"Nunca podré perdonarte por lo que me hiciste." Le dije con enojo.

"Yo no te hice nada. Ambos somos culpables, podías haberme rechazado, pero te negaste a hacerlo, así que no me eches toda la culpa. ¿Crees que yo quería esta vida? ¿Crees que quería ser la segunda opción? No, Leo, no lo quería, pero tú nos pusiste a mi loba y a mí en esa situación, así que no me culpes por esto. Tamia tiene derecho a estar enojada, pero tú no. Hasta hice todo lo que pude para encajar en sus zapatos y te amé de la mejor forma que pude, pero nunca fui suficiente." Sollozó, aunque podía ver las lágrimas recorrer su cara, verla así ya no me importaba.

"Podías haberme contado la verdad sobre lo que tu padre estaba haciendo, y que te estaba obligando a darle información." Le dije.

"¿Me habrías escuchado? Casi no pasabas tiempo conmigo y cuando estabas cerca, te la pasabas metido en tu trabajo. Me sentía sola, así que tuve que arreglármelas." Explicó, a lo que asentí.

"No confío en ti, Amanda y siento si esto