Luka:¿Explicarles que había pasado con mi esposa? ¿Qué cara*jos sabía yo que había pasado con ella? Solo sé que un día regresé a casa y no estaba. Tenía mil llamadas perdidas de Renzo, pero mi móvil había elegido el peor momento para quedarse sin batería. Yo había tenido que hacer un viaje corto, solo fue un día y una noche; la primera noche que pasábamos separados desde que regresó de la Universidad, cumpliendo así con nuestra promesa.‒ ¿En realidad debes irte? – recuerdo que me preguntó con algo de tristeza‒ Sí, mi amor, debo ir. Sabes que murió el gerente del muelle y debo nombrar un reemplazo‒ Pero todo el mundo ya sabe quién será su remplazo, el Dr.Castaldo‒ En eso llevas razón, pero debe hacerse de manera formal, pues el nombramiento es frente al consejo o no tendrá valor legal, y Leandro Castaldo, por su condición de abogado, no aceptará si lo hago de otra forma‒ Ustedes y sus formalidades, ojalá la tuvieran a la hora de ma*tar gente‒ Alicia, no seas así, sabes que hace m
Alicia:Cuando desperté estaba desorientada por completo, no sabía dónde estaba, pero por laropa que traían quienes me rodeaban, podría jurar que en un hospital. Me hablaban todosal mismo tiempo, en un principio, yo no entendía lo que me decían, trataba de hablar perome era imposible. Hasta que vino un hombre, algo mayor, y despejó la sala, quedando soloconmigo y una enfermera. Era muy poco lo que podía ver, mis ojos se negaban a abrirsedel todo, pero estaba progresando y una línea podía ver, aunque como en una neblina‒ Alicia, ¿puedes oírme? – yo no respondí, entonces insistió - ¿entiendes, al menoslo que te digo?Yo solo asentí con la cabeza, que por cierto me dolía mucho. Este hombre parecíaconocerme y, según él, mi nombre era Alicia. Pero yo no lo recordaba, no recordaba nada,ni mi nombre, ni mi apellido o dirección, que edad tenía y mucho menos lo que me habíapasado‒ Doctor, creo que ella sí le entiende – dijo la chica que estaba a su lado‒ Bien, Alicia, necesito que
Narrador:‒ Alicia, ya llevo días aquí, a tu lado, contándote muchas cosas, pero tú aún no me diriges la palabraDijo Luka en un momento, un poco enfadado. Es que los días transcurrían, el permanecía a su lado, no se había movido de allí, lo poco que dormía, lo hacía en la cama contigua, pues había pagado para que Alicia permaneciera sola en una habitación. Él sabía que ella interactuaba con el médico y las enfermeras, pero no con él. Le habían dicho que tenía que tener paciencia, pero luego de tantos días, comenzaba a terminársele la poca que tenía. No quería apurarla, ni mucho menos, pero necesitaba saber lo que le había ocurrido, tenía que encontrar al culpable y hacerle pagar. Pero ella se limitaba a escucharle, pero no le hablaba.Renzo iba a diario, trataba de consolar a Luka, aunque sin éxito.‒ Mi amor – se sentó en la cama y le tomó la mano – necesito que me digas algo, lo que sea, no puedes ignorarme así – suplicó ya al borde de la desesperación‒ Yo no te ignoro – respondió
Narrador:Con mucha dificultad y con la ayuda de Luka, Alicia fue recuperando fuerza y con ella su movilidad.‒ Haz estado muy callada hoy, Alicia, ¿te sucede algo?Le preguntó Luka, ya que ella parecía distraída y poco comunicativa‒ No es nada importante, descuida‒ Todo lo tuyo para mi es importante – le acarició la mejilla y ella entonó sus ojos, a lo que Luka le sonrió, pues era un gran avance‒ No sé cómo decírtelo…‒ Diciéndolo, como siempre lo has hechoAlicia se acomodó en la cama y tragó saliva‒ Tengo una inquietud, pero no sé cómo preguntarle al doctor, pero tal vez tu sí lo sepas‒ ¿De qué se trata? – Luka se acercó y tomó su mano - ¿Tan grave es? – ella no le respondía, solo lo miraba fijamente y sus ojos se llenaron de lágrimas - ¡Por Dios, Alicia!, estás logrando que me asuste y mucho – le acarició el cabello – por favor, dime que es lo que te inquieta tanto – y aguardó‒ Es que… - volvió a tragar saliva – por lo que me contaron, estuve dos semanas secues*trada‒ Eso e
Luka:Durante estos últimos años había tratado de llevar una existencia decente, sobre todo por mi familia, la familia que habíamos construido con Alicia, pero la sombra de mi oscuro pasado me venía a golpear la puerta. No quería, soy sincero cuando digo que no lo quería, mi vida de mafioso había quedado atrás. Pero lo ocurrido con mi dulce esposa hacía que la sangre se me enervara y la veta de cruel sicario afloraba, por motivos diferentes a los anteriores, esta vez no me incentivaba el dinero, me incentivaba la venganza, y esa era una motivación mucho mayor‒ Te mantendré informado‒ ¡Eso no me basta Renzo! – le grité al teléfono – quiero que lo encuentres y que sea ya‒ Luka estoy en eso, sabes que hago lo mejor que puedo‒ ¿Lo mejor que puedes?, ¡eso no me basta y lo sabes!, ese maldito hijo de pu*ta se salió con la suya y puso sus asquerosas manos sobre mi esposa‒ Escucha, eres mi jefe y por eso te informo, pero deja que haga mi trabajo, ese por el que me pagas – me gritó tambié
Luka:No podía estar más emocionado, hoy le darían el alta a Alicia y, por fin, podría llevarla a casa. Aunque la felicidad no sería completa, pues envié a la Nana junto con los ni*ños a nuestra casa de campo, ya que no quería que se sintiera abrumada. Ellos eran pequeños aún, si bien la extrañaban, podía mantenerlos ajenos a todo esto, sobre todo a que su madre ni siquiera los recordaba. Renzo le había traído ropa de la casa, así que solo quedaba que se diera un baño, se vistiera y esperáramos por el papeleo.‒ ¿Emocionada?‒ En realidad, emocionada no sería la palabra, sino más bien asustada‒ No tienes que tener miedo por nada, yo estaré contigo como hasta ahora‒ Lo sé, y te lo agradezco, solo me preocupan los ni*ños, no sé qué les voy a decir‒ Descuida – yo no le había dicho nada de que ellos no la estarían esperando para no abrumarla más, pero ya que los mencionaba, se lo diría – tranquila, ellos no estarán en la casa‒ ¿Ah no? – su tono se escuchó apagado, pero no sé si por al
Luka:Escuché llorar a Alicia en el baño, se oía muy desconsolada, así que sin pedir permiso meinterné en él y la saqué de la ducha. La cubrí con una toalla y la abracé. Su cuerpo temblabay no dejaba de llorar. Estaba asustada, o más bien aterrada y motivos tenía. Para mi ellaera mi esposa, mi amada esposa, la madre de mis hijos, pero para ella yo solo era unextraño que estaba siendo amable. Quería protegerla, pero en realidad, de quien más debíahacerlo era de mí, y eso me llevó tiempo aceptarlo.La estreché contra mi cuerpo, quería fundirla conmigo, que fuéramos esa sola persona quehabíamos sido hasta que el maldito la arrebató de mi casa. Sabía que debía darle suespacio y tiempo, así que cuando tuve su boca a escasos milímetros de la mía, me detuve,las ganas de besarla eran enormes, pero no podía hacerle eso.Miré sus ojos temblaban, como aquella noche en el coche, cuando apenas llevábamos undía de casados, sin embargo no iba a comportarme como ese energúmeno, ya no. Peroe
Luka:Me resultaba muy extraño tener que contarle cosas a Alicia que se suponía sabía de sobra, pero debía hacerlo, llenarme d paciencia, cosa de la que carezco; pero ella era merecedora de mi esfuerzo.Creí que cuando entrara al dormitorio de nuestros hijos, algo, por más ínfimo que fuera, recordaría, pero me equivoqué. No importaba cuanto me esmerara, su memoria debía fluir naturalmente, no había nada que pudiera hacer para forzar su recuperación.‒ Ven – le dije estirando mi mano para que la cogiera, cosa que hizo – te enseñaré el dormitorioEn silencio se dejó llevar hacia nuestra habitación. Al entrar sus ojos se desorbitaron y tuvo un deja vu.‒ ¿Te gusta?‒ Sí, veo que no escatimaste en la cama‒ ¿Eso es lo único que le llamó la atención Señora Gentile? – seguí el mismo diálogo que habíamos tenido hacía ya más de siete años en esta misma habitación‒ Espero que sea tan cómoda como grande – ¡sí!, volvió a responderme esa misma estupidezMe reí, claro que ella no entendió el moti