Capítulo50
—¡Faustino, eres tan bueno! ¡Cómo te adoro!…

Después de más de una hora caminando, finalmente llegaron al pueblo. Ya era de noche. Lara empacó algunas cosas para mudarse a casa de Faustino y le pidió que la esperara.

Faustino estaba feliz, pero también preocupado. ¿Qué pasaría si Larisa llegaba de repente y los veía a él y a Lara durmiendo juntos? Además, Rosalba vivía al lado; ayer no la habían oído, pero eso no significaba que hoy tampoco la oirían. Faustino estaba preocupado; tener tantas mujeres era un problema.

Faustino decidió que Lara dormiría con Rosalba la primera mitad de la noche, por si Larisa aparecía. Después, cuando Larisa se fuera, él se iría con Lara a escondidas. Con el plan en mente, Faustino entró a la casa. Vio a Rosalba sentada en la cama, como si lo hubiera estado esperando, y le dijo con tono de reproche:

—Faustino, ¿por qué tardas tanto…

—Rosalba, lo siento, tuve un problema en el camino y me retrasé.—Faustino se sintió culpable.

Había estado fuera todo el día,
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