CAPÍTULO 5

Caminaba de un lado a otro sosteniendo fuertemente mi teléfono entre mis manos, temía que, si no lo hacía, se caería debido a los fuertes temblores que tenía en todo mi cuerpo.

"No puede ser posible"

Me repetía una y otra vez mientras recordaba aquel mensaje en donde mi prima hermana Elif, decía que mis padres sabían que me encontraba en Francia.

¿Cómo lo habían descubierto?, lo sabría en unos minutos cuando Elif me llamara.

Sabía que era cuestión de tiempo para que se enteraran, que mi pequeña burbuja donde me había refugiado iba a ser reventada tarde o temprano por ellos, yo lo sabía, pero…nunca me imaginé que sería tan pronto.

Di un salto cuando mi celular vibró entre mis manos, el nombre de Elif apareció en él.

—La paz sea contigo —saludó.

—wa alaikum assalam —respondí de inmediato.

—Lo siento prima, traté de hacer hasta lo imposible —me senté de inmediato en el primer mueble que encontré, sabía que no me gustaría para nada lo que venía a continuación—. Saben que te encuentras en Francia, han enviado un investigador privado para dar con tu ubicación exacta, pues al parecer en una de nuestras llamadas obtuvieron un indicio, por esa razón cambié de teléfono.

Cerré mis ojos dejando que mis lágrimas cayeran silenciosamente.

—To-Todo se ha… ac-acabado —susurré ahogada en llanto.

—No —respondió deteniéndome—. Con Dios como testigo, te prometo que haré hasta lo imposible para que mis tíos rompan tu compromiso, yo lo haré.

Sonaba tan confiada que cualquiera le creería, cualquiera menos yo. Era imposible que lo lograra, mi padre ya había firmado el contrato con el presidente para que me casara con su hijo Ömer.  

Ömer estaba dispuesto a dar una gran dote, jamás se había visto algo como eso y entre aquella dote, estaba incluido un ascenso al congreso demasiado favorable para mi padre.

¿Por qué?

Querían que no se tuviera duda al respecto y que mejor manera que comprar a mis padres con algo que siempre han amado…el poder. Este compromiso uniría a dos grandes familias y desde años venían preparándolo sin saber. 

Después de reunirse con Ömer y firmar el contrato, me habían dado la noticia en compañía de toda la familia, no sabía la razón de aquella reunión y mucho menos sabía que horas antes mi padre se encontraba firmando un contrato de matrimonio, habían acordado la fecha durante cinco meses, cinco meses en los cuales Ömer me había hecho creer que quería mi amistad.

Estaba devastada, mis padres aun vivían en su época donde los matrimonios forzados se veían muy a menudo.

La mañana siguiente toda Turquía se enteraría así que no pude esperar, el mismo día donde supe que mi vida era una mentira decidí huir con la ayuda de mi prima Elif quien había anticipado mis movimientos, pudo retirar una cantidad muy favorable de dinero que me ayudaría a establecerme nuevamente.

Lejos de mi país.

Lejos de mi familia.

Lejos de Ömer.

—Agradezco todos los días a Dios por darme una Prima como tú, Elif —sonreí inconscientemente—. Pero no quiero que me ayudes más, no quiero que tengas problemas con mis padres por mi culpa.

— ¡No puedes pedirme algo como eso! Por Dios, ¿Acaso enloqueciste? —Iba a responder, pero fui interrumpida por ella—. Eres como mi hermana pequeña Zeynep, juré el día en que naciste protegerte siempre.

—Te-Tengo que irme cuanto antes de Francia —dije en voz alta lo que tanto temía.

Pasaron varios segundos en silencio hasta que Elif habló.

— ¿Por qué no te escucho tan convencida? —Suspiré al recordar las razones—. Acaso… ¿Te enamoraste? ¿Zeynep te has enamorado?

— ¡¿Qué?! —casi grité sobresaltada—. Claro que no, solo es… por Emma, ya sabes, la quiero mucho, es como una segunda hermana y no puedo evitar ponerme triste.

— ¿Acaso también por un varón llamado "Noah"? —negué rápidamente, hasta que me di cuenta que no me podía ver.

—No.

—Ohh Dios, mi hermana encontró el verdadero amor —pude sentir la emoción en su voz—. No me mientas, dime la verdad.

Le había hablado un poco sobre cada uno de los hermanos de Emma, pero al parecer no pude ocultar mis sentimientos cuando hablaba sobre Noah.

Resignada le conté absolutamente todo, llevaba mucho tiempo callando mis sentimientos y aunque Emma conocía que tenía sentimientos por su hermano, no lo sabía absolutamente todo.

Elif me escuchó sin interrumpirme, de vez en cuando la escuchaba soltar pequeños gruñidos y chillidos de felicidad.

— ¿Cómo pudiste enamorarte de alguien que ni siquiera es capaz de saludarte? ¿Sus padres no le enseñaron modales? estas mal Zeynep, ese hombre no es para ti.

—Tampoco lo sé, y si, él señor y señora Lambert  los educaron muy bien, sus otros hijos son muestra de ello. Sé que él no es así, ¿por qué? tampoco lo sé.

—Aun así, estoy agradecida que te haya ayudado. Lo tendré en mis oraciones a partir de ahora. Que Dios lo prospere y le dé larga vi..

Fruncí mi ceño al escuchar como Elif callaba abruptamente.

— ¿Sucede algo Elif? ¿Por q..

— ¿Con quién estás hablas? —escuché la fría voz de mi padre, haciéndome congelar en mi lugar. Hace mucho tiempo no la escuchaba.

Cuelga, cuelga el teléfono Zeynep —pensé para mis adentros, mi cuerpo no respondía.

—No lo volveré a preguntar, ¿Con quién estás hablando? —la llamada se cortó, podía imaginar el problema que tenía justo en este momento por mi culpa.

Lo siento.  

Lo que acababa de suceder era un aviso que tenia que irme cuanto antes de aquí.

 […]

Estaba en casa de Emma, nos encontrábamos en su cuarto. Había pasado tres días desde que había hablado con mi prima y dos días desde que le conté a Emma lo que sucedía. Le conté absolutamente todo, la mejor decisión que pude tomar.

Ella se la pasaba contándome absolutamente todo sobre su vida, se me hacía injusto, aparte de herir nuestra relación, el no contarle era algo que siempre me carcomía por dentro, Alá sabe que lo hacía.

—No te puedes ir Zeynep —expresó en un susurró a mi lado, estábamos acostadas en su cama.

—No me quisiera ir, pero tengo que hacerlo —revelé abatida.

—Tal vez si le pedimos ayuda a mi papá —volteé a mirarla como si estuviera loca—. Mi papá es un empresario muy respetado y tiene muchos contactos, tal vez él podría hacer que tus registros desaparecieran, sería como si nunca hubieras estado acá. No tendrían de donde investigar y se irían.

—No, no quiero involucrar a más personas en esto —negué rotundamente—. Nunca abusaría de la confianza de tu padre.

—Lo haremos, hoy mismo hablaré con él…Por favor, deja que te ayude, no puedo simplemente quedarme sin hacer nada.

Emma era muy convincente cuando se lo proponía, y más cuando te miraba con ojos de cachorritos y un leve puchero que la hacía ver tan inocente y adorable.

—Está bien —respondí rendida, dio un chillido de felicidad y se levantó para hacer su baile de victoria, un horrible baile, solté una carcajada al verla—. Por favor para…Es horrible.

—¿Horrible? —me señaló—. Ya desearías bailar como lo hago yo —la miré alzando una ceja y bufó retractándose—. Está bien, admito que me encantaría bailar como lo haces tú, mueves tus caderas condenadamente bien. ¿Acaso tienes sangre latina?

—Es de familia —respondí simple—. Y no lo sé, ¿Cómo saberlo?

—Siempre he querido preguntarte algo —asentí en su dirección—. ¿Por qué nadie aparte de tus padres y si te llegas a casar, tu futuro esposo, no te pueden ver bailar?

—El Corán i***a a las musulmanas a cubrir lo que es evidente —guardé silencio un momento, recordando el gran texto que mis padres me exigieron que lo memorizara—. Dice: “Y di a las creyentes que bajen la mirada y guarden sus partes privadas, y que no muestren sus atractivos a excepción de los que sean externos, y que se dejen caer el tocado sobre el escote y no muestren sus atractivos excepto a sus maridos, padres, padres de sus maridos, hijos, hijos de sus maridos, hermanos, hijos de sus hermanos, hijos de sus hermanas, sus mujeres, los esclavos que posean, los hombres subordinados carentes de instinto sexual o los niños a los que aún no se les haya desvelado la desnudez de la mujer. Y que al andar no pisen golpeando los pies para que no se reconozcan los adornos que lleven escondidos”.

—Waoo —pronunció Emma, sonreí entendiéndola— Estas en contra de todo lo que llegaste a creer desde pequeña Zeynep… ¿Por qué?

—No estoy en contra, son las reglas y es con lo que viví y lo acepto, pero estar en otro país… en otra cultura, me hizo querer ser alguien diferente a lo que soy, pero conservando mis raíces. Siempre quise utilizar shorts. Siempre quise vivir sin tantas reglas y es justo lo que estoy haciendo y me encanta vivir de esta forma.

—Enseñar danza árabe…No lo…

—No, y todos los días le pido perdón a Dios por exponerme enfrente de tantas personas, pero como yo, hay muchas más musulmanas que pensamos diferente.

— ¿Diferente cómo? —Cuestionó Emma—. Cuéntame todo Zeynep, quiero saberlo.

— Yo soy religiosa, pero no activa, lo era cuando estaba en mi país, bajo el techo de mis padres. Creo en Alá, y en nuestro Gran Profeta Mahoma, pero no leo namaz todos los días. Para mí es más importante rezar a mi manera y hablar con Dios, no solo durante el horario específicamente designado para hacerlo, sino que hablo con Él cuando siento la necesidad. Cuando llegué acá a Francia decidí no usar el hiyab como otros musulmanes activos, pienso que lo más importante es creer con tu corazón, no con tu ropa.

—Tienes toda la razón, no pueden decir que por nuestra forma de vestir somos menos o más. Lo único que importa es tu corazón, tu alma. Hay muchas personas en el mundo aparentando algo que no son.

—Pero, eso no justifica que baile y exhiba mi cuerpo de esa manera…Voy por un vaso de agua…Deberías de tener tu propia nevera, así no tendría que estar bajando.

Emma asintió entre risas, sabía que pronto tendría una en su habitación.

Salí de su habitación, pero una melodía en el fondo del camino me hizo caminar hasta allá.

Me acerqué más a la puerta con duda, era la habitación de Noah y lo último que quisiera era que me viera invadiendo su privacidad.

Él invadió la tuya —dijo mi subconsciente.

La puerta estaba entreabierta y me permitía verlo sentado en la orilla de su cama tocando su guitarra.

Te conocí en la oscuridad

Tú me encendiste

Me hiciste pensar

Que yo era lo suficiente

Bailamos toda la noche

Bebimos demasiado

Sujeté tu cabello hacia atrás

Mientras vomitabas

Entonces sonreíste sobre tu hombro

Y por un minuto, me puse sobrio

Te puse cerca de mi pecho

Y me pediste que durmiera contigo esa noche

Yo dije, ya te dije

Que creo que deberías descansar

Yo sabía que te amaba

Pero nunca lo supiste

Porque actué como si nada cuando tenía miedo de dejarlo todo atrás

Yo sabía que te necesitaba

Pero nunca lo demostré

Pero voy a estar contigo

Hasta que seamos ancianos

Solo dime que no te irás

Solo dime que no te irás

Té despertaré con un desayuno en la cama

Te llevaré café

Con un beso sobre tu cabeza

Y llevaré los niños al colegio

Me despediré de ellos

Y daré gracias a los cielos por aquella noche

Cuando miraste sobre tu hombro

Por un minuto, olvidé que soy mayor

Voy a bailar contigo ahora, sí

Luces bella como nunca

Y juro que a cada día estás mejor

Me haces sentir de esa forma, de alguna manera

Estoy tan enamorado por ti

Y espero que sepas

Querida, tu amor vale más que el peso en oro

Fuimos muy lejos, mi querida

Mira cuanto crecimos

Y voy a estar contigo

Hasta que seamos ancianos

Solo dime que no te irás

Solo dime que no te irás

Voy a vivir contigo

Incluso cuando seamos fantasmas

Porqué siempre estuviste a aquí para mí

Cuando más te necesité

Te amaré hasta que

Mis pulmones no resistan más

Te prometo hasta que estemos muertos

Como en nuestros votos de matrimonio

Entonces te escribí esta canción

Ahora todos saben

Que solo quiero tú y yo

Hasta que seamos ancianos

Solo dime que no te irás

Solo dime que no te irás

Solo dime que no te irás

Oh, solo dime que no te irás

Llevé mis manos a mi corazón que latía frenéticamente, no sabía la razón, pero una parte de mí, una pequeña parte pensó que era él, era él chico del bar, el chico que había cuidado de mi hace tres días cuando decidí ir por primera vez a un bar a tratar de olvidar todos mis problemas.

No recordaba su rostro, en mis pensamientos estaba completamente borroso, pero recordaba lo bien que me sentía junto a él…me sentía en casa.

Corán: Libro fundamental de la religión musulmana que contiene las revelaciones que Dios hizo a Mahoma.

Hiyab: es un velo que cubre la cabeza y el pecho que suelen usar las mujeres musulmanas desde la edad de la pubertad, en presencia de varones adultos que no sean de su familia inmediata, como forma de atuendo modesto.

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