~ Tamia ~Los ojos de Sylvester permanecían fijos en ella, sin moverse ni pestañear siquiera. Me pregunté si era Susan, miré a mi alrededor y noté a Leo mirándome con preocupación. Sentí que había vivido la misma escena antes y me sentía en un deja vu, pero no quería creer que me estaba pasando de nuevo. Vi a Linda y Theodore bailando, pero no quise llamarlos. Stephanie estaba hablando con uno de los invitados y Marcel estaba presentando a Avery con la gente. No sabía si debía pellizcar la pierna de Sylvester o llamarlo por su nombre. "Syl- ves-ter..." Dije con voz entrecortada, pero no respondió y mi corazón empezó a acelerarse. "¡No!, ¡no!, ¡no! Tamia." Gritó Kaira con dolor y me pregunté si debería quedarme para enfrentar la humillación que estaba por venir. "¿Syl-ves-ter?" Repetí de nuevo con voz entrecortada, pero sus ojos seguían fijos en la mujer rubia con el vestido durazno, entonces vi cómo la palabra salía de sus labios. "Compañera." Mis ojos se llenaron de
Escuché gruñidos leves de Sylvester y su respiración estaba entrecortada. Él no quería inhalar su aroma. Lo miré y pude ver que estaba luchando contra Knight. Sabía que el destino había vuelto a hacer de las suyas. ¿Qué hice yo para merecer todo esto? Era ya suficiente que me hubiera pasado una vez, pero carajo ya dos veces era una maldición.En mi mundo encontrar a tu compañero destinado era ya de por si bastante raro, pero justo a mí me seguía pasando. Solo tres personas encontraron a su destinado en la manada de la montaña y Leo fue uno de ellos. En la manada de Avery, solo Max encontró a su destinada y lo mismo ocurrió en la manada de Linda. ¿Por qué algo tan raro tenía que sucederme tres veces? Luché contra mis lágrimas y traté de mantenerme fuerte frente a la humillación que estaba a punto de enfrentar. Al instante, las palabras de Pamela resonaron en mi mente y me sentí avergonzada de mí misma. Le había dicho a Sylvester que rechazar al destinado no era nada fácil y él
Ella estaba luchando por controlarse. Podía verlo, además, yo era un simple obstáculo en su camino. "Busquemos un lugar privado para hablar, lejos de la multitud." Suplicó y supe que al decir ‘multitud’ se refería a mí. Sentí que lo podía perder "El destino nos unió, así como lo deseábamos cuando éramos jóvenes." Dijo con lágrimas en los ojos. "Yo elijo mi propio destino, Susan". Le respondió él, mirándola. "Yo, Sylvester Volkov..." comenzó y no podía creer lo que estaba a punto de hacer. "Espera, no lo hagas. Debilitará a nuestros lobos. Eres el Lord, Knight no puede debilitarse. No me importa compartirte con ella, es un precio que estoy dispuesta a pagar por haberte dejado, pero por favor no lo hagas. Te lo suplico, haré lo que sea por estar contigo y seguir siendo tuya. Por favor, piénsalo, me ha costado mucho vivir sin ti." Rogó Susan, luego me miró con lágrimas rodando por sus mejillas. Para ese momento, todos estaban concentrados en nosotros nuevamente, la distracción
~ Sylvester ~Escuché a mi madre entrar en nuestra habitación y me pregunté de qué quería hablar con Tamia justo antes del baile, pero todavía estaba intentando colocar los gemelos en los puños de mi camisa, así que permanecí donde estaba. Además, no quise interrumpirla. Al escucharla, las palabras de mi madre tocaron mi corazón. Sabía que Susan había estado intentando hablar conmigo desde que llegó, pero la había ignorado. Glenda también fue a verme a la oficina dos veces, y para la tercera vez, le prohibí que se me acercara.Además, tuve que preguntarle cómo se sentiría si intentara alejar a Dominic de ella, creo que, en ese momento, finalmente entendió que lo que hacía no estaba bien.Esa mujer era insoportable, eso me hizo entender porque a Dominic le costaba tanto comprometerse realmente con ella. Estaba seguro de que mi hermano podría cambiar, si tan solo conociera a alguien como Tamia. Me pareció estúpido que Glenda intentara convencerme de ver a Susan sabiendo que Tamia y y
Sentí que todo se desbarataba dentro de mí, ante la confusión tan abrumadora que embotó mi cerebro, pero traté de resistirme lo más que pude, sin embargo, mis ojos no pudieron evitar quedarse mirándola fijamente. Todo se desvaneció en esos momentos; mis manos ardían por tocarla y mis labios rogaban por besarla, estaba fuera de control. Nada me importaba, la miré a los ojos y nuestras miradas se cruzaron. "Compañera." Esa palabra salió de mis labios sin esfuerzo, ella sonrió y respondió. "Compañero." No escuché su voz, pero leí sus labios, mientras venía hacia mí. Quería llevármela de ese lugar y reclamarla. Podía ver colores a su alrededor, que formaban un remolino de arcoíris, haciendo que me concentrara únicamente en la mujer frente a mí, como en un túnel, ella era el único centro de mi atención. Alguien estaba tratando de enlazarse conmigo, pude sentir cómo tocaba los bordes de mi mente, pero estaba cerrado. Todo lo que quería en ese momento era a Susan, todo lo que neces
Tamia me sostenía, abrazándome de lado. Llegamos a la habitación y ella me ayudó a desvestirme. Me recosté completamente en la cama, sumido en la agonía, sintiendo que iba a morir. Knight estaba más loco que una cabra en ese momento. Escuché a Tamia murmurar algo, pero no pude prestarle atención. El dolor era cegador, y me sentía agotado. Entendí por qué la gente le temía a el rechazo; el dolor era insoportablemente intenso, solté quejido tras quejido hasta que todo se volvió oscuro. Desperté y noté que era de madrugada. El dolor había desaparecido, pero mi cuerpo se sentía físicamente débil, había debilitado a mi lobo. Miré a mi lado, donde Tamia estaba durmiendo, solo podía imaginar lo que ella había sentido en el salón de baile, quería presumirla y divertirme con ella, pero en su lugar, tuve que lidiar con el maldito vínculo de compañeros destinados y asustarla. Sentí una lágrima rodar por mi mejilla debido a mi profunda tristeza, sentía un gran vacío dentro de mí, ¿eso fue
~ Leo ~ Max, Kyle y yo, llegamos al Norte junto a nuestros compañeros del equipo de polo, algo nerviosos para decir la verdad. No teníamos idea de cómo jugar, pero sabíamos que Sylvester jugaría polo y Kyle quería discutir el intercambio de Linda por Rebecca. Max pensaba hacer lo mismo, milagrosamente concluyó que necesitaba a Avery y no a Michelle. Intenté hacerlos cambiar de opinión, pero se negaron a escuchar, y como líder del este, era mi deber apoyarlos, aunque sería una tortura porque no podía soportar ver a Tamia con el Lord de los Lobos. Sabía que le había enviado una carta de despedida, pero mi corazón culpable no podía decir adiós, ella lo era todo para mí y no había forma de que la superara. Quise venir con Amanda para que no estuviera sola, pero tenía cosas que hacer y prometió venir luego. Habíamos estado intentándolo, consideraba que estábamos progresando. Cuando supe que Devin estaba cerca, me preocupé por Tamia, porque si lo que decía era cierto, él podría capt
Tuve que controlarme bastante para evitar reírme de mis amigos. Se sirvieron champaña, se veían algo enojados, porque se habían dado cuenta de que la estúpida razón por la que se habían inscrito y venido al torneo de polo, se iba a quedar solo en una ilusión para ellos, estaba claro que ninguna de sus exesposas estaría dispuesta a volver al lado de esos imbéciles cretinos. Poco después, presentaron a una mujer como la Dama del Norte, un lugar que pronto Tamia ocuparía. Supuse que era la esposa del antiguo Lord y la madre de Sylvester. Se veía hermosísima, bastante radiante y joven, pero sus ojos comenzaban a reflejar su edad. La gente presente la aplaudió y la saludó con respeto, era evidente que todos la querían. Sonrió y saludó de vuelta mientras se dirigía a la mesa.Entonces, supe que Tamia y Sylvester llegarían pronto. No sabía cómo me sentiría al verla de nuevo, la maltraté cuando rompí mi promesa y la obligué a compartir. Por más que intentara arreglarlo, el daño ya estaba h