Capítulo 12

Era de noche cuando volví a casa, las luces del pórtico estaban encendidas y también las de la sala. Respiré hondo y me preparé psicológicamente para encontrar a Noah junto a mi padre, pero el alivio me colmó cuando descubrí que me había equivocado.

—Hola, muñeca. ¿Qué tal tu día con Oli? —preguntó papá como si nada hubiera pasado esa mañana.

—Bien —respondí cortante. Todavía estaba enojada con él por nuestra discusión.

—Audrey, mi amor. Odio esto, lo sabes. No me gusta que peleemos. —Su tono era de arrepentimiento, pero, a menos que me dijera la verdad, nada cambiaría.

—Y yo odio que me mientas.

—Pagaré las consecuencias entonces, porque tu seguridad es lo más importante para mí.

—Ya no soy una niña, papá, pu

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