—¿Y si se lo pidiese a Rebeca? —me pregunté a mi misma, quizás llevándome a ese estado de hipnosis, ella daría con el origen de mis sueños, pero sentía tanto miedo.—Planeta tierra llamando a Victoria… ¿Estás ahí o te volviste a perder en el tiempo? —dijo Emily haciendo muecas, yo seguía perdida en mis pensamientos meditando la información que Emily me acababa de proporcionar, después de unos minutos le conteste.—Solo pensaba.—Parece que lo que te dije de Rebeca te asombro.—Es simple asombro, también curiosidad.—Yo también tengo curiosidad.Nos recostamos en la cama fijando nuestras miradas en el techo raso de la habitación. Me situé en la gran ventana de la alcoba, dejé que mi mirada vagara por todo el panorama que me ofrecía la vista; la noche se había adueñado del cielo claro, y una increíble luna llena adornaba el firmamento. Emily se había vuelto a internar en el baño para cepillarse los dientes, intentó cerrar la puerta del baño, pero no cerraba, yo le había dañado la cerra
De pronto toda esa imagen se desvaneció cuando me vi a través de sus ojos; rodeada por una fuerza oscura. Margot realmente me odiaba, por alguna razón que aún yo desconocía, ella quería volcar en mí toda su frustración reprimida. Quise entender el por qué, traté de continuar mi viaje dentro de aquella alma, pero no pude. Margot repentinamente se fue poniendo pálida, se levantó de su asiento manifestando un inesperado dolor de cabeza y un extraño mareo, volteé hacia otra dirección mientras el profesor y varias alumnas se dirigieron hacia ella para socorrerla, temí que alguien en el aula de clases hubiese notado lo que sucedía entre Margot y yo. Lucy y Emily se me acercaron para comentar sobre el hecho, pero yo me sentía extraña, más fortalecida; era como si hubiese robado fuerza a Margot, pero a la vez experimentaba una gran tristeza dentro de mí, en cuestión de minutos yo había palpado y sentido en carne propia todas las heridas ocultas en su ser. —¿Esto será colectivo? —inquirió Emi
Su voz se había apagado nuevamente, ya estaba más serena, el calmante que me suministro, Rebeca logró calmar mi ansiedad, pero no lo suficiente como para olvidar lo que acababa de ocurrir.—Yo no tengo esperanzas, sé que lo mejor es dejar de intentarlo, estoy loca.—No lo estás, cuando una persona sufre de locura, desvía su realidad, no se da cuenta de lo que le sucede… Un enfermo mental no es consciente de que está enfermo, simplemente no lo acepta.—Mi vida es una constante ficción… ¿Por qué veo estas personas en mi cabeza? ¡Cómo es posible que hice este dibujo y ni siquiera lo recuerdo! En más, te acabo de ver como a…—¿Cómo quien me viste?—Como a mi madre ¿Lo puedes creer? —le mentí, ella me observó con un dejo de tristeza, mi declaración claramente le había tocado el alma.—Eso sucede porque aún piensas que eres la culpable de la muerte de tu madre, cosa que no es cierto. Victoria debes perdonarte a ti misma si quieres librarte de sentimientos de culpa que solo provocan que t
Aparecía en mi mente el recuerdo de mi abuela, la apreciaba tal cual como la última vez: fuerte y dulce, una mujer de temple de acero. Las lágrimas se asomaron inevitablemente en mis pupilas nublando mi visión, estas fueron rodando cálidamente hasta tocar mi mejilla.—Abuela… Si tan solo me dieras una señal.—¿Estás bien Victoria? —Inquirió Andrea que yacía a mis espaldas, no la había sentido llegar, su repentina aparición me tomó desprevenida y a la vez logró hacerme sentir idiota, el invernadero al igual que el mío era su sitio favorito de la casa.—No me pasa nada, son tontos sentimentalismos de mi parte, extraño a mi papá —sequé disimuladamente la lágrima descarriada. Andrea no quedó convencida ante aquella respuesta débil, aun así, respeto mi dolor y no pregunto más.Mientras caminábamos por el patio en dirección a la casa, el frío una vez más se intensificó en mis entrañas, dándole cabida al miedo incomprensible que muchas veces me atormentaba. Caminé temerosa junto a mi acompa
—Hola, Ethan, bienvenido; ya veo que no tuviste problemas en dar con la casa —Ethan se levantó rápidamente del sofá.—No, en situaciones como estas le doy gracias a la tecnología, en especial al GPS —luego quedo en silencio por un segundo, hasta que su boca volvió a entreabrirse.—Hoy te ves más bonita que nunca, con el uniforme te ves linda, pero con ropa casual realmente no hay palabras.Sus palabras no hicieron esperar la reacción de mis tíos, el primero fue el tío Gustavo, se levantó rápidamente y le lanzó una mirada inquisidora acompañada de un “Hmm”, Andrea no pudo reprimir que se le escaparan unas risitas.—Y yo te veo más alto hoy —dije para librarme de aquella tensión.Ethan era un chico que colocaba murallas a su alrededor, incluso su carácter rebelde había logrado que se ganara muchos problemas y enemigos, también era verdad que podía ser el patán más insoportable cuando se lo proponía, pero ahora se le sumaba otra faceta, y era esta que revelaba frente a mí, tan intensa co
*** Ya nos encontrábamos en el interior del invernadero, los aires de amor y pasión en Ethan se habían atenuado, me tranquilizaba verlo más relajado contemplando el lugar. —Ahora entiendo por qué es tu parte favorita de la casa ¡Es maravilloso! —Mi tía pone mucho empeño en mantenerlo hermoso. —Quiero saber más de ti, sé que es muy precipitado de mi parte, pero es que no lo puedo evitar… Eres como un espejo donde puedo mirar mi reflejo, puedo verme a través de ti —sonreí con tristeza ante aquella manifestación, al parecer los arranques de frenesí en Ethan volvían a aparecer. —No digas eso, ser mi reflejo o estar en mis zapatos no es nada tentador. —¡No puede ser que tú misma te tengas en tan baja estima! Eso está mal, fíjate en mí, yo no puedo evitar ser como soy y de lo pesado que puede ser mi actitud para muchos, aun así, soy optimista… O por lo menos hago el intento —le sonreí gentilmente, realmente su compañía no me era indiferente. Continué mostrándole los rincones del inver
Ya no aguantaba el sueño, mis ojos luchaban por mantenerse despiertos, así que no tuve más remedio que dejarme vencer. Me acurruqué en la cama abrazando la almohada, un repentino recuerdo furtivo cruzó mi mente evocando el rostro de Adrián. Su efigie se esparcía diáfana en todo mi interior, irradiando un agradable calor, estaba casi dormida cuando un murmullo irrumpió mi descanso. —Sangre por sangre… ¿Ese es el precio que quieres pagar? Me agité y el sueño se desvaneció, no me hacía falta adivinar de quien se trataba, y aunque por un segundo quedé petrificada logré recobrar rápido la cordura. —Ya no sigas aparentando que nada pasa, aférrate a mí y te mostraré el camino de tu origen perdido, solamente así podrás entender y reencontrarte contigo misma —continuó con su asedio. Comprobé que su voz ya no era motivo suficiente para hacerme perder la razón, así que continué firme ignorándolo, de alguna forma debía apagar el retumbar de aquel eco perturbador. Tal postura duró poco cuando
Arturo había dejado al descubierto uno de los tantos misterios que me rodeaban, este amuleto como lo había llamado él y que me dio mi abuela antes de partir guardaba un gran secreto, esto no había sido un simple obsequio de su parte, ella me lo había dado con un fin y ahora lo sabía: el brazalete me protegía de él.Permanecí mirando el espacio donde Arturo se había materializado, aún estaba atónita y no dejaba de pasar el dedo por los símbolos que adornaban la esclava. Sentí mi corazón acelerarse al oír la voz de mi tía del otro lado de la puerta.—¿Victoria estás bien?Pensé en cómo evitar que entrara al ver los pedazos de vidrios que yacían regados por el piso, pero Andrea insistió en querer saber cómo me encontraba, no tuve más opción y caminé