Sara miro directamente los ojos claros de aquel sujeto del cual desconocía su nombre. Aplano los labios echándola una mirada de cuerpo entero aquel hombre. Luego levanto la mirada al rostro de él notando que este elevaba una ceja.
— No te estoy siguiendo.
—¿De verdad? Pregunta con ironía.
— Si. Respondió segura de sí misma.
— ¿Entonces porque te estas escondiendo en este puesto?
— No me escondo… solo… solo quería comprar unas rosas. Le dijo torpemente.
Este medio sonrió, y Sara pensó que al fin lo hacía. La seriedad de su rostro ya la estaba asustando. Creyó que estaba muy enojado porque lo estaba siguiendo, y con toda razón porque era toda la verdad.
— ¿Cómo te llamas?
— Sara.
— ¿Solo Sara?
—&nb
En lo que su ropa estuvo un poco más seca, pensó que era hora de regresar a su casa. No confiaba vagar por las noches, aun existían vampiros sueltos sin amo. Estos eran aún más peligrosos que si lo tuvieran. Decidido se pone en pie bajo la atenta mirada de la joven.—¿A dónde vas?—¡A casa! Se hace tarde.—Pero sigue lloviendo, te volverás a mojar. Le dice poniéndose en pie también.—Debo irme Sara. Sentencia serio.Ella admiro aquellos hermosos ojos esmeralda que la fulminaban sin pestañear… la chica no quería que se fuera, pero tampoco podía esperar que se quedara. Estaba por anochecer y con ello el despertar de Rochel. No estaba bien tener a ese mortal en casa cuando su amiga estuviera despierta.—Te acompaño a la puerta.—Ya me sé el camino&hel
La noticia de Alessio de llevarse a Lucas a Bérgamo tomo por sorpresa al chico. Nunca había salido del castillo de sus padres, y el saber que esa noche lo haría lo llenaba de emoción.—Quiero que aprendas el negocio de la familia hijo. Alessio encaminaba sus pasos hasta la salida en compañía del chico. —Quiero que te encargues, de ese modo no tendré que ir tan seguido a Bérgamo.—Claro padre. Responde efusivo. —Haré las cosas muy bien para que no tengas que ocuparte de nada.—¡Esta bien! Este medio sonríe.Padre e hijo abandonaron el castillo desapareciendo en segundos. Alessio no tenía que preocuparse por dejar atrás a Lucas, el chico poseía una velocidad increíble yendo a la misma velocidad que él… después de un par de horas, los Biachi llegaron al bar principal que era a
Lucas reunió toda su fuerza de voluntad, sentía algo muy dentro de él que le impedía asesinar a esas personas. Pero hizo a un lado esos sentimientos absurdos y débiles, concentrándose en sus enemigos. Sus ojos brillaban con el resplandor de la luna, liberando el animal que llevaba por dentro tomo a un vampiro con su mano y con la mano libre tomo al chupa sangre por la boca, en un solo golpe arranco la mitad de esta.Tan rápido como lo soltó, enfoco su atención en otro a quien le atravesó el cuerpo con la mano. Seguido de ese, rompió el cuello de un sujeto grande con bastante facilidad. Y así fue despedazando uno por uno con agilidad, desapareciendo y apareciendo ante cada uno de estos… en cuanto termino con el último, de sus dedos chorreaba mucha sangre que no era de él.Al darse la vuelta miro a su padre con el ceño fruncido y esa mirada afilada que lo carac
—Se les llama maestros a vampiros fuertes que tienen el poder de convertir a humanos.—¿Tu puedes hacerlo?—No. Esta se rio. —Claro que no, yo fui creada. No tengo poder de convertir a nadie.—¿Dónde está tu maestro?—¡Muerto! Pero me enseñó a controlar mi sed y salvajismo. Por eso soy así.—¿Quién lo asesino?—No lo sé… la chica mira hacia otro lado. —Pero eso no importa, lo que interesa es que no soy una salvaje. Sonríe.—Mi maestro seguirá con vida. Se dijo para sí misma. — ¿Sería el quien me dejo en este lugar sin recuerdos?—¡Quien sabe! Se encoge de hombros.Sara se quedó pensativa por un momento… siempre se hacía tantas preguntas, pero
Esa mañana lluviosa en Bucarest le impidió la salida a Sara. Sus planes eran salir después de que Rochel se fuera a dormir, pero por la madrugada comenzó a llover muy fuerte y ya por la mañana seguía igual. La chica observaba por la ventana de su despacho, un poco entristecida ya que no podría ver a Sebastiano ese día. Tal vez si estuviera mal que frecuentara a un completo extraño, y más después de enterarse que hace mucho existieron humanos cazadores.Pero ella no creía que Sebastiano fuese uno de esos. A lo mejor si era un poco misterioso, pero eso no quería decir que fuese un cazador de vampiros. Y si al final terminaba siéndolo, él no tenía por qué enterarse de que ella era un vampiro. Ademas, podía vagar bajo los rayos del sol nadie podría sospechar nada de ella. La joven suspiro observando las calles desoladas mientras que la lluvia limpia
—Vamos Sara, en guardia… necesitas más entrenamiento. —Ya no quiero continuar, hemos pasado toda la noche en esto. Se queja. —Necesitas desarrollar mejor tu fuerza. —Rochel, siempre te gano. Ya no eres rival para mí, necesito a alguien más fuerte con quien entrenar. —¡Lo hay! Pero no creo que estés lista aun. Masculla, pero la chica la había escuchado bien claro. —¿Quién es? Pregunta con curiosidad. —Alguien que es mejor que no conozcas. —¿Por qué? ¿Es como yo? — No lo sé… dice guardando la espada. — Pero tú requieres dominar mejor tus poderes, debes entenderlo. Sara hace un mohín con los labios, Rochel siempre estaba con sus misterios… nunca le hablaba con claridad y ya estaba empezando a colmarla. Guardaba más secretos que no quería contarle, quizás si la presionaba con el entrenamiento lograra sacarle más información. —Quiero saber más de los vampi
Bucarest fue bendecido esa mañana con un radiante e imponente sol. El cual seco las calles poco a poco dejando un agradable aroma a tierra húmeda. Sara aprovecho el día para salir e intentar aplacar la ira que la carcomía por dentro. No dejaba de pensar en sus malditos padres, no se creía aun lo que habían hecho para con ella. Eran unos desgraciados, pensó la peli negra. Y justo cuando su rabia iba en aumento levanto la mirada y fue cuando lo vio.Era Sebastiano… entonces algo dentro de ella cambio, la irritación que sentía en ese momento se fue sosegando tan rápido como cuando estuvo a punto de explotar. La chica pestañeo repetidas veces intentando ver si no era una ilusión. Pero no lo era, él era tan real como esa mañana reluciente. Avanzaba despacio por las calles atraviado con ese sobre todo negro volviéndolo más curioso pero excitante.Sin p
Sebastiano camino hacia ella atraído por ese mágico brillo, sus pasos eran lentos pero decididos. No tenía en claro que lo impulsaba a ir hacia donde estaba ella, pero ya lo había hecho. Estando a pocos centímetros de Sara llevo la palma de la mano hasta la mejilla de la chica, ella entrecerró los ojos lo que fue una clara invitación para Sebastiano.—¡Sara! Susurra a un suspiro de los labios de ella, solo los estaba rosando dispuesto apoderarse de ellos cuando de la nada una borrasca se desato sobre la casa de Sebastiano logrando que ambos se separaran.—¡Oh no! Comenzó a llover. Dice ella un poco preocupada—Demonios. Masculla sebas yendo hacia la ventana.El chico observo como una tormenta caía sobre el campo humedeciendo e inundando rápidamente todo a su paso. En esas condiciones no podría regresar a Sara al pueblo. Maldijo para