Las horas comenzaron a pasar y Samantha se quedó dormida en el sofá sin siquiera darse cuenta con la tableta digital encima de sus pechos. Ella abrió sus ojos de pronto asustada. — ¡No puede ser! ¡Me he dormido! — Gritó para si misma viendo rápidamente a sus alrededores, para fijarse en una ventana que todavía estaba oscuro y al ver el reloj de la tableta se dió cuenta que era ya de madrugada. Samantha notó que tenía una cobija encima la cual supuso que le había colocado alguna sirvienta o el mayordomo sin intenciones de despertarla. "Debieron despertarme, pero siempre suelen ser tan considerados" Pensó la joven mientras se ponía de pie y subía las escaleras rumbo a su habitación. Fue entonces que algo llamó su atención. Varias de las ventanas en el pasillo del piso se encontraban abiertas, Samantha se acercó caminando por el lugar. "Que extraño… ¿Por qué nadie las cerró?" Un recuerdo fugaz paso por su mente, uno de unas horas atrás, cuando iba a dicho salón a elegír un desti
Cuando Samantha abrió sus ojos se sintió un poco mareada posando su mano en su frente, un fuerte dolor de cabeza se hizo presente acompañado de una leve sensación de náuseas. Ella dirigió su mirada a un costado, viendo al lado de su lecho a su prometido durmiendo.En ese mismo instante la señorita Thompson paseó su vista por los alrededores dándose cuenta que no se encontraba en su habitación dentro de la mansión de ese hombre, lo que puso alerta a Samantha quien de inmediato se levantó. La bella joven caminaba por los alrededores notando que era una habitación extremadamente grande, con una perfecta y hermosa decoración dorada con blanco, al menos lo que podía distinguir ante la oscuridad y nada más que una pocas lámparas encendidas. Samantha sentía en sus pies desnudo la suavidad de la alfombra en el anexo de la habitación, la cual era una sala acogedora, vió en ese momento el reloj de pared frente a ella marcando más allá de las once y media de la noche. Recordó que debía estar
Los ojos verdes de la hermosa joven veían con atención a su prometido quien se había despertado y comenzaba a sentarse en la cama. — ¿No te sientes bien? — Preguntó él de inmediato, poniéndose de pie. — Llamaré a Juliana, te traerá algo que te alivie. Samantha ni siquiera había dicho nada, cuando Leonard de inmediato supuso que se sentía mal por haber tomado tanto esa tarde. — Gracias… — Respondió la joven. — Aunque preferiría volver a mi habitación y que ahí Juliana me atienda. Leonard clavó su mirada en ella con una expresión seria, su prometida llevaba una bata larga de dormir que la misma Clarisa le puso luego de ofrecerse a ayudar a Samantha al ver qué llegó inconsciente a la mansión; la cual en ese momento aún seguía viéndose terriblemente agotada y su rostro estaba bastante colorado. Por supuesto, el apuesto hombre pensó que despertó al sentirse mal por lo sucedido recientemente, incluso creía que ella había tenido algún tipo de pesadilla. Estaba preocupado. — No te he t
Una semi sonrisa llena de incredulidad curvó los labios de ese hombre extranjero al ver de quién se trataba. — ¿Cómo has conseguido mi número? — Preguntó el apuesto hombre a la mujer en línea. — Luka, eso no importa, es lo de menos ¿No lo crees? Yo, estoy muy sola, me siento extremadamente sola… Mi vida ya no es lo mismo sin ti, no logró sacarte de mi cabeza, en mi corazón el vacío que dejaste persiste y mi cuerpo desea tu calor, se que fui muy insistente con lo del matrimonio pero entiende, solo quería ser tu esposa. Luka exhaló sintiéndose estresado. — Khristeen, nunca fuimos el uno para el otro, tu misma lo habías dicho ¿No lo recuerdas? La vez en la que me dijiste "no puedo estar con un hombre que siento que no me ama y nunca lo hará" o la vez que me dijiste "nunca he confiado en tu fidelidad ni un momento ¿Por qué debería serlo yo?" Oh, si, esa vez fue por qué vi unas fotografías tuyas con otro hombre, se besaban tan intensamente y me dijiste "fue un beso cualquiera" pero la
Era poco más de las seis y media de la tarde, cuando Leonard llegó a su mansión, después de haberse reunido con Patricia en la ciudad. Arnoldo abrió la puerta del automóvil y él se bajó observando algo que llamó su atención. La hermosa mujer con un vestido corto, blanco, volado y escotado que caminaba por los arbustos florales, luciendo su cabello castaño en una trenza, reía a carcajadas mientras platicaba con la sirvienta que él dejó para su cuidado. Leonard sonrió en ese instante, sintiendo que hizo bien al contratar a una mujer de una edad similar a la de su prometida que al parecer le hacía buena compañía. Lentamente, se acercó a ellas, Clarisa quien fue la primera en notarlo le hizo un gesto a Samantha que de inmediato se giró para quedar frente a frente con ese alto hombre. — Cariño, me alegra que estés mejor. — Dijo el con un tono de voz pacífico mientras su mirada azul se posaba en la de Samantha. — ¿Mejor? Si… Quizá un poco… — Respondió algo cortante. Samantha no podí
— ¡¿Que quieres ahora?! — Preguntó Samantha alterada. — ¿No vas a dejarme ni siquiera nadar en paz? — Reclamaba a Leonard. Él dudó por unos instantes sobre que decirle a Samantha, pensó que ella estaría tan molesta que atentaría con su propia vida y ahora se sentía como todo un estúpido por haber pensado así de ella. — Solo… No quería que estés molesta conmigo. — Decía Leonard mientras su mirada azul veía con atención a la hermosa mujer salir del agua. Como si hipnotizado estuviera, su ojos no se apartaba del sensual cuerpo de su prometida. — Cancela cualquier cita próxima con esa mujer por siempre y haré de cuenta que no dijiste nada en la cena. — Samantha se detuvo frente a Leonard cruzando sus brazos y viéndolo molesta. Él apartó su mirada de ella en ese instante. — Sí, lo haré, pero, deberías ponerte algo de ropa… — ¿Eh? — La Joven se volvió a ver a si misma, para después sonreír con malicia mientras veía nuevamente a ese hombre. — ¿Te pone nervioso? ¿Por qué? ¿Quieres prob
Poco más de media hora después. Samantha posaba sus hermosos ojos verdes en el paisaje nocturno observando a gran distancia, los edificios coloridos gracias a las miles de pequeñas luces nocturnas parpadeantes. "Hace unos instantes caminaba en bata de un lado a otro en una habitación de la que me siento siempre presa y ahorita, estoy aquí, en un yate del señor Ivanov disfrutando del paisaje nocturno de la ciudad" "¿Hace cuanto no hacía esto? ¿Cinco meses quizá? La última vez… Salí con Andrew a una fiesta en el barco de uno de sus amigos, bailé y tomé, fue divertido, incluso jugué con los chicos y gane algunas apuestas, recuerdo que uno quería sobrepasarse conmigo y mi hermano le dio una paliza, eso me asusto un poco pero parecía que los presentes lo disfrutaron" La joven recordaba con nostalgia uno de los últimos momentos disfrutados con su querido hermano mayor. "Él siempre estaba buscando sacarme y d
Samantha se había puesto de pie caminando al sector del salón cuya pared de cristal permitía la vista nocturna al exterior de la parte izquierda del yate, un sentimiento de incomodidad la invadía; sabía que debía avanzar en el plan sin dudarlo, de lo contrario terminaría en las garras de ese hombre sin saber nunca la verdad que tanto deseaba encontrar. — Voy a hacerlo, convenceré a Leonard de salir conmigo y dejaré que tú te ocupes del resto, sin embargo… Tienes que decírmelo todo, no ocultar nada que puedas encontrar así sea la pista más pequeña, aunque sea algo difícil de creer o que pueda herirme… ¿Entiendes? — ¿Te preocupa que tú hermano esté muerto? — Preguntó Luka de inmediato. En ese instante, Samantha volvió a verlo. — ¡Por supuesto! — Exclamó la joven. — No se si fue o no fue Leonard, pero sé que está involucrado y sabe más de lo que me ha dicho ¡Solo espero que no le haya puesto ni un dedo encima a Andrew por