—Entonces Noah se fue sin decirte nada esta mañana, lo que hizo que te enojaras y te cuestionaras de por qué enojarte cuando claramente, tienes que poner distancias entre los dos, pero tú, deseabas despertar y encontrarlo para así desayunar juntos, como lo haría una pareja normal —dijo rápidamente, llegando a una conclusión de todo lo que le había comentado.
—No deseaba eso —me defendí.
Aunque le había contado todo lo que sucedió en la noche de ayer, había omitido por obvias razones el casi accidente que teníamos por culpa de la enfermedad de Noah.
—Claro que sí Zeynep, admítelo —negué levemente, su ceño se frunció de repente y detuvo su paso, lo que me hizo detenerme también—. Hay algo que no entiendo.
Exclamó, de repente muy seria.
— ¿Qué?
— ¿Por qué Noah te llevo a tu departamento y se quedó a dormir? —Estaba por responder de nuevo, la para nada creíble respuesta, pero Emma alzó su mano callándome—. No me creo eso de: "era muy tarde
POV NOAH. —Señor, una camioneta negra con los vidrios polarizados se ha acercado al perímetro de la universidad —me informó mi guardia de seguridad por teléfono. ¿Sería posible? — ¿Puedes ver su placa? —pregunté, viendo como Zeynep se marchaba a paso rápido. La podía alcanzar, ella no era alta. Dos zancadas para mí, eran como tres para ella. Lo haría al terminar la llamada, la llevaría hasta su casa, y esperaba correr con la suerte de probar como se debía esos dulces labios… tal vez. —Señor —arrugué mi ceño por el tono de voz de Franco, no era nada bueno lo que escucharía a continuación—. Es la misma placa, es el mismo auto. Todos mis sentidos se alarmaron y mi corazón empezó a palpitar rápidamente. Levanté mi vista y Zeynep ya no estaba. Joder, maldita enana. — ¿En dónde se encuentra la camioneta? —cuestioné, empezando a caminar rápido. Tenía un mal presentimiento, lo había tenido desde que sal
Días después Abrí los ojos de golpe arrepintiéndome al instante, una fuerte luz me hizo cerrarlos cuanto antes, mi cabeza empezó a doler a causa de mi arrebato. — ¡Zeynep! —escuché en un grito. Esa voz la podría reconocer a kilómetros, mi revoltosa mejor amiga Emma. —No puedo abrir los ojos —anuncié en un susurré, mi voz estaba muy ronca—. Agua. Escuché algunos movimientos. El respaldar de mi cama empezó a levantarse, lo que causo una molestia en mi espalda, me ardía mucho. ¿Por qué me… Empecé a recordar todo, había sufrido un intento de asesinato. —Intenta abrir los ojos, tú puedes. Asentí, abrí lentamente mis ojos, tratándome de adaptar a la luz cegadora de la lampara, me esforcé por mantenerlos abiertos hasta que pude acostumbrarlos. Observé ojeras en el rostro de Emma, tenía una mirada completamente cansada. —Lo…Lo siento —susurré. Solo sonrió y llevó el vaso de agua
—Que tú ya estas casada Zeynep Aslanbey, o debería de decir...Zeynep Lambert. —¿Qué hablas?, ¿acaso has enloquecido? —quise saber, estaba demasiado confundida ¿Noah estaba delirando? — ¿Ves que bromeo? —preguntó seriamente, lo cual negué—. ¿Aún no recuerdas? — ¿Me debería de acordar de algo? —cuestioné completamente confundida. Noah se sentó en el lugar anteriormente ocupado por Ömer. —Aquella vez donde saliste de noche Zeynep, hace varias semanas. —Fui a un bar —confesé, sintiéndome avergonzada de que él lo supiera. —Lo sé. — ¿Acaso me viste? —pregunté alarmada. —Sí, vi a otra Zeynep, una desinhibida, sin ataduras, sin religión, alguien que rompe las reglas sin importar las consecuencias. —Imposible Noah, sé que bebí, algo que nunca había hecho, pero no soy esa que dices y... ¿Te pareció más agradable esa Zeynep? —Cualquier fase o humor por el que pases me vuelve loco y me gusta. Retiré
Al ver el silencio de Noah continúe con algo que venía preguntándome desde hace horas. — ¿Por qué sabias que iba a casarme con Ömer? Para ese tiempo no era nadie en tu vida. —Te investigué y supe todo sobre tu vida —confesó, manteniéndose quieto en su lugar, no se había movido y al parecer no tenía ganas de hacerlo—. Cualquier persona nueva que llegue a nuestra familia es investigada, no queremos imprevistos. — ¿Por qué ayudarme? —insistí—. Por Dios, no me mientas. —No tenía pensado hacer lo que hice, al contrario, quería que te llevaran lo más pronto posible, pero...supe que eras la chica por la cual estaba perdiendo el juicio, así que tenía que hacer algo para que no te fueras. Sorpresa, decepción y curiosidad eran los sentimientos que albergaban en ese momento en mi interior. — ¿Perdiendo el juicio? —Arrugué mi ceño totalmente confundida—. ¿Yo soy la chica? —Nunca nadie me había atraído tan rápido como tú, no podía dej
Una semana después. — ¿Necesita algo más? —preguntó la enfermera. —No, gracias —asintió dispuesta a irse, pero cuando estaba por abrir la puerta la detuve—. ¿Sabes si Emma ya se fue? —Sí, la Srta. Emma ya se ha ido con el joven Ethan —respondió volteándose. Mi loca amiga, solo esperaba que le fuera bien el día de hoy, y no estuviera en vuelta en ningún problema. — ¿Sabes si Noah ha venido hoy? —Su ceño se frunció, lo que me hizo recordar que tal vez no lo conocía—. El hermano mayor. Por alguna razón Emma no me volvió a decir nada sobre él cuando venía a visitarme que era todo el tiempo, y yo tampoco lo nombré, aunque me moría por hacerlo. —Él vive en esta casa —aclaró confusa—. En las mañanas he visto que se encierra en el despacho del señor Lambert y después se va. Siempre llega pasadas las 10pm. Aunque... ayer una joven muy hermosa vino buscándolo, y después se fueron juntos. — ¿Por casualidad no se
— ¿Q-Que es lo que acaba de decir Zeynep? —preguntó Gabriel, en su mirada se veía el miedo y el horror. —Nada —respondió seco. Vi las expresiones de Noah y sabía que estaba nervioso. Gabriel dio un paso hacia delante y Noah retrocedió. Me encontraba en el medio de ellos dos, lo que me hizo hacerme a un lado. — ¿Cómo...Como no... —vi un leve temblor en las manos de Gabriel y como sus ojos se ponían vidriosos. En cualquier momento lloraría—. ¿Por qué no nos dijiste? —cuestionó completamente dolido, una lagrima recorrió su mejilla. Oh dios mio. —Por esto —los señaló a ambos, Noah también tenías ganas de llorar, pero se contenía—. Ya han sufrido mucho conmigo, no merecían hacerlo otra vez. —Los quiero en veinte minutos en la sala...a los dos. Salió rápidamente azotando la puerta en el proceso. Me acerqué a Noah y lo abracé, sabía que lo necesitaba. Sus brazos me rodearon y enterró su rostro en mi cuello. —No q
—Noah —llamé, tocando suavemente su puerta—. ¿Estás ahí? Escuché unos pasos venir, abrió la puerta y rápidamente pude notar bolsas negras debajo de sus ojos, el cansancio se notaba demasiado en su rostro, aun cuando acababa de salir del baño, gotas de agua caían de su cabello. —Buenos días —sonrió, haciéndose a un lado para que entrara. — ¿Cómo dormiste? —No dormí —cerró la puerta y se encamino al baño, para terminar de secarse el cabello, suponía — ¿Por qué? —decidí preguntar, aun sin moverme. — ¿Por qué subiste hasta acá? Tienes que cuidarte Zeynep, aun estas muy débil. —Me siento muy bien, te venía a decir que mañana asistiré a clases. —No —respondió rápidamente, asomándose por la puerta—. No puedes ir todavía, Ömer aprovecharía el momento para raptarte y llevarte a Turquía, dentro de la universidad existen muchas posibilidades de que lo pueda lograr. Sé que quieres salir, así que en tres horas saldremos los cuatro,
— ¿Entonces no se puede hacer nada? Tenemos que quedarnos sin hacer nada mientras poco a poco nuestro hijo pierde la visión. El doctor se tensó en su lugar, el tono que había utilizado Gabriel podía intimidar a cualquiera. Después de que Noah se despertara, habíamos bajado a desayunar y a esperar a sus padres que no tardaron en llegar para así salir rumbo a la clínica. Le habían hecho un par de exámenes y ahora nos encontrábamos con el médico especializado que se encargaría de la enfermedad de Noah. —Esta enfermedad no tiene cura señor Lambert, pero la ciencia avanza muy rápido, en varios años tal vez haya una cura, es incierto. — ¿Y mientras nos sentamos a esperar? La paciencia no es mi virtud —Noah apretó mi mano e instintivamente lo miré. Se notaba un poco incómodo, pero su rostro estaba sereno. —Ya papá —suspiró, llevando su mano desocupada a la cien—. No existe cura, ¿Tan difícil es que lo aceptes? — ¿Tú ya lo hiciste? —indagó el