Resoplé frustrada al ver que no había ningún trabajo que se ajustara a mis horarios disponibles. La situación se empezaba a tornar cada vez más dura y me negaba a utilizar el dinero de mi tarjeta, utilizarlo sería un suicidio. Mis padres se enterarían en donde estaba y todo sería… ¡Por Alá!, eso no podía suceder.
Trabajaba en algo que jamás pensé me ayudaría, la danza árabe, tenía que agradecerle a mi tía por enseñarme. Tenía dos trabajos en dos academias distintas enseñando, pero una de ellas no necesitaba más de mis servicios y de eso hace dos semanas ya.
Tenía dinero reunido, pero no era lo suficiente, con lo de los materiales que se requerían en mi carrera me había gastado casi todo. Hace unos días tenía que haber pagado la renta de mi departamento y aun me faltaba...todo.
—Perderé este departamento y estaré en la calle —susurré con lágrimas en mis ojos. Me sentía aterrada y más sola que nunca—. No me abandones Alá, no lo hagas.
Me levanté de la silla dispuesta hacer algo de comer, cuando recordé que no tenía nada en el refrigerador. Aun no me pagaban, de igual manera no podría permitirme comprar alimentos, no cuando tenía que buscar otro departamento y uno mucho más barato.
"Puedes vivir aquí, no habría problema"
Recordé las palabras dichas por Emma y negué rápidamente, no podía aceptar aquello, sería ir más allá de mis límites y no, necesitaba mantener mi paz interior más que nunca.
Cuando estaba por ir nuevamente a mi cuarto sonó la puerta. Fruncí mi ceño en confusión, cualquiera que no estuviera en la lista de personas que yo entregué al portero tenía que anunciarse, Emma tenía unos compromisos con su tía Antonella y Paulo aún no llegaba a Paris.
— ¿Quién es? —pregunté.
—Noah —¿Acaso había escuchado mal?—. No tengo suficiente tiempo, abre Zeynep.
Abrí lentamente encontrándome con su mirada seria, rodó los ojos y pasó por mi lado.
—No recuerdo haberte invitado a entrar.
—Sabes que no existen los vampiros… ¿Verdad?
— ¿Qué haces aquí? —indagué—. Estoy ocupada.
—No lo estoy por gusto, lo siento por desilusionarte —negó levemente—. Oh no espera, claro que no lo harías, porque tienes novio.
¿Novio? Por Alá, nunca había tenido uno. ¿Por qué lo decía?
— ¿De qué hablas? —cuestioné confundida.
—Sabía que no tenías novio y menos alguien como tú. Emma me mintió.
—Pues yo —me señalé enojada por sus palabras—. Sí tengo, no veo la razón de decirme eso.
Vi como arrugó su ceño pero volteó y fue hasta la cocina, lo que me dejó totalmente confundida.
— ¿Qué quieres?
— ¿Por qué no has preparado nada aun para comer? —Preguntó con un tono de reproche—. Es medio día.
—No tengo hambre —confesé simple—. No has dicho para que has venido y por lo visto, es para nada importante. Te pido que te vayas, tengo cosas que hacer.
Noah hizo caso omiso a mis palabras y abrió el refrigerador, lo que inmediatamente me puso nerviosa. Se quedó un rato observándolo y después empezó abrir los gabinetes hasta que se giró hacia mí, mirándome con esa mirada tan fría e intimidante que tanto lo caracterizaba.
— ¿No tienes dinero? —preguntó, directo y sin anestesia.
Fui hasta la puerta para que se fuera.
—Te pido que te vayas, no deberías de estar aquí.
Por Alá, no tenía ningún derecho a husmear en mi casa.
—Te hice una pregunta Zeynep, responde.
Se acercó y contuve la respiración al ver lo extremadamente cerca que nos encontrábamos.
Mi corazón no era de piedra.
—No responderé, ocúpate de tus asuntos, yo lo haré con los míos.
—Tienes razón —su mano toco mi mandíbula, mandando una descarga eléctrica a todo mi cuerpo—. Eso haré.
Retiró rápidamente el toque como si le quemara y se fue.
—Oh Alá —susurré agitada llevando mi mano a mi pecho, sentía mi corazón latir rápidamente—. ¿Por qué Noah vendría?
Después de su pequeña visita me bañé y arreglé, me sonrojé cuando me di cuenta que había recibido a Noah en una ropa muy corta. Mis padres morirían si supieran que un hombre me vio en shorts, y morirían y revivirían solo para morir nuevamente, al darse cuenta que daba presentaciones de danza árabe, cuando estrictamente debía bailarlo solo delante de ellos o mi futuro esposo.
Estaba yendo en contra de todo.
Agarré un pantalón acampanado de tela de color rosa pálido oscuro, una camisa básica blanca y unas zapatillas blancas. De accesorios un reloj blanco y un collar dorado.
— ¿Y ahora? —me pregunté observándome, mi barriga empezaba hacer sonidos—. Alá, tu más que nadie sabe que no puedo utilizar el dinero de mi tarjeta, envíame una solución.
El sonido de la puerta sonando insistentemente llamó mi atención.
¿Sería la solución?
— ¡Voy! —grité, caminé a paso rápido y me llevé una gran sorpresa. El administrador del edificio en persona se encontraba del otro lado de la puerta.
Te pedí una solución, no más problemas Alá —pensé para mis adentros.
—Srta. Aslanbey.
—Sr. Stuars.
—Debe de saber ya la razón por la cual estoy aquí —asentí lentamente—. El plazo para pagar el mes se cumplió hace días, por lo visto no lo piensa pagar así que necesito que desaloje ahora mismo.
Abrí mis ojos grandemente al escucharlo.
¿Qué haría ahora?
—Aun no encuentro un apartamento, por favor deme un plazo de unos días para irme —rogué, sintiendo como mis ojos ardían debido a las lágrimas que querían salir.
—Lo siento, se acabó el plazo —se volteó y fue donde pude observar varios hombres quienes se encontraban detrás de él—. Saquen todo.
— ¡No! —Grité—. Por Alá, no lo haga, no tengo a donde ir, mañana…me iré mañana por favor.
—NO —respondió rotundo—. Usted es una mala imagen para mi edificio, aquí solo vive gente con modo, no alguien que no puede pagar la renta y encima ruega cual pobre por un plato de comida.
Mis lágrimas caían una por una, no dije nada, solo me hice a un lado para que esos hombres entraran, no había nada más que hacer.
Antes que entraran una profunda y conocida voz los detuvo.
—Entran y será el peor error de sus vidas.
—Noah —susurré sorprendida.
— ¿Quién te crees que eres para venir a ordenarles a mis hombres? —le preguntó el Sr. Stuars—. Entren y saquen todas sus pertenencias… ¡Que entren les digo!
Noah agarró al Sr. Stuars de la camisa y lo estampó contra la pared. Ahogué un gemido al verlos.
La mirada de Noah estaba completamente oscura, me daba terror verlo así.
—Jamás en tu perra vida volverás a desautorizarme —indicó entre dientes—. ¿Quién me creó? —lo soltó bruscamente y goleó su mandíbula—. Tu jodido jefe, eso soy maldito estúpido.
— ¿Sr. Lambert ? ¿Noah Lambert? —preguntó atónito, volteó a ver a los hombres que asintieron con miedo—. N-No sabía…No lo sabía Sr. Lambert. Solo habíamos tenido la oportunidad de hablar por teléfono…lo siento.
— ¿Qué clase de personas tengo trabajando para mí? —le preguntó a un Señor que hasta ahora veía—. Es un maldito incompetente —lo señaló enfadado.
—Tenía muy buenas referencias Sr, era el mejor.
—No me importa que su referencia sea del mismísimo presidente, en la maldita entrevista tuvieron que saber cómo era este jodido hombre.
—No se volverá a repetir Sr. Lambert —se apresuró a responder aquel hombre, se veía nervioso.
Todos aquí lo estaban menos yo… está bien, ¿A quién engañaba? Yo también lo estaba. ¿Cómo podía emanar tanto miedo?
—Claro que no o tú serás despedido junto con ellos —bramó.
— ¿Se-Seré despedido? —el miedo en el rostro del Sr. Stuars era muy evidente.
— ¿Y es que lo dudas?
—No volverá a suceder, se lo prometo —se levantó del suelo y antes de siquiera acercarse a Noah, este alzó su mano para que se detuviera—. Por favor no me despida.
—Es una mala imagen para mi edificio, solo tengo empleados competentes y humanitarios, no alguien que no es capaz dar una prórroga de un día, cuando se estipula que cualquier inquilino tiene derecho a una semana y lo peor, un avaro hambriento de hambre que lo único que le importa es el dinero.
—Señ…
—Saquen este hombre de mi edificio —ordenó. Se acercó al hombre que estaba a su lado y le susurró un par de cosas.
Todos se fueron y quedamos solamente los dos.
— ¿Por qué compraste este edificio? —fue lo primero que pregunté. No sabia que él era el dueño.
¿Acaso tenia tanto dinero para hacerlo?
—No tengo porque darte explicaciones de mi vida.
—Lo sé, solo que…Nadie de tu familia sabe que tienes un edificio, ¿Cierto?
—Solo mi padre —respondió cortante, como siempre.
— ¿Por qué comprar un edificio Noah? ¿Por qué comprar el edificio en el que vivo?
—Deja tus cuestionamientos, no te creas importante porque no lo eres —Una forma es saberlo y otra cosa es escucharlo de sus labios, dolía y mucho—. Quería empezar a invertir mi dinero y que mejor que en una cadena de hoteles.
Asentí entendiendo.
—Muchas gracias, que Alá te prospere siempre —asintió, mordiendo su labio inferior, ese pequeño gesto llamó totalmente mi atención.
Debería de ser un delito aquel gesto, Noah Lambert era pura tentación.
Líbrame de pensar cosas indebidas Alá.
—Sobre el apartamen..
—Dame una semana para buscar un nuevo por favor, solo una semana —me apresuré en decir, no había cambiado nada, tenia que irme.
—No, Zeyn..
— ¿No? Entonces tres días, solo tres días.
—Tampoco, tú…
—No quiero aprovechar que conozco a tu familia, Por Alá nunca lo haría —lo interrumpí nuevamente.
— ¿Me dejaras hablar? —cuestionó enojado, asentí como una niña regañada.
No hacía falta que Noah gritara para darte miedo, intimidarte o incluso ponerte nerviosa, con su mirada y el tono de su voz era suficiente.
—Lo que te quería decir es que puedes quedarte en este apartamento, no te preocupes por la renta y por los servicios, solo preocúpate por estudiar y ya.
—No puedo aceptarlo —dije confundida. ¿Por qué hacía esto?
—Claro que puedes y lo harás —expresó firme.
—Es que…no entiendo, ¿Por qué lo haces? —miré directamente sus ojos intentando encontrar alguna respuesta, pero como siempre, no demostraban nada, su mirada era neutra.
— ¿No puedes agradecer y ya? —negué lentamente—. ¿Por qué?
—Tal vez algo dentro de mí quiere confirmar algo tan imposible, pero que, a su vez puede ser tan posible como que Alá existe.
— ¿Qué cosa? —susurró.
—Que soy importante para ti Noah, que, aunque siempre me ignoraste, siempre estuviste al pendiente de mí.
Por un momento pude ver algo en sus ojos, pude ver aquella puerta abierta, por un solo momento observé el tesoro que Noah guardaba entre candados, por un momento pude verlo sin ninguna restricción y por primera vez, pude ver cariño en sus ojos, pero solo fue eso…un solo momento, un instante donde pude ver al verdadero Noah.
Caminaba de un lado a otro sosteniendo fuertemente mi teléfono entre mis manos, temía que, si no lo hacía, se caería debido a los fuertes temblores que tenía en todo mi cuerpo."No puede ser posible"Me repetía una y otra vez mientras recordaba aquel mensaje en donde mi prima hermana Elif, decía que mis padres sabían que me encontraba en Francia.¿Cómo lo habían descubierto?, lo sabría en unos minutos cuando Elif me llamara.Sabía que era cuestión de tiempo para que se enteraran, que mi pequeña burbuja donde me había refugiado iba a ser reventada tarde o temprano por ellos, yo lo sabía, pero…nunca me imaginé que sería tan pronto.Di un salto cuando mi celular vibró entre mis manos, el nombre de Elif apareció en él.—La paz sea contigo —saludó.&mdas
POV NOAHUna media sonrisa brotó de mis labios al terminar de cantar say you won't let go, esta canción me identificaba en estos momentos.Abrí los ojos de golpe al darme cuenta que los había cerrado por más tiempo del que podía tolerar, la sorpresa fue grande cuando vi a Zeynep observándome.¿Cuánto tiempo lleva ella ahí?— ¿Acaso tus padres no te enseñaron a no espiar a las personas? —Pregunté, dejando la guitarra a un lado—. Te hice una pregunta, responde.Me levanté de mi cama y fui hasta ella.—Y-Yo…esta…pasaba…y —deseé reírme en su cara por lo estúpidamente tierna que se veía nerviosa, pero claramente eso nunca sucedería—. Lo siento.— ¿Qué haces aquí? ¿Acaso no tienes un departament
Me había levantado de buen humor hoy.Mi felicidad fue en aumento cuando al llegar a la universidad me encontré con Paulo... Mi mejor amigo desde que había llegado aquí, lo amaba demasiado, era una muy buena persona y era muy agradecida al tener ese tipo de personas en mi vida.Sus vacaciones eran un poco largas, por eso recién llegaba hoy a la universidad.—Oh Zeynep, te extrañé tanto —me abrazó fuerte, tapándome por completa, era más alto que yo y muchísimo más musculoso. Mis bellos del cuello se erizaron al escuchar el susurro en mi oído—. Estas más hermosa que hace unos meses.Mi cara ardió y sonreí.—Y tú estás mucho más musculoso —me separé, sintiéndome observada de repente. Paulo agarró suavemente mi rostro y me plantó un beso muy cerca a l
No entendía absolutamente nada, todo parecía estar cayéndose a mí alrededor y simplemente no era capaz de hacer algo y de detenerlo.Había pasado una semana realmente difícil, una semana donde fingía que estaba bien cuando por dentro, estaba muriendo poco a poco, mis pensamientos eran confusos, y por primera vez…no sabía qué hacer.¿Qué haces cuando amas tanto a una persona, a tal punto que el amarlo duele?Porque eso era lo que me pasaba con Noah, lo amaba, y aun me preguntaba cómo pasó, como me había enamorado de alguien que no me quería y lo peor, de una persona que antes sus ojos, era completamente invisible.El amor era extraño, libre, el amor no te preguntaba a quién tú desearías amar, el amor era incomprensible, la mejor manera para perder tu cordura.Yo Zeynep Aslanbey, estaba completamente ena
— ¿Acaso has escuchado algo de lo que he leído? —Pregunté un poco enojada—. Es de mala educación no escuchar cuando te hablaban Emma…y más si estamos repasando los apuntes.—Lo sé, lo sé —rodó los ojos dando un bufido de total fastidio—. Solo estoy… ¿crees que sea una perra?— ¿Qué? —musité confundida por el rumbo de la conversación.— ¿Soy una perra? —preguntó de nuevo.—Escuché claramente, pero no veo porqué preguntármelo algo como eso.—Hace unas semanas conocí un chico —arrugó su ceño negando—. Bueno, no lo conocí, solo lo vi y joder es extremadamente caliente.— ¿Qué pasa con ello? —Me acomodé en mi lugar para poner toda mi atención en ella, ca
POV NOAH—Estoy aquí, ¿Para qué me necesitas? —Le pregunté a papá.Había recibido un mensaje suyo a primera hora del día, gracias a ello no había tenido tiempo para despedirme de Zeynep, lo que me tenía de mal humor.Estaba en su oficina para saber que quería decirme. Miré alrededor con agrado, amaba esta oficina y quería tener una igual o mejor.—Siéntate —señaló el cómodo asiento en el que había estado sentado miles de veces—. Es hora de tener una conversación padre a hijo, Noah.Me senté confundido, esperaba que no fuera lo que estaba pensando. Mi papa hablando del sexo era algo que simplemente evitaba a toda costa, recordar la primera conversación que tuvimos me hacía sentir incómodo. Era un desastre haciéndose explicar en cuanto al t
—Entonces Noah se fue sin decirte nada esta mañana, lo que hizo que te enojaras y te cuestionaras de por qué enojarte cuando claramente, tienes que poner distancias entre los dos, pero tú, deseabas despertar y encontrarlo para así desayunar juntos, como lo haría una pareja normal —dijo rápidamente, llegando a una conclusión de todo lo que le había comentado. —No deseaba eso —me defendí. Aunque le había contado todo lo que sucedió en la noche de ayer, había omitido por obvias razones el casi accidente que teníamos por culpa de la enfermedad de Noah. —Claro que sí Zeynep, admítelo —negué levemente, su ceño se frunció de repente y detuvo su paso, lo que me hizo detenerme también—. Hay algo que no entiendo. Exclamó, de repente muy seria. — ¿Qué? — ¿Por qué Noah te llevo a tu departamento y se quedó a dormir? —Estaba por responder de nuevo, la para nada creíble respuesta, pero Emma alzó su mano callándome—. No me creo eso de: "era muy tarde
POV NOAH. —Señor, una camioneta negra con los vidrios polarizados se ha acercado al perímetro de la universidad —me informó mi guardia de seguridad por teléfono. ¿Sería posible? — ¿Puedes ver su placa? —pregunté, viendo como Zeynep se marchaba a paso rápido. La podía alcanzar, ella no era alta. Dos zancadas para mí, eran como tres para ella. Lo haría al terminar la llamada, la llevaría hasta su casa, y esperaba correr con la suerte de probar como se debía esos dulces labios… tal vez. —Señor —arrugué mi ceño por el tono de voz de Franco, no era nada bueno lo que escucharía a continuación—. Es la misma placa, es el mismo auto. Todos mis sentidos se alarmaron y mi corazón empezó a palpitar rápidamente. Levanté mi vista y Zeynep ya no estaba. Joder, maldita enana. — ¿En dónde se encuentra la camioneta? —cuestioné, empezando a caminar rápido. Tenía un mal presentimiento, lo había tenido desde que sal