~ Tamia ~Apoyé mi cabeza contra su pecho, él me abrazo fuerte y volvió a abrir el agua caliente. "Quiero a mi hermosa de ojitos verdes de vuelta, por favor." Pidió y clavé mis uñas en su piel. "Tamia." Gimió de una forma sexy y lo miré. Chocó sus labios contra los míos, luego me besó con hambre y deseo. Su beso lo decía todo, era mío y de nadie más, así que rodeé su cintura con mis piernas, ansiosa por que me hiciera suya, queriendo sentir su miembro dando vueltas de amor muy dentro de mí, y por supuesto no me decepcionó. Luego, nos movimos de la ducha a la cama. Yo había estado distante por más de una semana, por lo que era de esperarse que quisiera hacerme el amor y eso me encantó; pude sentir su corazón y sus intenciones en cada penetración llena de pasión. Llegué al clímax dos veces antes de que él se viniera dentro de mí, pero sus ojos oscuros me dejaron saber que la noche apenas comenzaba. Finalmente llegó el día del baile, y me puse un vestido de color crema, apenas p
Sylvester salió del vestidor sonriendo, era bastante obvio que había escuchado lo que su madre dijo. Iba vestido con su atuendo oficial. Su uniforme de rango y algunos adornos que lo hacían lucir exquisito. Llevaba el cabello recogido en una cola de caballo, supuse que Marcel y Theodore estarían vestidos de la misma forma. Estaba arreglándose los botones de las muñecas de su camisa blanca bajo el traje oficial. "Veo que ustedes dos son un equipo." Comentó y me besó la punta de la nariz. Me reí y él también. "Te ves hermosísima, ojitos verdes." Me halagó y le sonreí. "Y tú te ves guapísimo, Lord Volkov." Respondí, así nos reímos el uno del otro. "No puedo esperar a que termine la fiesta para quitarte la ropa y hacerte el amor." Dijo mientras besaba el punto débil de mi cuello, lo cual me hizo caer en sus brazos. Gemí y él se rio. "¿Vamos entonces?" Preguntó y asentí. Me llevó fuera de la habitación y nos dirigimos hacia el salón. "Lord Volkov y Lady Tamia." Anunció el
~ Tamia ~Nunca olvidaré la noche en la que mi maravillosa vida se convirtió en un completo desastre. No puedo sacar de mi mente el momento en que todo cambió.Mi esposo y yo fuimos a una fiesta a la que no quería asistir, pero Casper, un beta amigo de Leo, era el anfitrión y él estaba decidido a honrar su invitación a toda costa. Debí haberle suplicado un poco más que nos quedáramos en casa, pero quería ser una esposa comprensiva, así que decidí seguirlo y ese fue mi peor error.Leonardo Albert era mi esposo y el alfa de la Manada de la Montaña, lo que me hacía ser conocida como Tamia Albert, la Luna de la manada. Leonardo me eligió para ser su Luna cuando tenía diecinueve años. En realidad, empezamos a salir cuando yo tenía diecisiete y él veintiuno, aunque no llegamos a la intimidad física, ya que, aún no tenía la edad para eso, nos enamoramos de todos modos y juramos permanecer juntos.Muchas de las mujeres de la manada me odiaban porque él solo tenía ojos para mí y no es que yo
~ Leo ~Tamia era el amor de mi vida y no había nada que no haría por ella. La amaba con toda mi alma y cuando le prometí que siempre estaríamos juntos, lo dije muy en serio. Era perfecta para mí; hermosa tanto por dentro como por fuera y tenía la fuerza que una Luna debía de poseer. Amaba cada una de sus cualidades y sinceramente no podía dejarla ir.Estaba enamorado de ella desde que recuerdo, por eso cuando se presentó la oportunidad de cortejarla, la aproveché de inmediato y como resultado, habíamos estado casados durante cinco años. La amaba inmensamente. Mi amor por ella era tan fuerte que creía que sería fácil rechazar a mi compañera destinada si alguna vez la encontrase y ella prometió hacer lo mismo a cambio. Sin embargo, nunca imaginé que rompería esa promesa de una forma tan cobarde.Tamia no quería ir a la cena de Casper; debí haberla escuchado y decirle a mi amigo que no iríamos, pero ahí inició mi caída. El fresco aroma a menta y manzanas me tomó por sorpresa y me atra
~Tamia~ Por la mañana salí a correr y al regresar, la gente me miraba con curiosidad. No necesitaba tener más de 2 neuronas para saber que ya se había difundido la noticia de que el Alfa había encontrado a su compañera destinada. Leo no intentó ocultar la atracción entre Amanda y él. Internamente me preguntaba si los miembros de la manada estaban contentos de que su Alfa sería más fuerte ahora que había encontrado a su compañera destinada. También me cuestionaba a mí misma, si me apreciaban lo suficiente para que se preocuparan verdaderamente por mí y el dolor que sufriría, el cual hasta podría volverme loca. Honestamente, me preguntaba de qué lado estarían.Pasé corriendo junto a los miembros de la manada y regresé a mi casa. Leo estaba desayunando pero, no le había hablado y no planeaba hacerlo, porque no tenía nada que decir. Fui al dormitorio a ducharme y vestirme para comenzar el día, había una reunión a la que debíamos asistir juntos y por mucho que preferiría quedarme en cas
~Tamia~ No hablé con Leo durante todo el viaje y cada intento que hizo por hablar conmigo fue respondido por mi silencio. Cuando finalmente llegamos a casa, fui directo al dormitorio. Nuestra casa tenía cuatro habitaciones, queríamos que nuestros hijos tuvieran cada uno la suya propia, pero ya no sería así. Me pregunté cuál de esas habitaciones me pedirían que ocupara cuando Amanda se mudara; Las palabras de Linda seguían en mi mente y al igual que ella, sabía que mi cama estaría también vacía pronto."Tamia, por favor." Dijo Leo, siguiéndome a la habitación. "Por favor, Tamia." Suplicó y me giré para mirarlo."¿Por favor qué? Todos están hablando de esto, Leo, me humillaste en la fiesta, ¿qué si ella es tu compañera destinada? ¿Tenías que dejarme sola para ir al balcón y besarla? ¿Sabes siquiera lo que significa controlarte a ti mismo?" Le pregunté y bajó la cabeza."El sentimiento era abrumador." Me reí al escuchar su respuesta."Mejor ve a Bosque Blanco y termina lo que ya empezas
~ Tamia ~Pasó otro mes en el que las cosas empeoraron entre Leo y yo; ya no pasaba tiempo conmigo y sutilmente se había mudado de nuestro dormitorio. Se veía venir, pero aun así me molestaba. Además, llevaba a Amanda a las funciones a las que lo invitaban y me dejaba a cargo de la manada. Ya estaba trabajando en mi salida, así que me decía a mí misma que solo tomaría un poco más de tiempo. A menudo miraba donde descansaba su marca en mi cuello y quería quitármela. Odiaba verla, tanto que siempre la cubría, al menos mis lágrimas ya se habían secado. Algunas Lunas simpatizaban conmigo y otras felicitaron a Amanda, aunque ella no había sido nombrada Luna aún y yo sabía por qué; Amanda era doctora y no estaba entrenada para la batalla. Nombrarla Luna significaría que tendría que asumir todas mis responsabilidades, incluyendo liderar batallas y supongo que su vida era demasiado importante para eso. Mientras tanto yo planeaba sorprender pronto a Leo.Poco después, estaba sentada en mi o
~Tamia~ "¿Qué está haciendo el Alfa de la manada del Bosque Verde aquí?" Le pregunté a Linda, y ella se rio."Kyle cree que nuestra región necesita crear una alianza con ellos para luchar contra el señor Lobo, Sylvester Volkov." Explicó y fruncí el ceño."¿Pero eso no sería buscar problemas innecesarios?" Dije, pero ella negó."Creo que sí, pero los Alfas no lo creen. No fuiste a la última reunión, así que te perdiste esa conversación tan machista, hasta se están uniendo para luchar contra el señor Lobo, alegando que el mundo estaría mejor sin él. Además, ha tomado el control de toda la región del norte y también de occidente." Agregó.Volví mi mirada hacia el Alfa Devin, quien esperaba pacientemente a que terminara mi conversación con Linda."Lo pensaré." Dije. Él se sorprendió con mi respuesta, al parecer no esperaba que dijera que no. "Bueno, entonces esperaré pacientemente hasta que decidas." Se inclinó y se alejó. Podía oír a Leo gruñendo en mi cabeza. "Te voy a dar una paliz