«Capítulo decimosexto»Cuando pasaron dos meses, sentí la primera matanza de Velkan en la guerra. No estaba muerto, pero a veces me dolía alguna pequeña laceración o cuando se transformaba me revolvía un poco el estómago. Entendí que igual, no me importaba, de hecho estaba agradecida de sentir una parte de él viva en mi.Los espíritus estaban molestos porque no estaba actuando más allá. Tal vez, no me habían abandonado porque Velkan con todas las vidas que me entregaba en la guerra alimentaba mi poder.Almos me sacó de mis pensamientos. —Anna, la princesa quiere verte.Me enjuague las manos porque estaba limpiando el suelo y me fui con tranquilidad para entrar en la habitación. Había mucho revuelo, pronto sería el matrimonio de ella con el príncipe. Ahora era llamada princesa heredera.Descubrí que era una mujer muy astuta. No me fiaba de ella, de ninguna forma confiaría en alguien a quien no puedo leer en absoluto. Se le veía muy feliz. La modista terminó de ajustar el vestido, se mir
«Capítulo decimoséptimo»Velkan sintió un terrible dolor recorrer su cuerpo mientras se lavaba la cara en el cuenco de agua, en su tienda de campaña se tocó su cabeza con mucho miedo. Su primer pensamiento fue Anna. La chica a la que amaba le estaba pasando algo y no podía hacer nada. Se agarró las sienes con tanta ira que no pudo evitar tirar con su mano el cuenco.Su escudero y copero se acercaron un poco asustados por la reacción. Se dirigió a su asiento donde escribió una carta tan rápido como pudo. Pidió a su padre que no le hicieran ningún daño a la chica que amaba, que él sabía que algo andaba mal en ella.Me desperté con dolor de cabeza, el sabor a sangre todavía se me metía por la boca mientras respiraba. Vi que estaba resguardada en mi habitación e intenté incorporarme. Una figura conocida estaba al lado mío con un paño de agua helada. —Condesa... por fin despertó. —Klara me miró con un suspiro de alegría.—Eres tú— me removí un poco. Terminó por retirar el paño y se movió pa
«Capítulo decimoctavo»No dejo de soñar con el gran espejo de hace unos días, el que fue llevado a las catacumbas. Lo escucha en susurros mientras se pega al suelo de madera. Está debajo de ella en murmullos que se van extendiendo por sus oídos. Ahora, siente que le vibra el cuerpo en energía al concentrarse en aquel objeto que la espera.Ora un rato al diablo, deja que entre el poder entre sus venas que le aprietan el interior. Está dedicada a mantener su aire furioso a la espera de que alguien cometa un error y rompa el círculo de protección que han creado para mantenerla atrapada en ese cuarto para tomar té.Últimamente, los cuervos se estrellan con fuerza contra las ventanas, las paredes en su totalidad cegados por algo que los llama, su instinto, su sistema de orientación les falla y todas las mañanas un montón de estos agonizan en las canaletas del suelo.Klara ve que a la princesa Agnes por el rabillo del ojo, le han traído los libros de magia de la familia Bathory. Mete sus man
«Capítulo decimonoveno»Esperé un buen rato. No sabía cómo lograr que Klara, liberara al espejo. No podía salir de esta habitación y los dedos me temblaban un poco por el frío. Tremendo problema el que tenía.Me la pase los siguientes meses viendo al cura unas dos veces por semana, venía bendecir el cuarto y reafirmar ese horrible peso de dolor.Entonces, un día que estaba solo le hable suave —Se va tan pronto. —me ceñí mucho más al escote del vestido que me dieron. Fue a mi rostro, se quedó un momento analizando mi cara, pasó por mis extremidades y excudriño.—No deseo pasar tiempo con el diablo.—Ya. ¿De verdad piensa que soy el diablo? — Mis ojos estaban cargados de inocencia. Me relamí un poco los labios y le sonreí.—Creo que es una chica descarriada. — suspiró. —Una bruja, tal vez si. Es solo un decir. —Volvió a sus asuntos. A veces, estudiaba mi naturaleza un poco. A lo mejor, no tuvo una bruja en frente nunca. No una real.—No tiene curiosidad por las cosas que sé. Los espíri
«Capítulo Vigésimo»Empezó aquella raíz de oscuridad a esparcirse entre los muros, donde la luz no llegaba. Era silenciosa. Para cuando alguien se percatara ya estaría muerto y al explotar todo aquello que brilló de forma pura e inocente pronto correría en corrupción y ríos de rojo carmesí.Me sentí con un poder creciente, me recosté en el piso para sentir el poder oscuro ser transportado desde el corazón del castillo a mi.Mis párpados se cerraban y abrían. Una y otra vez, la luz se cernía bajo mi piel cuando los poderes pasaron por mis dedos.Los espejos del castillo se conectaban como una red viviente, un cuerpo que transportaba energía entre sí y nos conectaba. La vanidad de los seres humanos hacía que cada habitación fuera visible para mí, todos poseen espejos y ahora yo los poseo a ellos. Era libre de cierto modo. No fisico, pero si espiritual.Un gran agujero comienza siempre como una grieta desatendida. Entonces, levanté un trozo del espejo que había roto en la pelea. Me miré e
«Capítulo Vigésimo Primero»Me termine de bañar en un cuenco que prepararon para mi. Me relaje en la tina mientras escuchaba a las alimañas moverse. El agua resbalaba por mis codos al apoyarlos a cada lado. Su goteo relajante me dejó descansar un momento antes de la tormenta.El rey se sentó en su silla, el consejero estaba haciendo un recuento de los aldeanos y quejas que aparecieron en las últimas semanas sobre la pérdida de cosechas. Los animales de granja también morían por pestes extrañas, el agua tenía sabor y olor a azufre; su composición había cambiado y dejó de ser agradable a pasar de forma raposa por la garganta.Se decidió traer cosechas de otro lado. Al menos, así podrían mantener al pueblo tranquilo y una reducción de impuestos a los granjeros de la zona. Sin embargo, el precio de alimentos traídos del exterior les daba un valor mucho más alto.Cuando escuchó que Anna tenía los grimorios, no lo creyó. Al abrir el baúl donde estaban guardados eran visibles para él. Entonce
«Capítulo Vigésimo segundo»Anna…¿Por qué me traicionas? ¿Quién era ese tipo de aquel espejo? No lo entendía. De verdad, no sabía lo que significaba.Cuando despertó le habían limpiado la sangre del cuerpo, pero su cabello aun seguía con tintes rojizos y se sumergió en el agua. Deseaba terminar pronto la estúpida campaña y regresar. Siempre fue un muchacho seguro de sí mismo. Sin embargo, esta vez sintió muchos celos. ¿Y si ella ya se había olvidado de él y se enamoró de otro? Se lo preguntaba a menudo con dolor. Hace un tiempo sintió que ella estaba con alguien. No fue placentero, tal vez doloroso. Las cartas que le enviaba no eran respondidas por lo que optó por escribirle a Mabelle. Él se quedó allí un rato. Obsesionado con saber ¿Quien aprovechaba su ausencia? Le perdonaría todo a Anna si le prometía casarse con él de inmediato. Solo que la guerra no parecía cesar. Su hambre de sangre tampoco. Había un poder en él que era más fuerte. No sabía si era algo natural porque no le ay
«Capítulo Vigésimo tercero»El suelo de la torre, aquellos ladrillos de piedra rojiza se derrumbaron dejando a penas la escalera que daba a la parte superior de la torre y las puertas al abrirse dejaban entrar a un pozo oscuro por el que la parvada de aves bajaron mientras se metían como una ola hasta ir a la profundidad y luego, la tierra se removió, un túnel oscuro y tenebroso se formó retorciéndose como una red oscura de raíces que empezaron a florecer. Un sin fin de espigas de rosas que deje atrás. El camino daba a las catatumbas, al espejo que palpitaba como mi corazón y llamaba, me gritaba que fuera a nuestro apreciado encuentro. Mi plumaje se hizo un vestido de sedas negras, resurgí como una rosa de entre las aves que se pegaban a mi e iban materializando mi carne. Mis ojos fueron fijos a aquel reflejo encantador, una sonrisa salió de mis labios de un carmín profundo.“Te esperamos”. Susurró aquel espejo de proporciones descomunales mientras me acercaba. Ya no tenía los ojos