El rey Harry se queda paralizado, su cuerpo no le responde, ve cómo Lady Kate, se va en un carruaje, todo pasa lento como en un sueño. Para cuando reacciona el carruaje, ya está demasiado lejos, corre para alcanzarlo, pero sus intentos son inútiles.—¡No puede ser! Tengo que estar seguro de que es ella, y ese niño. ¿Será mío? Si eres tú Kate Hamilton, ¡Juro que nadie te podrá salvar de mí!, ¡Cómo pudiste hacerme eso!—dice con rabia.Trata de calmarse, tiene tantos sentimientos encontrados, no sabe que hacer, nuevamente Lady Kate, ha puesto su mundo de cabeza.Regresa rápidamente al hospital, necesita confirmar, si es Lady Kate, corre desesperadamente, él cree que la mujer de quién le hablo Christopher, es ella. Cuando llega, su hombre de confianza Sr. Vincent lo ve, y le pregunta:—Su Majestad, ¿Qué pasa?—Esta viva Vincent—dice el rey sin aliento.—¿De quién habla su Majestad?—De Kate.—¡Eso es imposible!—La vi, con un pequeño. Pero necesito 100 porciento seguro.Entra al hospital,
Estoy viviendo uno de mis peores sueños, el ver qué el hombre que amo me odia, y creo que no culpo yo estaría igual si fuera al revés, solo espero que me escuche.—¿Podemos hablar en privado? Por favor—digo con hilo de voz, y con la cabeza agachada.—¿Qué me vas a decir? Que viste la cara de imbécil, dile a tu amante, como fingiste tu muerte—dice gritando.Levanto mi rostro, y está rojo del coraje, y si sus ojos matarán, ya estaría muerta.—Su majestad, no sé que está pasando, pero le puedo afirmar que Kate y yo, no somos amantes, solamente somos buenos amigos, por favor cálmense.—Calmarme, si está maldita mujer, es el ser más despreciable que he conocido en toda mi vida.Únicamente escucho lo que me dice, no puede hablar, estoy en shock.—Di algo, no te quedes callada, dime: ¿Por qué lo hiciste?—, se acerca, y retrocedo.En eso bajan todos las escaleras.—¿Qué está pasando aquí?—dice la señora Clarise.Harry se acerca, y me toma de la muñeca.—¡Suelta a mi hermana Harry!—dice James.
Una semana después…Estoy desesperada, no quiero regresar a Inglaterra. Cómo me gustaría que nada de esto fuera realidad.—¡Maldición! Sin tan solo ese maldito arrogante, entendiera el peligro que corre su hijo—, camino de un lado a otro en mi recámara, creo que le voy a hacer un hoyo al piso. Nunca pensé decir esto: —¡Cómo te odio Harry!Tocan a mi puerta.—Adelante—digo, supongo que en mi voz refleja mi desesperación.—¡Hija!, ¿Cómo estás?—Mal señora Clarise, no quiero irme, eso va a ser un caos.—Lo sé, pero quizás cuando estés allá, puedas cerrar, esta etapa de tu vida. Y volver a empezar, sin mentiras.—No lo sé, temo por el bienestar de mi hijo, y de mi familia. Estoy como al principio, no supongo que peor. Ese Malnacido me hará la vida difícil.—Considero que solo es un hombre dolido. Eso no justifica como te ha tratado, pero dale tiempo verás, que cuando todo ese enojo se le baje, verá por qué hiciste todo esto—¡Tiempo! Con ese hombre, siempre he tenido que esperar, y si nun
Subimos al navío, y puedo ver a lo lejos a una mujer, cargando a un bebé, en seguida sé, que trata de un hijo o hija de Harry, quisiera que no me doliera, pero duele, y mucho. Giro mi cara hacia otro lado.—¡¿Su esposa vendrá en este navío?! Espero que no sea tan maldito para ser eso. Pero si el bebé está aquí, posiblemente es así. ¡Eres un ser despreciable Harry!—pienso.Lo miro con odio, y me voy con mi pequeño, y un sirviente que nos guía a nuestro camarote, es muy bonito, y grande, para nada es como el que viaje cuando me vine a América.Acuesto a mi pequeño Thomas, y puedo ver qué hay una canasta de fruta, y una charola, llena de comida, me acerco, y es un mi comida favorita.Se abre la puerta de mi camarote, y es él: Harry—¿Qué hace aquí su Majestad? No debería estar aquí, podrían creer otra cosa.—De cuando acá te importa eso, recuerdo que pocas veces te importaba lo que la gente opinará de ti.—Las personas cambian su Majestad, algunas para bien, ¡Y OTRAS PARA MAL!—, hago énf
Dos semanas después…El rey Harry está tan fuera de sí, cómo quisiera que todo esto fuera más fácil, sabe que Lady Kate, tiene un poco de razón, pero no puede perdonar, el engaño. La ama y la odia.Está sentado en una silla observando a la reina Francesca, hoy hablo con ella sobre la existencia de su primogénito, y se puso muy mal, la tuvieron que tranquilizar, con hierbas para dormir.—No sé que voy a hacer. Dejar ir a Kate, no sé si pueda, o no quiero, tenerla tan cerca sentir su piel, su olor, y sigue siendo tan hermosa, creo que hasta más qué antes. No sé cómo podre aguantar tenerla tan cerca. Y Francesca que se puso tan mal con la noticia, sé que debo respetarla porque es mi esposa la madre de mi hija. ¡¿Por qué todo es tan difícil?! No sé que carajos voy a hacer. Solo sé que sigo amándola, pero también la odio y la deseo tanto, ¡Ay Kate! Si solamente no me hubieras engañado, todo esto hubiera sido más sencillo, y mi pequeño hubiera crecido junto a mí, y quizás estaríamos juntos.
La recámara en dónde estoy es tan pequeña, no tengo ni una ventana, el tiempo aquí, es tan lento, y angustiante. No sé si es de noche o de día, solo sé que si permanezco aquí, más tiempo me voy a morir de la desesperación.—¡Ese malnacido Harry! No me va a dejar salir de aquí nunca. Él sabe mis puntos débiles y los está usando, para torturarme.Estoy tan angustiada, no sé nada de mi hijo, creo que llevo 3 días, en esta maldita cárcel, no puedo dormir, ni comer la maldita Incertidumbre me está matando, y si le pasa algo a mi hijo, ¿Por qué Harry tuvo que volver a mi vida? No sé que voy a hacer, necesito salir de aquí cuánto antes, estoy dando vueltas y vueltas.Veo que se abre la puerta, y es él, «mi verdugo». Lo miro con un odio, porque en estos momentos es lo único que siento por él. El muy infeliz me mira triunfante, espero que lo que me está haciendo la vida se lo cobré, se acerca y me dice con un tono arrogante:—Me han dicho que apenas y has probado bocado, no es que me importe.
Me estoy empezando a despertarme, y si no me sacan de aquí, y su solo una mentira de Harry, para hacerme sufrir más, no puedo permanecer aquí más tiempo; siento que me ahogo, esto es cómo estar en el inferno. Por fin se abre la puerta de mi cárcel, y veo que es Sr. Vincent, se acerca y me dice:—¡Buen día, Señorita! El rey, me envío por usted.—¡Buen día, Sr. Vincent!—Yo seré el que estaré a cargo de su vigilancia, de cuidarla, no se preocupe mientras esté a su lado nada malo le pasará.—Gracias Sr. Vincent ¿Sabes algo de mi pequeño?—Él está bien, Lady Kate. No debe preocuparse por eso, el rey personalmente está al cuidado de su pequeño. Cuidar y proteger al pequeño príncipe es la prioridad del rey.—Sr. Vincent por favor convenza, a ese hombre para que me deje ver a mi hijo, y para que me lo lleve conmigo.—Usted lo conoce, no va a acceder tan fácilmente, está muy dolido y enojado con usted, pero la sigue amando, y tarde o temprano va a recapacitar.—¡Amarme! No lo creo.—Eso se lo
Me levanto sin ánimos de nada… Todo me pesa, la tristeza de no tener a mi hijo me está consumiendo, y no puedo asomar ni la nariz, porque tengo un ejército vigilando la casa. Apenas han pasado dos días de que estoy en mi casa… Al menos tengo a mi padre, y hermano cerca, y gracias al señor no he visto a mi tía, porque lo que menos quiero escuchar son sus juicios morales, sobre mí.Me arreglo, y trato de estar lo mejor posible, bajo y ahí está mi tía, que enseguida escupe su veneno:—Ya estarás feliz, todo esto es tu culpa, por tus indecencias, nuestra familia cayó en desgracia, ya toda Inglaterra a de saber que estás viva, que tuviste al bastardo del rey, ¡Eres una sinvergüenza!—Veo que no has cambiado nada. Sigues siendo la misma persona solo preocupándose del que dirán. A mi hijo lo respetas, y a mí, y si no te gusta esta situación, te puedes ir a tu casa.—¡¿Me estás corriendo?!—Sí. Suficiente tengo con mis problemas para escuchar todas tus humillaciones.—Eres de lo peor, maldigo