Celine.Ellos estaban con sus poderes restringidos por esos horribles collares y luchar contra tantos vampiros de primera élite no era algo sencillo.Con la máxima velocidad que pude reunir fui a por la cabeza del primero, mis uñas salieron afiladas y mortales y un siseo asesino se escapó de entre mis labios.— ¡Aaww maldici0n, cuidado con la Selenia! – le gritó a los otros, apenas esquivando mis garras que le destrozaron el pecho por donde la sangre comenzó a brotar.El olor de la matanza, activand