La noche anterior del viajeLa lluvia azotaba con furia el cristal de la ventana, nuevamente el miedo se acunaba en mi fiero interno, reviviendo las palabras de Nahethis que cobraban vida en mi habitación: — “Adondequiera que ellos lleguen la peste los acompaña como su más fiel sombra, advirtiendo la antesala de su destrucción” —me llevé una mano al pecho para sosegar mi angustia, pero era imposible calmarla; el viento frío que se colaba por las rendijas del ventanal me advertía la presencia de aquel engendro. Caminé lentamente hacia la ventana, ya cerca descorrí las cortinas, mis ojos trémulos hurgaron entre la oscuridad de la noche hasta toparse con lo que ya de antemano presentía.El espíritu de Arturo Palacios se encontraba inmóvil como una masa oscura flotando a unos cuantos centímetros del piso, contemplando fijamente hacía mi ventana, el corazón me dio un vuelco de pavor al comprobar que yo podía verlo a pesar de aquella luz mortecina y distorsionada causada por la lluvia y el
—Aún no llega ese momento —seguidamente tomó mi mano y comenzó a hurgar mi rabihat —. No se han revelados nuevos rabihats —murmuró mientras continuaba tocándola, cerré los ojos ante su contacto, así de intenso era el sentirlo, así fuese rozando mi mano. Su mano dejó de tocar la mía y abrí los ojos para toparme con su rostro tan deseado por mí. Adrián envuelto en mis sabanas de pie frente a mí me quitaba el aliento, yo vivía el momento más erótico de mi vida, pero también sentía cómo él elevaba una pared invisible entre los dos.—Los míos te estarán vigilando, ahora debo marcharme, pero antes prométeme que no cometerás locuras. Ellos presionan por donde más duele para causar temor y hacer tambalear la seguridad, así que no se la pongas fácil al menos que tu naturaleza quiera otra cosa y aún no lo descubres —en sus palabras había dudas —por esta noche estas a salvo —entonces hizo ademanes de irse.—No te vayas por favor —le pedí tomándolo por el brazo, él cerró los ojos por el contacto.
—¡No es tan sencillo! —se quejó, entonces me tomó hasta pegarme a él, sentí su vehemencia emerger al igual su rabia por no poderse controlar —¡Debo hacerlo, debo reforzar mi inmunidad porque no sé qué trampa me preparan mis enemigos! Aunque me desbarates los sentidos, no sé con certeza si tú eres su mejor estrategia, y créeme, quiero creer que los míos se equivocan. —Adrián me soltó y paso la mano por su cabello. —yo quemé toda la historia de mi vida y soplé las cenizas. No deseo volverme a intoxicar con esta polaridad, por mi bien y el tuyo necesito poner una barrera ante estas tentaciones destructivas —sus palabras frías me habían quitado el habla, entonces su rostro trasmuto, sus facciones se habían contraído como si fuera captado algo que yo aún no podía.—Estoy percibiendo el aroma de otra energía mezclándose con el aire —su confirmación me puso tensa ¿Acaso Arturo volvía con sus guerreros oscuros?—Es una energía benigna —me informó bajando mi ansiedad. —tu enamorado te cuida, p
—¡Entonces ya es hora que dejes vivir! —dije con convicción; Adrián no dijo nada, yo proseguí —. Adrián, realmente no sé con certeza quien soy, ni cuál es mi función en esta vida; para mí todo es confuso también, yo situé mis esperanzas en ti, creí que al encontrarte podría enfrentar toda esta oscuridad que se cierne sobre mí con más fortaleza —aquel comentario lo descongelo, sé que sentía mi sinceridad, ya no podía seguir desdeñando nuestro destino.—Victoria —sus labios pronunciaron mi nombre con necesidad —no puedo mantener por mucho tiempo mi fuerza de voluntad, y tú pareces tener la destreza de derrumbar murallas. Pero existen reglas que… —no quise seguir escuchando sus pretextos.—¡No hables! No lo expliques porque duele, no necesito escuchar tus razones —mi voz sonó suplicante, mientras el semblante de Adrián se tensaba de la preocupación —¡Oh Dios, yo no acepto este destino tan negro! Ni siquiera puedo comprender en que escala de la naturaleza me puedo colocar; no sé si soy hu
Adrián.Ahora que nuevamente estaba lejos de Victoria, continuaba viéndola detrás de una cortina de humo y sueños; suspiré y contemplé el horizonte. El amanecer me traía la esperanza, incluso así todo y todos me dijeran que el futuro no era favorecedor, yo quería creer que existía la posibilidad de cambiar esas perspectivas. Nuestro mundo estaba dando vueltas, todas las direcciones estaban cambiadas en esta historia que me había tocado vivir, pero movería cielo y tierra para encontrar esa brújula.Por fin había llegado a la casa de la abuela de Victoria, ella presentía que vendría lo pude sentir, y al intuirla pude ver a Victoria en su mente. Esther se encontraba de espalda contemplando el fuego del fogón donde posaba una gran olla de barro.—Esther —dije, ella se giró a verme y al hacerlo su rostro se iluminó.—Así que una vez más tengo el privilegio de que un ser sobrenatural venga hasta mí —sonrío y me extendió la mano, al tocarla pude sentir que tenía fe en nosotros —. Sé a qué ha
—Tiene razón no se parece.—Victoria es igual a esa mujer que se le apareció en sueños a mi hija y luego a mí. —una vez más quede en silencio —sin embargo, sé que Victoria es la niña que nació del vientre de mi hija porque Ángela se le adelantó el parto y dio a luz en la casa… mi pobre hija, Alberto la saco rápidamente, ella agonizaba en el carro y yo… yo sostenía a la niña; en ese momento ella abrió los ojos y vi ese increíble azul como dos zafiros encendidos, quedé impresionada, tanto que solo los sollozos de mi hija me sacaron de la impresión, mi Ángela solo decía: “Victoria, ella es mi Victoria”—¿Tenía siete meses cuando se le adelantó el parto?—Si —el llanto de Esther se volvía ahogado.—Lamento tanto haberle hecho revivir momentos tan dolorosos, pero necesito saber qué sucedió después.—Mi hija murió apenas minutos de llegar al hospital a causa de un derrame que no pudieron detener; lo complicó el mal estado físico en que la había dejado el embarazo; tuvo problemas de presión
VictoriaEl día de mi partida había llegado, por fin volvería a ver a mi familia materna, aun así, mis sentimientos habían cambiado, poco quedaba de aquella niña que había llegado a este país hace cinco años, muchas cosas hermosas y dolorosas quedaban en el camino recorrido. Dejar mi país por primera vez había sido muy difícil para mí. Había querido tanto a mi familia y ahora, a pocas horas de volver a verlos, me invadían sentimientos encontrados. La belleza de esta tierra y de sus gentes, la belleza de su cultura y sus tradiciones, su amabilidad y su paciencia, todo eso eran verdaderos tesoros y regalos que no perdería si me marchaba para siempre.Ethan, su esencia, viajaba conmigo, él había sido mío y yo no lo valoré en su momento. Muchas veces me sentí tentada de ir a llevarle flores, pero Eleonor me había dicho que no fuera al mausoleo, ahí ya no estaba su hijo.Abrí nuevamente el álbum de fotos que me había obsequiado Emily, la nostalgia volvió a tocar mi puerta. Todo me parecía t
Es impresionante lo rápido que pasa el tiempo, y cómo se lleva consigo todo lo que va dejándose atrás. Cuánta razón tenía mi abuela al decir “que el tiempo se disuelve como agua entre las manos”. En aquel entonces no lo creía así. Luego aprendería también con el tiempo, que el dolor y el miedo a lo desconocido te enseñan a ser fuerte. Las sombras y los huecos en mi cabeza persisten, no planean abandonarme. Continúan ahí. Aun así, atesoro la esperanza de liberarme de este pesar, aferrándome al hecho de que nada dura para siempre. La señorita Rebeca, mi psicóloga, me repite constantemente que todos necesitamos algo de tiempo para reencontrarnos. Pero es difícil tener un corazón dispuesto cuando hasta los amigos parecen herirte. Es ahí cuando me hundo y las penumbras regresan. Dejo salir mi espíritu de supervivencia y me aferro a la ilusión, de que, en medio del abismo, en un rincón de mi mente, podré verlo. Adrián, el hombre que solamente existe cuando me entrego a los brazos del sue