VALERIAEl mar era algo mucho más extraordinario de lo que imaginaba.Criada siempre sin salir de las manadas, dentro del Reino de los Hombres Lobos, nunca tendría acceso a esta vista interminable de agua que se fundía en el horizonte con la oscuridad del cielo.La luna brillaba sobre nuestras cabezas, mientras el viento y la magia impulsaban las velas hacia el sitio que el artefacto había marcado en el mapa que trajo el Rey Vampiro.Me coloqué un chal por encima de los hombros y salí al pequeñito balcón de mi camarote.No era el mejor, pero tampoco estaba mal, una camita contra una esquina, con una mesita redonda y una silla para tomar cualquier alimento.Lo que más me gustó era la privacidad y este pequeño balcón que daba a la popa del barco y donde me encontraba de pie observando a las estrellas.Cada camarote, cada tabla, cada clavo, el roce de las olas en el casco, todo lo podía sentir, esta embarcación avanzaba bajo mi voluntad y si no lo deseaba, nadie la hubiese movido de su s
VALERIAEl artefacto mágico había adoptado la forma de este barco, pero en miniatura, navegaba por encima del mapa que el Rey Vampiro había colocado sobre una mesa en la cabina del capitán.— ¿A dónde nos llevas ahora? – me preguntó algo exasperado.— No lo sé, solo estoy deseando llegar a la Puerta Lunar, el camino exacto no lo conozco – le respondí igual de manera hosca.Ya había pasado la noche y los primeros rayos del sol asomaban por el horizonte, sin embargo, la neblina que nos rodeaba dificultaba bastante la visión.— Quiero ver a mis amigos…— ¡Tierra a la vista! – gritaron desde la cubierta cuando él me iba a responder.Salió apresuradamente, apartándome a un lado de manera grosera y yo seguí sus pasos, subiendo la escalerilla hasta el exterior.Mis pies rozaban la madera del suelo, muchos de sus soldados estaban presentes, todos mirando en una sola dirección y yo también fijé mis ojos en ese punto, hacia donde avanzábamos.Pronto, la silueta de lo que parecía una islita come
VALERIA— Mi señor está solo de paso, indíqueme el mejor sitio para descansar en este… singular pueblucho— escuché desde mi posición, rodeada por los guardias del Rey.Parecía que no le gustaba llegar anunciándose, lo cual me pareció extraño, dado lo narcisista que se notaba que era.— Por supuesto… claro, su señoría, por aquí está la mejor posada de nuestro pueblo – el hombre sonriente, casi en el puro hueso y la cabeza más despoblada de cabellos que este decrépito pueblo, enseguida comenzó a guiarnos.Caminamos por las calles de piedras y mi mirada vagaba sutilmente hacia los viejos edificios que a penas se mantenían en pie.La pobreza y decadencia en cada esquina, así como los ojos curiosos mirando detrás de las oscuras ventanas.Nunca había estado en este Reino, ¿todos los pueblos serían iguales?La verdad es que creo que hasta la manada más pobre del Reino de los Hombres Lobos era un paraíso comparado con este lugar.— Esta es la mejor posada y también tienen un restaurante, el s
VALERIA— ¿Tres… tres centavos? Solo… solo tengo esto, no puedo pagar tanto, ¡sabe que aquí nadie puede pagar ese impuesto tan caro!— Entonces quéjate con el Rey, no conmigo, ¡sáquenla de una vez y si se resiste golpéenla hasta dejarla inconsciente y que cierre la boca! – pateó la mano de la mujer antes de dar la vuelta para marcharse y las dos monedas ennegrecidas que llevaba en la mano, rodaron por el suelo.La pobre mujer andrajosa se abalanzó a recogerlas, llorando y enseguida esos hombres, como depredadores, quisieron arrastrarla lejos de la puerta hacia un callejón.Cuando se giró, pude ver el bultico en sus manos, era un niño de apenas un año, en el puro hueso como ella, como el hombre sonriente que hacía de guía, como todos, menos esa bruja y sus guardias.— ¡Déjenla en paz! – no pude aguantar el meterme, sobre todo por la criatura, era obvio que la golpearían sin compasión o algo peor.Halé a la mujer hacia mis brazos y cuando los hombres hicieron por agredirme un gruñido am
VALERIAEl interior de la casita de madera era tan cálido como me imaginaba, lleno de flores y el olor intenso medicinal.Había una mesa donde esa misteriosa mujer hacía un preparado con hojas, unas sillas a su alrededor y al fondo una chimenea con dos cómodas mecedoras llenas de cojines coloridos.— Oh querida princesa, no te quedes ahí de pie tan rígida, siéntate en la mecedora, hablemos – me invitó y aunque con algo de recelos lo hice, mirando a mi alrededor con atención.— Me dijeron que había una sola hechicera sanadora en el pueblo, ¿usted, por qué se esconde? Hay un niño inocente que necesita tratamiento y esa otra bruja no quiere atenderlo – no puedo evitar cuestionarla.— Lo sé – responde suspirando, sin dejar de moler las hierbas en el mortero — Este pueblo se llama así porque antes había aquí asentado un clan de Brujas Blancas. Nosotras somos principalmente sanadoras, respetuosas de las leyes naturales y de los designios de la Diosa, pero todo cambió cuando Gabrielle dejó
VALERIA— Lo lamento, parece, que tuve un sueño – le dije llena de vergüenza, limpiándome las lágrimas con la manga de mi vestido y levantándome de la mecedora.— ¿Un sueño? – me dice con incredulidad, lleva un frasquito en la mano – Muy raro, porque aquí dentro de mi espacio no se puede soñar.— ¿Qué? Pero yo…— Aquí está la medicina de tu amiga, solo la va a mantener estable por un tiempo, pero princesa, la cura de esa híbrida, la tiene su mate – interrumpe mis palabras llenas de dudas y me explica — Cuando reciba la mordida de su mate, ya sea un vampiro o un hombre lobo, podrá estabilizar la balanza.Me asombro al escuchar que la cura para Celine ni siquiera está en mi poder, encontrar un mate puede ser incluso más complicado.— Yo, no quisiera abusar de su generosidad, en realidad no tengo con qué pagarle, pero había un niño y parecía que estaba muriendo, para él, ¿usted podría darme algo también? – le pido avergonzada, aun así, hago al menos el intento y no me quedo con la duda.
VALERIA— Estoy mejor Quinn, funciona la medicina que me dio Valeria, de hecho, es la mejor que he tomado nunca.— ¡Celine! – ambos exclamamos con evidente alivio y ella sonríe desde la cama, aun con debilidad.Limpio el sudor de su frente con un retazo de mi falta y la ayudo a sentarse.— Gracias, Valeria, ¿Quinn, qué vas a hacer? – mira de repente a su hermano y yo hago lo mismo.El Lycan destapa el frasquito y se lo toma de una vez. Ambas nos quedamos en shock.— Listo el problema, sabe horrible, estoy seguro que te preparó una mierd4 para estabilizarte un día y que luego volvieras, posiblemente más grave— dijo alzando los hombros, sin mayor importancia.Al final nos tuvimos que reír, aliviados por haber pasado el mal momento y aprovecho para decirle a Celine que solo su mate la podrá salvar.— Lo siento, me siguieron a través de algo tan peligroso y yo no soy el antídoto a tu mal – le digo avergonzada, pero ella toma mi mano, es raro ver su lado suave.— Nunca nos arrepentimos de
VALERIA— Había una leyenda, que ahí se ocultaba un poder inigualable, sin embargo, los tontos que se aventuraron a atravesar al lago, no regresaron nunca más.Sitio espeluznante, embrujado y con muerte segura, ese es nuestro sitio sin dudarlo, así que recogimos las pocas cosas y salimos en dirección al Lago de los Muertos, rezando por no ser los próximos en la lista.— Chicos, ustedes siempre a mi lado – tomé de la mano a Celine y Quinn asintió a su lado.Todos atravesábamos un bosque salvaje, de noche, avanzamos sin detenernos por entre los arbustos llenos de ramas afiladas y bajo el cobijo de los árboles copiosos que tapaban la luz de la luna sobre nuestras cabezas.A medida que nos acercábamos al lago, la humedad y la frialdad aumentó en el aire y había otro detalle que erizaba los cabellos hasta del más valiente, nada se escuchaba.Ni el siseo de los animales nocturnos, o el vuelo de las alas de los búhos, ni una luciérnaga flotaba en el aire, nada, de verdad parecía que la vida