✧LUCAS✧
—No era necesario que me trajeras a casa, Amelia. Puedo tomar el autobús que pasa frente a la clínica.
Mi adorable y extrovertida secretaria negó enérgicamente, restándole importancia al hecho de que tuvo que desviarse de su ruta al menos unos diez kilómetros, para venir a dejarme a la puerta de mi hogar. Comprendía perfectamente la motivación detrás de este gesto, pero eso no evitaba que me sintiera mal por hacerla recorrer tantos kilómetros, si un bus era uno de los medios de transporte más seguros en este condado. —No se preocupe, doctor Chambers, me toma solo diez minutos desviarme a este lado de la ciudad. —Apagó el motor del auto, lo que me indicaba que hablaríamos sobre algo más—. Además, así me aseguro de que mi jefe llega sano y salvo a su casa… por cierto, ¿ya se enteró sobre la última víctima de «La Bestia»?Me preparé para reprenderla por volver a sacar a colación esa noticia que tenía a todo el condado en zozobra. —No quiero asustarlo, Doctor, pero según los reportes, fue como a tres cuadras de aquí.Respiré profundo y asentí. Su expresión perturbada no era para nada alentadora, considerando que era yo quien vivía cerca de la última víctima fatal de aquel asqueroso degenerado. —Estoy consciente de ello, es por eso que reforcé todas las medidas de seguridad de mi casa.Amelia me dedicó una mirada que solo le darías a un desahuciado. —¿Tiene a mano el gas pimienta que le di el otro día?—Sí, siempre lo cargo conmigo, y cuando llego a casa lo dejo sobre mi mesita de noche. Amelia negó, ansiosa.—No, no, déjelo debajo de su almohada, así usted será el único en saber dónde encontrarlo, eso le dará ventaja. Asentí en comprensión. Amelia sabía mucho del tema, ya que su padre fue policía y ella asistió a muchos cursos de defensa personal para personas en situaciones vulnerables. Amelia solía aconsejar a todos los Omegas que pisaban la clínica, en especial, aquellos que habían pasado por intentos de abuso, o los que, desafortunadamente, ya habían atravesado por una experiencia traumática. —Muchas gracias por el consejo, linda, tendré más cuidado con eso. —De nada, es un gran placer para mí ayudar, así que si necesita algo, solo llámeme. Le di un abrazo de despedida y bajé del auto. Ella aguardó en su lugar hasta que me vio entrar a casa. Luego, arrancó su vehículo y lo condujo por la estrecha calle de la zona residencial en la que vivo desde hace cinco años. Mi hogar no contaba con un gran jardín delantero, ni hablar de un patio amplio, pero, era lo suficientemente acogedor para mí y mi futuro bebé. Y quizás, justo ahora, no era el lugar más seguro del mundo, pero mantenía la esperanza de que pronto capturaran al hombre detrás de los atroces asesinatos, que, hasta el día de hoy, no había dejado víctimas con vida.***
—¡Jude! ¿Cómo estás? ¿Qué estás haciendo? —solté en cuanto respondí a su llamada.
Mi amigo, y excompañero de clases desde que íbamos a la primaria, rio entre dientes al otro lado de la línea.—Hola, Lucas, en este momento estoy en el estacionamiento de mi condominio. Acabo de salir del bufete, así que pediré algo para la cena, ¿y tú? ¿Cómo estás? Vaya día, ¿no? Desde que me llamaste no he podido dejar de pensar en ese asunto, ¿qué fue lo último que te dijo ese loco que fue a tu oficina esta mañana? Suspiré dramáticamente, en cuanto me recostaba sobre el sofá frente a la pantalla de mi televisor. Antes de que Jude llamara, estaba viendo un nuevo drama de hospital que pasaban a partir de las diez de la noche. Era una repetición de la última temporada que lanzaron, así que le bajé el volumen y me concentré al cien por ciento en lo que mi encantador abogado tenía para decirme.—Deberíamos salir a almorzar uno de estos días, Jude, ¿o es que tu novio sigue sin confiar en mí? —inquirí, desviándome del tema un poco. Jude soltó una carcajada ronca.—Oh, cierto, olvidé por completo que aún no te he contado lo que pasó con mi relación, pero, para resumir; ya terminé con él, así que no te preocupes. —Soltó un suspiro de alivio—. Él no estaba bien de la cabeza.—¿Tú crees? —No pude evitar reír al recordar cómo ese idiota me amenazó por teléfono, como si yo fuera un maldito rompe-hogares. ¿El motivo? No podía ser más absurdo.El día que la clínica me confirmó que la inseminación artificial había sido un éxito, y que ahora estaba en espera, le escribí un mensaje de texto; tanto a Amelia, como a Jude, para contarles que finalmente estaba embarazado, no pasaron ni diez minutos, antes de que recibiera la llamada de un número desconocido; él se identificó como la actual pareja de Jude, y no se le ocurrió una mejor idea que amenazarme con atentar contra mi integridad física. El muy tonto creyó que el padre de mi hijo era su alfa, así que se aseguró de que yo supiera que él estaba dispuesto a darme una paliza para que perdiera a mi cachorro si me volvía a acercar a Jude. A la mañana siguiente, me enteré de que mi mejor amigo había confrontado a su novio por todas las estupideces que me dijo, y luego, no volví a saber de Jude hasta hoy. —Aún me da vergüenza pensar en todo lo que te dijo, no sé si pueda mostrar mi cara frente a ti después de eso.—No fue tu culpa, no tienes que sentirte mal por el comportamiento de otra persona. Interpretó mal mis mensajes de texto, y bueno… se puso celoso. —No, él no debió leer esos mensajes en primer lugar, y luego, el asunto de las amenazas —resopló avergonzado—. Estuve a punto de redactar una demanda en su contra, porque eso habría sido lo justo, pero él me rogó que no lo hiciera, ya que eso arruinaría su futuro laboral, y si de por sí ser un Omega en esta competitiva profesión de leyes es un reto, ser demandado...—Comprendo, me alegra que no lo hicieras. Él cometió un error, pero no por eso debería pasar el resto de su vida lamentándolo. Una sonrisa enternecida se instaló en mi rostro, ya que, la generosa y considerada manera en la que Jude trató con esta situación, hablaba muy bien de él como alfa. Jude siempre fue un buen hombre, y durante nuestra adolescencia, todo era más fácil cuando él se encontraba a mi alrededor.—Por cierto, no me cambies de tema, dime más sobre el sujeto que reclama la paternidad de tu hijo.—Ah… bien… las cosas no terminaron tan mal, pudo ser peor considerando las circunstancias, pero eso sí, necesito que hablemos sobre tus honorarios, porque la disputa legal parece ser un hecho. —Vaya… pues, estuve investigando un poco sobre él luego de nuestra llamada, y podemos descartar que se trate de un estafador, porque sí es el dueño de la compañía que me mencionaste, además, hay muchos artículos sobre él en los que hablan de su relación con una modelo.—Sí, él me contó que su omega terminó con él o algo así… en fin, según él, ya no están juntos. —Eso coincide con lo que dice la prensa, así que el tipo en eso no ha mentido —escuché el sonido de la puerta de su departamento abriéndose al otro lado de la línea. Jude al fin estaba en casa—. Y sobre mis honorarios, no te preocupes, tomaré este caso como un asunto personal, no pienso cobrarte, pero sí me debes una docena de almuerzos y cenas. —Hecho. Con gusto pagaré el precio. Más ruidos desde el lado de Jude me indicaron que mi mejor amigo se estaba poniendo cómodo luego de accionar la opción manos libres. —Por cierto, he visto en las noticias que ese maldito psicópata del que todos hablan, atacó a un Omega a un par de cuadras de tu casa, ¿lo sabías?Suspiré profundo. No quería pensar en eso. Ya tenía suficiente con escuchar a mis vecinos platicando sobre el tema esta tarde cuando fui a comprar leche al minimarket a una cuadra de mi casa. —Sí, lo sé. Es lamentable lo que pasó con ese chico… era solo un estudiante de secundaria.—La policía son una bola de inútiles, ¿Cuántos Omegas más deberán ser abusados y cruelmente asesinados por ese bastardo para que den con él? —No lo sé, Jude, ya sabes cómo es la vida para los Omegas en esta sociedad. A nadie le importa si uno termina tirado a un lado de la carretera, y preferiría no hablar del tema, no esta noche…—Claro, Lucas, lo siento, y sabes que estoy aquí para ti, si no te sientes seguro en tu casa, puedes venir a mi departamento, tengo una habitación para invitados. —Gracias, pero no será necesario.—De todas maneras, piénsalo, para mí será un gusto cuidar de ti como en los viejos tiempos —dijo con tono meloso. Mi humor mejoró luego de escuchar sus palabras repletas de afecto. —Lo tendré en cuenta. —De acuerdo, nos hablamos mañana, que descanses.—Hasta mañana, Jude, te quiero.—No, yo te quiero más. Colgó. Porque, por supuesto, él siempre debe tener la última palabra.✧LUCAS✧ —¡¿Otra vez usted aquí?! El desprecio en la voz de Amelia, y ese ligero aroma a cedro que se filtró por la puerta entre abierta de mi oficina, eran toda la información que requería para saber quién se encontraba de regreso veinticuatro horas después de nuestro primer —insólito— encuentro. —Vine a ver a Lucas Chambers —dijo el alfa con voz tensa. Solté un suspiro de resignación, antes de ponerme de pie para apaciguar los ánimos. Lo más probable, es que Nathan Sallow regresara con menos paciencia que ayer. Y no me sorprendería si al abrir la puerta, me topara con todos los miembros de su bufete de abogados, quienes me verían con sus sonrisas siniestras, listos para destruirme la vida si me rehusaba a someterme a las exigencias absurdas de su cliente. Caminé despacio hasta la puerta, y la abrí luego de tomar una respiración profunda, tan solo para toparme con la curiosa escena de un alfa pura sangre, sosteniendo una enorme canasta de frutas, que tenía un bonito moño colo
✧NATHAN✧—¡Señor Sallow! ¿Cómo le fue hoy?Rob, mi asistente, corrió tras de mí desde que bajé del ascensor esa tarde. El joven beta era extremadamente entusiasta. Él lo tenía todo: era entrometido, despistado, torpe, y preparaba el peor café de la ciudad, probablemente.—Rob, por favor, necesito descansar. Ha sido un día muy largo —murmuré entre dientes—. No quiero hablar con nadie, ¿de acuerdo?—Está bien, jefe. Como usted ordene. Cancelaré todos los compromisos en su agenda por hoy.Rob me miró con esos enormes ojos de cachorro feliz, incluso, podía imaginarlo con una pequeña cola revoloteando en su trasero. Aún no podía creer que ese pobre muchacho me tuviera como su ejemplo a seguir. En palabras de su madre, quien un día llegó a mi oficina con una caja de galletas recién horneadas, me contó que su hijo de veintidós años consideraba un gran honor trabajar para mí.Aquella breve reunión fue incómoda, pero cálida de cierta manera. Siempre admiraría el compromiso de una madre con
✧NATHAN✧—La cuestión aquí es la siguiente, señor Sallow —comenzó mi abogado luego de acomodarse en su asiento con la habitual serenidad que lo caracterizaba. Detuve el camino de la taza de café hacia mis labios crispados cuando escuché al beta mencionar uno de mis más grandes temores.—No podemos presentar una demanda contra Lucas Chambers, no es viable.De repente, perdí el apetito. Esta reunión a la hora del desayuno fue una mala idea. —¿Por qué?El representante de mi bufete de abogados me mostró una pila de documentos que trajo consigo.—Estas son las causales que presentaremos contra la clínica que realizó el procedimiento de inseminación artificial. Lucas Chambers está libre de toda responsabilidad. Él es una víctima de negligencia.Llevé mis manos a la cabeza. Definitivamente, hoy sufriría una migraña. —Pero... él no me permitirá estar cerca de mi hijo si un juez no ordena lo contrario.—No tenemos ningún recurso que nos ampare en ese tema —dijo el abogado con pesar—. Per
✧LUCAS✧Mi cuello crujió tras estirarme cuanto pude. Mi jornada de trabajo estaba a punto de llegar a su fin, así que comencé a alistar todo para cerrar mi oficina. Mi pancita día tras día dificultaba mis actividades en la clínica. El volumen de mi vientre hacía complicado mi desplazamiento por el área sin tropezar con alguien o tirar cosas.¡Apenas puedo reclinarme sobre mis pacientes para realizar algún chequeo rutinario!Y, como si fuera poco, hoy tiré mis utensilios al suelo. Mi panza los empujó al otro lado de la sala.Amelia hacía todo lo posible por asistirme durante los procedimientos médicos más básicos, a pesar de que eso no formaba parte de sus obligaciones diarias.Mi asistente era un amor.Mi dulce y letal Amelia.De todas las maneras en las que hubiese podido imaginar que mi día empeoraría, jamás se me ocurrió que vería a ese alfa idiota en medio de la sala de espera.Durante los últimos días había recibido varios obsequios de su parte. Los cuales no iban muy acorde co
✧NATHAN✧En el arte de la guerra se debe conocer al enemigo.Y yo necesitaba saber quién demonios era Jude Paltrow.Por su aroma a chocolate amargo, estaba claro que se trataba de un alfa.Mi nariz se arrugó con tan solo recordar el olor a feromonas que este tipo utilizó para apaciguar a Lucas.Era irritante saber que ese Omega testarudo se sentía tan cómodo junto a un alfa de casta inferior.No necesitaba ser un genio para deducir que existía un lazo entrañable entre ambos, pero no lo suficientemente íntimo como para que Lucas le pidiera ayuda para tener un bebé.—Ellos hacen una linda pareja, ¿no cree? —dijo la secretaria de Lucas de repente.La joven chica de melena castaña llevaba un collar que decía "Amelia". Y sí, podía recordar haber escuchado ese nombre recientemente.—¿Eso crees? —pregunté con sarcasmo.—Sí, el señor Paltrow es un abogado muy prestigioso, además, mi jefe y él llevan siendo amigos desde la secundaria.La tal Amelia estaba tan ansiosa de contarme el chisme comp
✧LUCAS✧ —¿Te encuentras bien? ¿Qué pretendía ese sujeto al ir a tu trabajo? ¿Te está intimidando? El rostro de Jude se arrugó como pocas veces lo hacía. Y es que mi mejor amigo se encontraba molesto y preocupado por partes iguales. —No, Jude, las visitas de Nathan no me intimidan, pero debo reconocer que me siento un poco asfixiado con lo insistente que es… Jude gruñó, noté como sus nudillos se tornaron blancos mientras apretaba el volante con más fuerza de la requerida. Cubrí con mi mano una de las suyas, antes de subirle el volumen a la bonita canción que sonaba en la radio. —No te preocupes, Jude —dije con una suave sonrisa en el rostro—. Por lo que sé, él jamás me haría daño, al menos, no mientras este en cinta. A ese tipo realmente le importa mi bebé… quizás solo sea su instinto paterno de alfa pura sangre, ¿sabes? Jude negó en desacuerdo. —Legalmente, él no es el padre de tu hijo, no tiene derecho a acosarte de esa manera —sentenció. Su mandíbula se tornó más tensa de lo
✧NATHAN✧ Mezclé en un tazón un par de yemas de huevo, esencia de vainilla y leche. El aroma que se impregnó en el ambiente alegró mi mañana. Desperté muy optimista. Eran las cinco y media, el sol apenas empezaba a salir, y yo me encontraba en la cocina, preparando algo especial para cierto Omega testarudo que llevaba en su vientre a mi primogénito. Froté mis manos y sonreí ante la enorme expectativa que se cocía a fuego lento en todo mi ser. Necesitaba agradarle. No. Más bien, anhelaba hacerlo. Por ahora, solo podía tener la certeza, de que el camino que me tocaría recorrer sería largo y demandante. *** La perseverancia es mi mayor virtud. Presioné tres veces consecutivas el timbre de la pequeña casa de Lucas Chambers. Pero antes, pasé alrededor de diez minutos inspeccionando su barrio, y las condiciones de su hogar, las cuales dejaban mucho que desear. ¿Se supone que aquí planea criar a mi cachorro? Resoplé y respiré profundo. Esbocé una sonrisa en mi rostro tenso. «
✧LUCAS✧«¿Acaso me había vuelto loco?»Pensé, mientras devoraba la boca de Nathan Sallow como un condenado. Los labios de aquel hombre de cabello negro como la tinta eran tan suaves y exquisitos, que sentí como mis caderas empujaron inconscientemente contra las suyas en busca de más contacto.Estaba excitado.No tenía por qué sentirme avergonzado al respecto. Mi obstetra me lo advirtió. Los Omegas embarazados eran un torbellino de hormonas insaciables.Habían sido innumerables las veces que desperté con la insana necesidad de frotarme contra mis almohadas como un adolescente cachondo. Incluso, compré en línea un par de juguetes s*xuales para aliviarme un poco, pero estos apenas conseguían apaciguar el fuego en mis entrañas.Necesitaba el enorme p*ne de un alfa dentro de mí, haciendo todo el trabajo.Cuando me separé de Nathan, mis manos fueron a parar a sus pantalones. Agarré la hebilla de estos y la desabroché con desesperación.Nathan permaneció de pie y en silencio, permitiéndome t