Vino estaba en la oficina y cuando entré me saludó. Le respondí solo por educación.

Cuando vi la expresión en la cara de Sylvester, noté que se había dado cuenta de que yo todavía no había perdonado a su hermano. Podría ser el Rey y todo, pero no podía obligarme a que Vino me cayera bien.

Me di cuenta de que había bajado de peso, pero no me importó. Seguramente le afectó el suicidio de Amanda, se notaba que la amaba a pesar de ser una maldita. Lo que nunca entendería fue por qué permitió que ella arruinara mi hogar a propósito. Por muy importante que fuese una misión, jamás sería capaz de compartir a la mujer que amaba con otro hombre solo para obtener un beneficio o culminar una parte del plan.

Se aprovecharon del vínculo de compañeros entre nosotros, aun cuando pudo haber esperado a la ceremonia de la Luna Azul para reclamarla, así que no había nada que justificara lo que me hizo. No me importaba cómo lo trataran sus hermanos y primos. Para mí, seguía siendo un enemigo hasta que me d