"Leo, no pareces ni un poquito sorprendido por todo lo que tu papá te acaba de decir." Expresó mi mamá, con una ceja levantada intentando analizarme, por lo que suspiré. "Estoy muy impactado al descubrir que soy descendiente de los Volkov y que tengo genes de los Stepanov. Pero el resto ya me lo esperaba, han pasado muchas cosas últimamente." Le dije. "Yuri está atacando nuestras manadas y ha estado matando a todos los que se niegan a dejar sus tierras o someterse a él. Además, hace poco, Erik envió a sus hombres al Norte para atacarme, estaba volviendo de la fiesta de los Clayman hacia la hacienda, iba con los Lores en la camioneta cuando de repente, nos atacaron." Estaba relatando, pero mi papá me interrumpió. "¿Joan Clayman? ¿Qué hacías en la casa de esa perra?" Inquirió mi papá con rabia, me pregunté por qué odiaba tanto a la consejera."Ella está del lado de Yuri, así que no creo que Erik haya sido el que te atacó." Dijo mi papá, yo me quede muy confundido. "Erik es solo u
~ Leo ~ Miré a mi papá con los ojos llenos de esperanza. Si sabía algo que pudiera ayudarnos, se lo agradecería infinitamente. La única razón por la que no habíamos atacado a esos dos malditos era porque teníamos miedo de que fuera un suicidio que acabaría en un baño de sangre. Mi papá sonrió y se inclinó hacia adelante. Siempre hacía eso cuando sabía algo importante de lo que yo no tenía ni idea. Inmediatamente me acorde de mi infancia y sentí un poco de nostalgia. Tomó un sorbo de su agua y mi mamá, impaciente, lo empujó al instante. "¡¡¡Ya dilo!!!" Le exigió con un grito, haciéndome reír porque no habían cambiado nada. "Bueno, cuando se trata de luchar contra lobos, somos tan flojos que queremos algo rápido y fácil, así que terminamos pensando en polvo de plata, balas de plata, flechas de plata, pero esas armas no pueden hacerle ni cosquillas a un Stepanov. Necesitarás un ejército, pero tal vez, no consigas todo lo que necesitas. Conozco a algunas personas, incluyendo a
Iba a sacarle toda la información sobre los infiltrados que había en el Este, y lo haría de la manera más dolorosa posible. Incluso podría dejar que las mujeres se encargaran de Joyce, mientras nosotros íbamos por Inkabod Semenov, el alfa que se apoderó de Brent. Ahora que mi papá me había dado la gran idea de los dardos, le pediría a Tamia que nos ayudara a producirlos, porque necesitaríamos muchos dardos con veneno. Sabía que esa era su arma favorita y varias veces nos sacó de situaciones peligrosas. No sé por qué no se me había ocurrido usarlos. Tal vez, en algún rincón de mi mente, pensé que también serían inmunes al veneno. "Necesito preguntarte algo, papá." Le dije con un tono serio, por lo que él me prestó toda su atención. "Mi compañera destinada es la hija de Luis Ivanov. ¿Eso quiere decir que tenemos la misma sangre?" Pregunté, preocupado por si éramos familia y estábamos cometiendo incesto. "Los Stepanov han crecido tanto en más de seiscientos años que ya no son una
"¿Y yo, papá? ¿No van a venir a matarme a mí también?" Pregunté con cierto nerviosismo. "Claro que sí, pero tienes a Amelia, Alexei y Clay en tu equipo, eres un enemigo más difícil de matar. Enfrentarte directamente sería como enfrentarse a los verdaderos herederos. Aunque te maten, los Stepanov no van a querer atacar a otros miembros de su familia, así que tienes más posibilidades de sobrevivir que el Alfa Corrigan." Respondió con confianza. "Sería bueno que ayudaras a Devin a hablar con Grey, porque ahora Susan y mi amigo son novios, y de hecho, se van a casar en la próxima Luna Azul." Le expliqué, mi mamá se sorprendió y sonrió. "¡Oh! Richard, el mundo es tan pequeño, literal es un pañuelo y nosotros somos sus mocos." Exclamó mi madre, mi papá asintió. "Esa es toda la motivación que necesitan los Sullivan para ir en contra de Yuri. Te daré el número de Grey para que lo llames." Dijo mi papá. Me alegró de sobremanera, saber que no eran parte del plan de Yuri para tomar el po
~ Leo ~ "Timothy, escucha muy bien lo que te voy a decir, y haz lo que te digo sin dudar ni un segundo. Ya mismo voy a enviarte ayuda." Le instruí, el hombre se quedó callado. "Necesito que evacúes a tu gente y los mandes a Hill Valley, que es lo que les queda más cerca." Le expliqué con apremio, él se sorprendió. "¿Hill Valley, donde está ese puto imbécil?" Preguntó, yo suspiré. "Tienes que confiar en mí. Alexei no es el enemigo y no se va a quedar con tu manada. Inkabod fue el que atacó Brent durante la noche, y creo que va a hacer lo mismo en Brentwood, parece que quiere tener una base militar cerca de la manada de la Montaña. Haz lo que te digo, y después te explico el resto." Le ordené. Él se quedó en silencio, seguramente estaba sorprendido. "Está bien, confiaré en ti esta vez, pero tienes que encontrar un buen Alfa para que se haga cargo de Brentwood. Quiero retirarme y Mirabel no es una Alfa." Dijo, contándome sus problemas, como siempre. Le dije que no se preocup
~ Tamia ~Nunca olvidaré la noche en la que mi maravillosa vida se convirtió en un completo desastre. No puedo sacar de mi mente el momento en que todo cambió.Mi esposo y yo fuimos a una fiesta a la que no quería asistir, pero Casper, un beta amigo de Leo, era el anfitrión y él estaba decidido a honrar su invitación a toda costa. Debí haberle suplicado un poco más que nos quedáramos en casa, pero quería ser una esposa comprensiva, así que decidí seguirlo y ese fue mi peor error.Leonardo Albert era mi esposo y el alfa de la Manada de la Montaña, lo que me hacía ser conocida como Tamia Albert, la Luna de la manada. Leonardo me eligió para ser su Luna cuando tenía diecinueve años. En realidad, empezamos a salir cuando yo tenía diecisiete y él veintiuno, aunque no llegamos a la intimidad física, ya que, aún no tenía la edad para eso, nos enamoramos de todos modos y juramos permanecer juntos.Muchas de las mujeres de la manada me odiaban porque él solo tenía ojos para mí y no es que yo
~ Leo ~Tamia era el amor de mi vida y no había nada que no haría por ella. La amaba con toda mi alma y cuando le prometí que siempre estaríamos juntos, lo dije muy en serio. Era perfecta para mí; hermosa tanto por dentro como por fuera y tenía la fuerza que una Luna debía de poseer. Amaba cada una de sus cualidades y sinceramente no podía dejarla ir.Estaba enamorado de ella desde que recuerdo, por eso cuando se presentó la oportunidad de cortejarla, la aproveché de inmediato y como resultado, habíamos estado casados durante cinco años. La amaba inmensamente. Mi amor por ella era tan fuerte que creía que sería fácil rechazar a mi compañera destinada si alguna vez la encontrase y ella prometió hacer lo mismo a cambio. Sin embargo, nunca imaginé que rompería esa promesa de una forma tan cobarde.Tamia no quería ir a la cena de Casper; debí haberla escuchado y decirle a mi amigo que no iríamos, pero ahí inició mi caída. El fresco aroma a menta y manzanas me tomó por sorpresa y me atra
~Tamia~ Por la mañana salí a correr y al regresar, la gente me miraba con curiosidad. No necesitaba tener más de 2 neuronas para saber que ya se había difundido la noticia de que el Alfa había encontrado a su compañera destinada. Leo no intentó ocultar la atracción entre Amanda y él. Internamente me preguntaba si los miembros de la manada estaban contentos de que su Alfa sería más fuerte ahora que había encontrado a su compañera destinada. También me cuestionaba a mí misma, si me apreciaban lo suficiente para que se preocuparan verdaderamente por mí y el dolor que sufriría, el cual hasta podría volverme loca. Honestamente, me preguntaba de qué lado estarían.Pasé corriendo junto a los miembros de la manada y regresé a mi casa. Leo estaba desayunando pero, no le había hablado y no planeaba hacerlo, porque no tenía nada que decir. Fui al dormitorio a ducharme y vestirme para comenzar el día, había una reunión a la que debíamos asistir juntos y por mucho que preferiría quedarme en cas