Carol
Viernes, 16 de octubre de 2015
—¿Cómo estás, Betty? —pregunté mientras caminábamos por el patio del recreo luego de haber almorzado. No había tenido la oportunidad en todo el día de verla hasta ahora. Las sombras negras debajo de sus ojos eran un claro indicativo de que no había dormido nada.
—Mal Carol, no dejo de pensar en lo que hice en el campamento. He llamado a Derek unas treinta veces y le dejé un montón de mensajes, pero no contesta, me mando directo al buzón de voz. He tratado de hablar con él todos los días, pero me ignora. Me siento culpable —dijo con la voz entrecortada mientras nos sentábamos en uno de los bancos del patio.
—Betty, no te sientas culpable, Derek nunca quiso escucharte y te juzgó al ver una situación un poco confusa, pero que tenía explicación. Ustedes ll
CarolLuego de un refrescante baño y haber cenado, me encontraba acostada en mi cama hablando con Betty a través de una videollamada.—¿Cómo te fue? —preguntó.—Lo entendieron todo bastante bien. —Me refería a Chris y su novia.—Qué bueno. Yo definitivamente no tengo paciencia para enseñar a otros. —Se encogió de hombros restándole importancia—. Por cierto, ¿qué harás esta noche?—No tengo pensado hacer nada, ¿por qué? —Creo que ya sé por dónde va esto.—¡Me acaban de decir que esta noche son las carreras! —Saltaba en su cama como una conejita, aplaudiendo con las manos.—¿Qué carreras? —La duda estaba en mi voz.—Las ilegales, tonta. Carrera de autos Carol, como en las películas. —
AlexLunes, 16 de noviembre de 2015.Seis de la mañana y ya estaba en la escuela, ¿quién lo diría? Las competiciones entre nuestra escuela y otra escuela invitada serían dentro de cuatro días, y el entrenador Smith nos estaba sacando hasta la última gota de sudor. El año pasado habíamos perdido, no quedó nada contento con los resultados, y esta vez, si no ganábamos, sufriríamos las consecuencias, sus palabras literales.—¡Más rápido señoritas! Mi abuelita en silla de ruedas a sus noventaicuatro años va más rápido que ustedes. —Nos gritaba el entrenador mientras corríamos alrededor del campo. Ya habíamos dado cuatro vueltas en veinte minutos.—Luego de esto vienen las pesas, así que no se quejen más porque esto es solo el principio. —Mierda, estaba hoy m&a
CarolViernes, 20 de noviembre de 2015.—Joder, estoy nerviosa, creo que voy a vomitar —dijo una intranquila Betty a mi lado.—No te preocupes, todo saldrá bien y seguro que este año ganamos. —Traté de tranquilizarla apretando sus hombros.Había llegado el día de las competiciones, finalmente y todas estábamos muy nerviosas. Algunas chicas no paraban de caminar de un lado para otros, otras ensayaban la coreografía sin parar, y algunas incluso estaban vaciando sus estómagos en el baño. Yo, lo admito, estaba un poco nerviosa, quería que todo saliera bien, pero no perdería los nervios, ya tenía la experiencia de mi anterior capitanía.Nuestro uniforme para la competición era realmente hermoso, dorado y negro esta ocasión. Una falda corta adornada el maillot que cubría nuestro cuerpo, ropa de gimnas
Carol—Ven Betty, quiero presentarte a mis amigos —dije, mientras la guiaba al otro lado del estadio donde se encontraba mi antigua escuela que, aunque no estaban festejando como nosotros, tenían una sonrisa en los rostros.Conocía es sonrisa, era la satisfacción por el buen trabajo realizado, y aunque no habían ganaron, se sentían victoriosos.—¡Rachel! —llamé a mi amiga que me daba la espalda mientras hablaba con el grupo de animadoras.Al voltear su grito de alegría fue acompañado por el de todas las demás chicas que me vieron cuando Rachel se giró.—¡Carol! ¡Que gusto me da verte! —gritó emocionada mientras me abrazaba. La apreté contra mí también, había extrañado sus abrazos de mamá osa.—Hola chicas, hicieron un buen trabajo allí. Me sient
Carol—Carol, ¿qué pasó? Vi a Alex salir de los vestuarios muy enojado y a Derek gritando su nombre tratando de detenerlo. —Betty me interceptó a medio camino mientras me dirigía al estacionamiento, la preocupación plantada en sus facciones me detuvo.En ese momento recordé que Rachel estaba esperando por mi blusa, pero no quería volver a ese lugar.—Mierda, ya me iba sin darle la blusa a Rachel, ¿se la puedes alcanzar tu Betty? Yo me voy ya —dije a la vez que sacaba la blusa de mi bolso y se la tendía.—No, está bien. Una de las chicas de su escuela le prestó una y ya se cambió. Me tienes preocupada Carol, ¿qué pasó? —Puso sus manos en mis hombros mientras me miraba fijamente esperando por una respuesta.—Víctor me abordó en los vestuarios e intento propasarse conmigo.
Alex—Claro pasa —dijo Carol mientras abría completamente la puerta.Pasó por mi lado y se sentó en la cama, así que la seguí e hice lo mismo.No debí de haberlo hecho. No debí de haber venido a su habitación, ni haber entrado tras de ella. Estábamos solos y yo me sentía tentado por esta chica del demonio.—Quería darte las gracias por lo que hiciste, si no hubiera sido por ti yo… —La interrumpí, no quería que hablara del tema.—No pasó, así que no sirve de nada que lo recuerdes —dije, tal vez con demasiada dureza en mi voz.No soportaba verla llorar, era un sentimiento de incomodidad que se había instalado en mi pecho. Aún tenía la voz rota y succionaba por la nariz, pero llevaba razón, el imbécil de Víctor había estado a punto de la
CarolCuando desperté el lugar a mi lado en la cama estaba vacío. Sentí un poco de decepción, hubiera querido que cuando abriera los ojos Alex estuviera aún aquí conmigo.«¿Qué? ¿De dónde salió eso?»Todos los sucesos de estas últimas semanas y el levantarme a las tres de la mañana me estaban pasando factura, mi mente estaba pensando cosas ridículas y mi cuerpo anhelaba imposibles. Mi cerebro definitivamente necesitaba un año sabático, fui hasta el baño, y comencé a prepararme para el día de hoy.Ya lista bajé las escaleras y caminé en dirección a la cocina para tomar el desayuno, cuando escuché los susurros de una conversación. Eran David y Alex y al parecer no querían ser escuchados porque hablaban en voz baja. Me quedé detrás de las puertas,
CarolMartes, 15 de diciembre de 2015.—Estoy agotada —suspiré, cuando salíamos de los vestuarios Betty y yo rumbo al aparcamiento. Acabábamos de terminar el agotador ensayo con las animadoras y mi cuerpo pedía relajación a gritos.—Yo no puedo ni mover el dedo meñique. Sahara es peor que los jefes del ejército. Creo que, si me llevan ahora mismo a una guerra, la ganaría —Se quejó Betty, pero tenía toda la razón. Sahara era muy estricta, tal vez demasiado—. Cuando llegue a casa me daré un baño de burbujas con sales aromáticas e iré directo a la cama. —Asintió efusivamente con la cabeza—Oh si, esa es una buena idea. Cuando llegue a casa iré directo al jacuzzi y me relajaré con las burbujas calentitas. De verdad lo necesito. —De solo pensar en ello se me aflojaba el cuerp