Narra Kilian.
Adolf me mira esperando a que termine de leer el artículo de mi entrevista que había salido hace 3 días, claro que no había tenido tiempo de leer algo tan obvio, el trabajo era más importante que saber lo que dicen de mí una tonta revista que solo quiere saber de mi vida personal. Termino de leer y comienzo a reírme y no porque me pareciera gracioso lo que leía, sino que me parecía una falta de respeto a mi reputación bien cuidada por 10 años. Adolf aparta la vista a otro lado cuando lo observo al terminar la lectura.
— Estuve tres días aguantando periodistas y a mis hermanos junto a mi padre a los cuales no les respondía la llamada y todo eso fue por este estúpido artículo de segunda, ¿Eh? — asiente a lo que digo mirándome con timidez — Llama a Vogui, vamos para allá — me levanto de la silla dándole la revista a Adolf quien la toma y me sigue el paso hacia fuera de la oficina.
Bajamos por el ascensor hasta el estacionamiento subterráneo en donde saco las llaves del carro y entro apenas lo diviso, Adolf entra de copiloto y se pone el cinturón de seguridad rezando por no morir.
— Señor, véalo como una oportunidad — comienzo a calmarme viendo que escribe algo en su teléfono — Si va a Vogui para reclamar y demandar, pida información de la mujer que le hizo la entrevista, ya sabe, donde se hospeda y eso, e intenta llegar a un acuerdo con la señorita Guerrero y así deshacerse de su padre y hermanos cuando vean que no eres… gay, pues — lo miro y no me mira comenzando a rezar.
— Buena solución, Adolf — me mira sorprendido y asiente convencido de lo que dijo. Conduzco hasta la empresa y me estaciono, me bajo sintiendo los pasos de mi secretario y veo a las mujeres verme pasar, claro que son pocos los que conocen mi cara, pero una vez que diga mi nombre, saben que no deben meterse conmigo para nada, si no quieren problemas, claro.
— Bienvenido a Vogui, ¿En qué puedo servirle? — dice una mujer cortésmente pero sin dejar de mirarme de arriba abajo, miro a Adolf y este suspira para acercarse a la rubia a susurrarle algo que hace que su rostro cambie drásticamente — Claro, por aquí — parece nerviosa mostrándonos el camino, entro al lugar en donde muchas empleadas y empleados están viéndome entrar, una morena sale de su oficina para mirarme bien y luego tragar saliva.
— Señor Fritzenwalden… — susurra, entro a su oficina, me siento en la silla, la veo cerrar la puerta y sentarse frente a mí — ¿A qué se le debe el honor de tenerlo aquí? — pregunta sin dejar de mover sus dedos.
— Seré directo, nombre del hotel de la autora del artículo — respondo sin rodeo y directamente, traga saliva — ¿O prefiere una buena demanda en su revista? Sabe muy bien cómo me pongo si no me da lo que ordeno, no quiera tener más problemas conmigo en el futuro, señorita Gómez — asiente y me da un papel, me levanto para luego salir de la oficina, Adolf me sigue hasta salida de la empresa — Lo conseguí — le digo triunfante y feliz como si hace un rato no hubiera amenazado a media empresa.
Adolf me mira y sonríe incomodo, no sé cómo es que aun trabaja para mí después de 10 años.
(…)
Entro al carro molesto después de la pequeña discusión con la señorita Guerrero, pensé que iba a ser pan comido, ¿Quién no quiere estar con alguien tan guapo y millonario como yo?
— ¡Me rechazó por segunda vez! — grito y Adolf niega buscando algo en su tablet.
— Conquístela primero — lo miro y frunzo el ceño.
— No quiero ir en serio con ella, solo la necesito como esposa por unos meses para calmar las aguas con mi señor padre y listo, Adolf, tampoco voy a jugar con ella de esa manera, encima tiene un pollito con ella, ¿Debería rendirme y buscar a alguien más? — pregunto a la nada a pesar de que Adolf está sentado de piloto.
— No estas siendo nada serio para su edad, señor — ruedo los ojos mirando la calle transitada — O puede hacer que la despidan de su trabajo y así de alguna manera, ella regrese a ti como una opción — lo miro bien, asiento un poco convencido. — Pero habiendo tantas mujeres, ¿Por qué la señorita Guerrero? — me pregunta.
Lo pienso un poco y sí me he hecho esa pregunta desde que la vi por primera vez en que la vi en esa sala, me impresionó su belleza que no me di cuenta de que le había pedido matrimonio a una completa extraña pero dejando de lado como me sentí, sería una buena candidata aunque sea una completa extraña.
— No sabes nada de ella, y aun así, quiere casarse con ella cuando hace unas semanas no quería saber nada de mujeres — se queda callado y mira su teléfono para después contestar, me mira tragando saliva — Si, señor — lo observo.
— ¿Mi padre? — pregunto lo más obvio, era claro, lleva 3 días llamándome — Llévame a su casa — ordeno y lo veo encender el motor para después arrancar hacia la mansión de mi niñez.
(…)
Apenas llegando mi padre comienza a discutir cuando voy bajando del carro, no lo escucho mientras voy entrando a la mansión en donde veo a mis dos hermanos sin sus mujeres, me siento en el sillón frente a ellos y padre aparece para sentarse en medio de Kaspar y Káiser.
— Si hubiéramos sabido que eras gay, te entenderíamos — habla Káiser, Kaspar lo mira raro al igual que papá.
— ¡Pero que tonterías dices, Káiser! — grita mi padre, me quedo callado, ya no sé si mi hermano menor se burla o no.
— Me casare… — los tres me miran sorprendido — Con una mujer — suspiran aliviados — De la cual me he enamorado — continuo y miro mi mano — Eso es todo a lo que vine, hasta pronto — me levanto. Salgo de la mansión para luego subir al carro — ¿Llamaste a la revista Vogui? — pregunto a Adolf y asiente, sonrío satisfecho.
— ¿Ahora que harás? — pregunta conduciendo.
— Esperar a que me llame — respondo lo obvio.
2 semanas después.
Observo el teléfono que no ha sonado en días, Adolf me mira con su tablet en mano esperando a que termine y suspiro.
— Han pasado dos semanas, dudo que lo llame, señor, ahora hay que encontrar… — la puerta se abre y ambos volteamos a mirar a la señorita Guerrero y tras de ella un guardia.
— Déjala — digo levantándome de mi silla, entra y Adolf se retira dejándonos a solas en mi oficina.
— ¿Dónde tengo que firmar? — pregunta y sonrío un poco — Realmente te encanta jugar sucio — se sienta cruzándose de brazos al igual que se cruza de piernas para mirarme molesta.
— Sabía que vendrías — me mira y con solo hacer eso me encanta de una vez — Aquí está el contrato, te propondré matrimonio en una reunión intima en la mansión de mi padre y luego de un mes, nos casaremos, el contrato durara 2 años a partir del momento en el que nos casemos — mira el contrato que he puesto en el escritorio y comienza a leer.
— ¿Le dará el apellido a mi hijo? — pregunta levantando su mirada del contrato y asiento.
— Si es lo que quieres, puedo hacerlo, veo que viniste con un propósito en mente — asiente tomando un lapicero del escritorio y firma al terminar su lectura.
— Espero que no estar equivocándome con usted, señor Fritzenwalden — le sonrío.
— No te preocupes, tenemos tiempo para conocernos, cariño — entiendo mi mano — Ahora dame tu teléfono — lo saca extrañada de su bolso y lo tomo anotando mi número de teléfono y luego hago lo mismo con mi teléfono — Ahora puedes llamarme para cualquier cosa, será mejor que te prepares, serás presentada ante la sociedad — me siento regresándole el teléfono.
Narra Vivían.Me he vuelto loca, hace menos de dos horas firme un contrato de matrimonio con un millonario alemán al cual no le conozco nada más que el nombre, la edad y a que se dedica, encima de que me cae un poco mal, sí, vendí mi alma al diablo y a uno muy guapo pero igual, firme mi condena.Pero claro que había una razón para que yo terminara firmando y era que mi ex esposo apareció con la excusa de querer la custodia de Eliezer cuando hace más de 6 años lo estaba negando hasta que nació, fue en ese momento que no lo pensé mucho y fui a buscar al señor Fritzenwalden.— Mamá — me volteo a mirar a mi hijo, dejando de mirar la ventana de la habitación del hotel — ¿Por qué te ves tan triste? — pregunta mirándome con preocupación.¿Cómo le podría decir a mi propio hijo que me caso para no perderlo de mi lado? Es algo que no me atrevo a decirlo. Sé que lo estoy privando de que este con su padre pero Mario no se merece ser llamado padre después de todo lo que le hizo a mi bebé, en los p
Narra Kilian.— Cuanto tiempo… — el hombre frente a nosotros mira de más a Vivían que parece tensarse cuando se nos acercó, al parecer hay cosas que debo saber de mi futura esposa y una de esas, es saber quién es este hombre que apareció junto a una muchacha que podría ser su hija. Siento su mirada por un momento.— Oh… Vivían, cuanto tiempo, querida — escucho hablar a la chica que comienza a reír un poco sin dejar de mirarme a mí — ¿Quién es tu amigo? — pregunta soltándose de su pareja.— Mi prometido — responde sin pensarlo, sonrío con orgullo, a ambos se le borra la sonrisa enseguida — Se los presento… Kilian Fritzenwalden — me sentía demasiado bien al escucharla pronunciar mi nombre y no sé por qué pero me comienza a gustar.— Vaya, veo que no pierdes el tiempo — dice en español, lo que no saben es que sé más de 3 idiomas — Soy Mario Gonzales… oh verdad, no hablas español — me mira con burla, Vivían esta por decir algo pero la detengo.— He escuchado hablar de usted… no hace más q
Narra Vivían.Me siento en la cama viendo en donde me encuentro, supongo que bebí de más anoche, puedo recordar hasta el momento en el que llore delante de Fritzenwalden, de solo recordar muero de vergüenza. Comienzo a levantarme y buscar mis cosas para irme, sí, así vestida con el vestido me voy, pero me detengo al ver una bolsa en la silla, curiosa me acerco y veo que tiene ropa de mi talla, miro a los lados y no lo pienso mucho para irme a dar un baño antes de bajar a buscar a Eliezer.Ya bajando por las escaleras me pongo a buscar a mi bebé y no lo encuentro hasta que empiezo a escuchar risas provenientes de lo que creo que es la sala de juegos, me acerco con cuidado viendo que la puerta está a medio cerrar, me detengo a mirarlos y sonrío viendo como juegan un juego en la pantalla, Eliezer se voltea a verme dándose cuenta de que estoy ahí, pausa el juego y corre a mí dejando los audífonos junto al control remoto.— Mami, despertaste — me abraza emocionado, miro un poco a Fritzenwa
Narra Vivían.Me relajo tomando una copa de champaña al parecer para luego mirar bien a Kilian, respiro un poco profundo al ver que su padre se acerca a nosotros, yo debería de fingir que la fiesta no es un compromiso, pero ciertas cosas en sí parecieran que sí.— Llegaron, que bueno que por fin mi hijo me deje conocer a mi futura nuera — me sonríe el señor cuyo nombre se me acaba de olvidar.— Buenas noches, Kilian me ha hablado mucho de usted, señor Fritzenwalden — le doy la mano y parece sorprendido que la toma también para luego darme un beso de mejillas.— Es gusto saber que mi hijo habla de mí — lo mira y luego a mí, pero con una sonrisa — Me pareces una mujer muy encantadora — y se retira, miro a Kilian recuperando el aire que tenía atorado.— ¿No pasa nada si no sé alemán? — pregunto y niega pasándole un plato con dulces a Eliezer que se encuentra sentando en la mesa a un lado de nosotros, solo que estamos parados.— No tienes que preocuparte, la mayoría saben inglés, alégrate
Narra Kilian. Adolf me va hablando de las actividades de hoy y los próximos días sabiendo que al día después habrá más cosas que hacer, pero lo más importante por hacer, ya estaba listas como para estar tranquilo por unos días, sin olvidar que hay que elegir fecha próxima, también hay que elegir la iglesia y acomodar ciertos papeles para alargar la estancia de ambos en el país, pero nada que el dinero no pueda arreglar en cuestión de segundos. — Este viernes hay una cena familiar organizada por su padre, al parecer puede que hablen sobre las fechas de casamientos y luna de miel, señor — lo miro y asiento, justo lo que estaba pensando — He seleccionado 3 academias de alto rendimiento para el niño Eliezer, si quiere que haga los papeles de adopción, no sería ningún problema — lo miro un momento. — ¿Descubriste algo que yo no sepa aun? — pregunto, lo veo mirar alrededor de la oficina y se acerca a mí. — Escuche cierta conversación de la señorita Vivian con un hombre, al parecer le es
Narra Vivian. Miro por el retrovisor viendo que Eliezer se ha quedado dormido después de jugar con los hermanos de Kilian y el padre de este, puedo ver que lo han querido en el poco tiempo que hemos estado aquí y hemos sido presentados, pero me da miedo que se encariñe con ellos, para un niño, el encariñarse mucho ya es un problema. — Vivian, sé que no quieres que Eliezer se encariñe con mi familia, entiendo eso, pero, podríamos conocernos… sé que podemos intentarlo si tú quieres… — miro a la ventana pensando en lo que ha dicho — Sé que Eliezer es tu prioridad, no estoy diciendo que tengamos que salir a solas, si es lo que piensas, quiero conocerlos a ambos, no solamente a ti, sé que debo ver por ambos… no sé si me expliqué en un poco, ya que hace mucho que no hablo español — me río un poco. Kilian a veces podría ser alguien extraño, con una personalidad única y rara, algo que le veía muy bien con su físico. — Entiendo lo que tratas de decir, vamos a tu casa — asiente y conduce, m
Narra Vivian.Luego de una agradable cena con ellos, me dirigí a mi cuarto, en donde vi encima de la cama el teléfono con una llamada entrante de mi madre, eso solo podía significar una cosa y era que debía hablar con ella y contarle que me voy a casar, aunque claro, no sé como vaya a tomarlo, seguro me tomará por loca ante la idea tan descabellada que he tomado en el poco tiempo en el que he estado en Alemania.Con la respiración calmada, me acerco a la cama y tomo la llamada, que, para no calmarme por completo, es una videollamada, al contestar, me mira, pero no a mí, sino al fondo, era obvio que no iba a reconocer el cuarto, cuando hace dos semanas estaba en un hotel y de 3 estrellas.— Hola, mami — saluda con una sonrisa nerviosa, levanta su ceja y me analiza, suspiro sin aguantar mucho y la miro a los ojos — Me casaré… — abre sus ojos para luego reírse a carcajadas, puede que sea el chiste más malo jamás contado, pero no estaba para bromas de mal gusto como lo es casarse con un d
Narra Kilian. Habíamos tenido por primera vez una conversación que nunca había tenido con alguna mujer en mi vida, y ahora que la tengo aquí, frente a mí, mirándonos fijamente, creo que comienzo a sentir sentimientos por ella y no sé si es algo bueno o no sabiendo que todo es un trato a papel. Pero, aun así, no quiero que el momento se acabe. — Creo que si… debería de irme… — traga saliva, sé que las tentaciones que estamos sintiendo en este momento son peligrosas y conociéndome, hace rato la hubiera besado, pero de pronto, quiero que me de señales y aprobación para poder acercarme. Me alejo, sentándome en la cama y carraspeo encontrando mi voz. — Buenas noches — me levanto sin esperar respuestas y salgo de la habitación directo a mi cuarto a pensar en todo, menos en mi falsa prometida. (…) Adolf sigue hablando como de costumbre todo lo que hay que hacer, encima de eso, se acercaba la boda por el civil, no tengo cabeza para pensar en otra cosa que en eso y lo que pasó hace dos no