Capítulo 73
Valentina llegó a la mansión de los Figueroa. Apenas entró a la sala vio a alguien que jamás podría olvidar: Gonzalo.

Años atrás, cuando Catalina la envió al pueblo, la dejó en casa de Gonzalo, quien se convirtió en su padre adoptivo.

Ahora, Dolores y Gonzalo estaban sentados en el sofá de la sala. Dolores lo recibía con entusiasmo —Valentina creció en el pueblo, y gracias a ti fue tan bien educada que ahora es la nuera de los Figueroa.

Gonzalo tenía el ojo izquierdo ciego, era ahora un tuerto. De complexión robusta, solía ser un alcohólico que golpeaba a su esposa.

Sentado en el lujoso sofá, su único ojo derecho recorría la mansión de los Figueroa, excitado y codicioso ante la opulenta decoración y las antigüedades y pinturas que abundaban por doquier.

Sin embargo, frente a Dolores, fingía ser humilde y honesto —Dolores, me honras demasiado. ¿Mi Valentina no les ha causado problemas desde que se casó con los Figueroa?

Dolores estaba más que satisfecha con Valentina —¿Cómo podría? Vale
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