Capítulo 30

En la mañana siguiente, Canela se despierta con las sábanas pegadas a la cara y vio a Alma dormida a su lado. Tocó ligeramente su rostro y sonrió enternecida. Sin querer despertarla, ya que sabía que lo hacía tarde y debía estar cansada por el vuelo, se dirigió al baño, se dio una ducha y lavó sus dientes. Se vistió con un jean y una camiseta, guardó alguna de sus cosas en una pequeña cartera bandolera, y salió de la habitación casi en puntillas.

Al bajar, vio a Fedra desayunando en la mesa, sola.

–Buenos días, ¿te sientes bien? –preguntó la madre de Romer.

Ella asintió lentamente.

–¿Mis padres?

–Josué está en el despacho. Creo que Nereida está con él. Pero siéntate y desayuna algo, linda.

Canela obedeció y tomó apenas un poco de jug.:

–Señora Fedra…

–No, no, no, no, nada de señora. Dime solo Fedra. Ya te lo he dicho.

Canela sonrió.

–Quiero preguntarle acerca de Dina. –Fedra la miró, atenta–. ¿Cómo es ella?

La madre d

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