Tras un largo viaje, como suelen ser los viajes realizados en el día, ayer llegamos a Caldera por la noche. Mi padre nos esperaba en el terminal muerto de frío, pero con su sonrisa de siempre. Nos dimos un enorme abrazo y luego corrimos con el equipaje los tres al auto.
Me cuenta que los padres de Arturo se han instalado aquí. Para Graciela se volvió doloroso estar en una ciudad donde su hijo perdió la vida y ni siquiera pudieran recuperar su cuerpo.
Al llegar a casa, bebemos algo caliente y comemos algo liviano, luego de eso nos vamos a descansar. Lo primero que hago es buscar el cuadro para ponerlo sobre mi escritorio y saco el álbum para ver la foto donde estamos acostados aquí, descansando luego de un día intenso en la playa con nuestros padres.
Me acuesto pensando en las veces que dormimos la siesta aquí, pero sobre todo en nuestra última noche juntos, en dormimos abrazados.
-Te am
Llegamos a casa de mi padre, no hemos dejado de abrazarnos en todo el camino, porque su cuerpo me da calor y el mío le da soporte, está muy débil aunque quiera hacerme creer lo contrario. Al abrir la puerta, llamo a mis padres, quienes aparecen asustados y se quedan helados al verme con mi chico.-Papá, llama al señor González. Mamá, trae agua por favor y una manta.-Arturo – mi padre deja caer lágrimas, pero lo detengo -.-Primero llama y luego dices y lloras todo lo que quieras.Mi madre llega con el vaso de agua y corre por la manta.-¿Quieres algo de comer? – le pregunto acomodándolo en el sofá -.-Sí, eso estaría bien – veo que comienza a relajarse y lo obligo a que se recueste. Temblores en su cuerpo me hacen ver que su ropa es insuficiente para abrigarlo y me quito el poncho para cubrirlo con el -.Me voy a la cocina a p
Me lanzo sobre él, odiando la manera en que nos ha dado este susto. No puedo dejar de llorar y él ríe débil por mi estado.-Tranquila, estoy bien. Solo me desmayé cuando me ingresaron, nada más.-Señorita, el joven está bien aparentemente. Le haremos exámenes para ver que todo esté en orden y podrá ir a casa – me dice el doctor -. Ya está con su acompañante, así que lo dejo en buenas manos, en unos minutos vendrá un paramédico a tomar las muestras y a llevarlo a la sala de espera.El hombre nos sonríe y se va. Estas salas están interconectadas por un pasillo, las separan paredes de concreto nada más. Lo miro, le acaricio el rostro y se me hace extraño verle con esa barba.-¿Segura que te gusta?-Sí, es solo que te hace ver mayor. Ahora sí que nos verán raro – nos re&iacut
Luego de meses agitados, el ir y venir entre Santiago y Caldera, hemos finalizado el año escolar. Los padres de Arturo hicieron todo lo posible para trasladarlo al colegio particular de Caldera, el único que podía recibirlo a esas alturas del año.Robert fue detenido ese mismo día, cuando apenas despertaba de su inconciencia. Me tocó acompañar a mi chico cuando tuvo que declarar, su relato volvió a conmoverme, desde su lugar me miraba y me guiñaba el ojo, para que me calmara, pero era imposible.Escuchar su historia, era recordar mi dolor.Nada de lo que viví el verano me había preparado para lo que me tocó vivir en su ausencia, ese vacío que cubrió mi corazón fue mucho mayor al que lo cubrió por catorce años. Sentí muchas veces que no podía caminar, se había abierto un agujero inmenso bajo mis pies que me lo impedían
Miro mi anillo de compromiso y viajo hasta el día en que Arturo me lo dio. Han pasado más de diez años desde que acepté ser su esposa, pero nos tardamos cinco años en contraer matrimonio.Decidimos seguir esperando al menos hasta que termináramos nuestras carreras, una vez egresados nos casamos e iniciamos otro nivel de relación. Aunque nuestros amigos y compañeros de universidad nunca nos creyeron que la intimidad no era parte de nuestra rutina, para nosotros era suficiente que fuera verdad.No voy a negar que hubo momentos en los que casi caemos, porque vivir juntos fue todo un reto en muchas cosas, incluida esa. Pero lo logramos, pasamos la prueba y llegamos al matrimonio tal como queríamos, maduros, seguros y con muchas ganas.Estoy sentada en mi oficina, pensando en mi amado esposo. Cada día más guapo, más celoso y protector, pero solo puedo pensar que se pondrá peor.
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El primer amor puede llegar en cualquier momento, incluso cuando ya crees que lo habías tenido frente a ti.Ese primer amor puede ser fugaz o eterno. El primer amor puede hacerte perder la cordura u obligarte a centrar tus pies en la tierra.El primer amor puede llegar en el invierno o en el verano, pero nunca te fíes de uno que ha llegado en la primavera, porque por esas fechas las alergias nos pueden nublar la vista y elegir al equivocado.El amor inocente siempre será el mejor de todos, porque esa es la mejor manera de conocer a alguien, sus intenciones y cuánto tiempo podría quedarse contigo… tal vez para siempre.Pero cuidado con el dolor, porque a veces es inevitable y tienes que aprender a vivir con él, porque será imposible sacarlo tú sola. Así como yo no he podido sacarte a ti de mi corazón.
Terminó el colegio, al fin soy libre de descansar. Me lo merezco, luego de un año intenso de clases, me gusta estudiar e ir al colegio, pero ya que el próximo es el último para mí, los profesores se encargaron de saturarnos con información y ensayos de la prueba de selección universitaria para nos vaya bien y quedemos entre los mejores puntajes nacionales y seamos merecedores de ofertas académicas en las mejores universidades con becas incluidas.Por supuesto que agradezco esas intenciones, pero en verdad varias veces sentí que se pasaron de la raya. Tres ensayos mensuales fueron demasiados, además de los deberes que nos dejaron para las vacaciones de invierno y los recesos de semana santa y fiestas patrias.
Hoy llega mi padre, son casi las nueve de la mañana y con mi nana ya tenemos la casa limpia. Ahora me dirijo a comprar el pan, porque no nos ha dado tiempo de prepararlo nosotras mismas. Y es que muy rara vez compramos ese rico manjar, mi nana hace un pan de muerte, seguro que mi papá hará un puchero por eso.Cuando voy llegando de regreso a la casa, veo que un taxi se para frente a la puerta y que mi padre se baja de el. Corro para abrazarlo, pillándolo de sorpresa. Me abraza y me levanta en el aire, giramos riendo porque desde el verano que no nos veíamos.-Estás bella, hija mía – me dice dejándome en el suelo -. Cada día más grande y hermosa.-Papi – lo vuelvo a abrazar, me acurruco en su pecho -. Que bueno que pudiste venir para navidad, ¿cómo estuvo el viaje?-La verdad, no tengo idea – me aparto de él y lo miro divertida -. Me dormí a