El Juguete Del Rey: Entre El Engaño Y La Pasión
El Juguete Del Rey: Entre El Engaño Y La Pasión
Por: Yosebeth Kaori 💚
Capítulo 01: Comprada por el Rey.

« Te amé.

Te amé más que a nada en el mundo… Te amé por encima de mi familia, Linaje y mi propia vida.

¡Tú descaradamente te casaste con otra!

Por años me guardé para ti, únicamente tuya…

¿Y para qué?

¡Me convertí en la burla!

Ya nada tenía sentido… Huir era todo lo que podía hacer… Irme lejos de ti y pedirle a los cielos que hagan de tu vida por siempre un infierno.

Que sufras lo que me hiciste sufrir. »

- Caroline Forsten.

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Sus hermosos y grandes ojos de un ligero tono verde limón, se posaban con emoción en la enorme luna de esa noche primaveral.

La joven de solo 22 años sonrió sintiendo la brisa nocturna que acariciaba su rostro, una dulce sonrisa curvó las comisuras de sus carnosos labios color fresa.

La audaz joven que montaba en su caballo bajó del mismo dejándole atado a uno de los árboles entre las colinas boscosas en las que se encontraba.

Caroline, una ex noble que renunció a todo y huyó de sus familiares hace 5 años fingiendo su muerte. Ahora vivía pacíficamente, oculta en un pueblo costero de otro Reino.

Sus ropas comenzaron a caer al césped del suelo una tras otra prenda al ser quitadas por ella misma, una vez se quitó la cinta que mantenía atado su largo caballo rubio semi ondulado.

Esa bella mujer ingresó al lago que había frente a ella a solo unos pocos metros, rodeado de gran vegetación y frondosos árboles.

Caroline que ahora usaba de nombre falso "Alice" se sumergió en el agua disfrutando de un refrescante baño.

Fueron minutos después, cuando salió del lago, que escuchó un ligero ruido entre el bosque.

¡Caroline sorprendida se dirigió de inmediato al sector donde tenía sus ropas!

Ella tomó la blusa, tapando un poco su cuerpo desnudo a la vez que sacaba la daga que tenía en el cinturón cargador de su pantalón tirado sobre el césped.

—¡¿QUIÉN ANDA AHÍ?! ¡MUÉSTRATE! —exigió la atractiva mujer que inmóvil y sin nada más para defenderse que su daga, veía en la dirección donde provenían esos ruidos.

¡¡¡SLAK!!!

Una flecha salió disparada de ese sector, pasándole de cerca a Caroline… Tanto que sintió que su corazón comenzaba a latir aceleradamente.

Quién sea que fuera, era peligroso y quería hacerle daño.

Caroline tragó en seco y volvió a pedir que se muestren… Esta vez con un tono de voz tembloroso, invadida por su nerviosismo.

—Si te mueves, morirás hermosa~ —la voz de un señor metros por detrás de Caroline se escuchó y ella se dió cuenta que había sido rodeada.

—¡Tira el arma! —exigió otro que salió de enfrente, justo del sitio al que ella veía con sospecha desde el principio.

"¿Son bárbaros?"

Pensó ella en alguna pandilla y su mala suerte de tener que encontrarse con ellos en ese momento.

Caroline soltó su daga.

Clank~

Una vez que cayó al suelo…

—¡¡AAH!! —gritó ella al ser retenida de inmediato por ese pequeño grupo de tres hombres.

—¡Wow! ¡Esta desgraciada si que está hermosa, mira su cuerpo! —sonreía lascivo uno de los hombre que retenía en el suelo a Caroline y lucia terriblemente descuidado en apariencia.

Ella fue amordazada en ese instante…

Entonces temió lo peor…

Hasta que uno de los hombres empujó al otro y habló:

—¡No seas imbécil! ¡No vamos a desperdiciar dinero!, si la vendemos ganamos más~

—¿Ah? —hizo una mueca de desagrado el otro hombre sucio y mal vestido—, mejor probemos a esta belleza antes de-

—¡No! ¡Escuché que en el bar de Don Raúl están buscando para mañana jóvenes hermosas que sean rubias y de ojos verdes! Si aún están puras pagan el doble por ellas~ fíjate en el color de sus ojos~ —sonrió malicioso el hombre— si no son verdes entonces podrás disfrutarla un rato.

¡Caroline temblaba sintiendo escalofríos al ver cómo esos hombres negociaban con ella!

—¡MALDICIÓN! ¡SÍ SON VERDES!

—Dale a tomar esto~ —tiró el hombre que quería venderla, un pequeño frasco con un líquido espeso que dieron a Caroline a la fuerza.

—Cof~ cof~ —tosía ella hasta que… Quedó inconsciente.

…..

Cuando la joven rubia abrió lentamente sus ojos, se encontró dentro de un tipo de celda.

¡Sorprendida se levantó de la banca donde estaba dormida y vió a otra joven frente a ella!

Una chica también rubia, de tez clara y ojos verdes.

La chica lloraba y Caroline comenzó a temer por su vida…

¿Dónde estaba?

¿Qué pasaría con ella?

¿Qué querían obtener de mujeres con esas características?

Tap~ tap~

Se comenzó a escuchar el sonido de unos pasos acercándose… Pero no eran los de una sola persona, si no varias.

Frente a la celda se detuvo un hombre elegante acompañado de dos más altos y musculosos que parecían ser sus guardaespaldas y al lado de esos tres… Alguien que definitivamente tenía "aires de nobleza".

Ese hombre de cabello rubio rizado, clavó sus ojos celestes con altivez en Caroline y seguidamente en la otra mujer rubia.

—¿Son lo mejor que pudiste encontrar, Raúl? —preguntó ese fino hombre con apariencia de noble, viendo al dueño del bar que funcionaba más como un hueco de negocios ilícitos—

—Ya bien cuidadas, se verán más hermosas, Lord Garlem~ —sonrió nervioso don Raúl.

—Me decepcionas, ¿quieres que el Rey me sentencie a muerte por llevarle mujeres tan mediocres? —dijo Francis Garlem con frialdad.

—No Lord, mis disculpas. Pero la de la izquierda aún es pura —señaló don Raúl a Caroline—, si quiere puede dejar la de la derecha.

—Mmm… Sin embargo, la de la derecha es más joven, me llevaré ambas. Busca mejores para la próxima.

"¡¿Me acaba de decir vieja?!"

Pensó Caroline frunciendo el ceño, mientras prestaba atención, para ver qué averiguaba de la situación en la que estaba.

…….

Esa misma noche, recién entrada la madrugada.

Caroline iba encadenada y amordazada en un barco que no tenía idea a qué extraño Reino la llevaría.

"Vendida a un maníaco Rey con obsesión por las rubias"

Pensó Caroline frunciendo el ceño y sintiendo asco de esa persona.

"Nunca creí que terminaría así…"

"No… Aún no es el final, puedo buscar una forma de escapar una vez llegue a ese castillo"

Pensó ella, hasta que se sorprendió cuando la jovencita que la acompañaba logró ponerse en pie y se lanzó al agua.

Caroline ni siquiera pudo avisar al tener la boca cubierta.

Intentó acercarse a uno de los hombres que se suponía estaba de guardia, pero se había quedado dormido y ella lo despertó.

—¡NO MOLESTES! —le gritó el hombre empujado a Caroline que cayó sentada sin poder hacer nada más que… llorar.

••••••••••

10 días más tarde.

—Es aquí —dijo una mujer madura y bien vestida, encargada del harem Real, que había llevado a Caroline a una habitación.

Una sirvienta se acercó a ella y le quitó la cinta que cubría los ojos de Caroline.

—¿Por qué tengo que venir vendada hasta-

Caroline hizo una pausa al ver la habitación lujosa de tonalidad rojo opaco en su mayoría, dando un ambiente frío pero elegante, que apenas y se notaba por la poca claridad de algunas farolas de pared debido a la oscuridad de la noche.

—Esta será la habitación en la que intimará con su majestad, será solo cuando a él le plazca —decía la mujer mientras la preparaba para la noche de pasión donde Caroline se entregaría a ese Rey—. Usted no es una concubina, mucho menos una Reina, una simple esclava comprada que si tiene suerte y satisface al Rey hasta que se aburra, la dejará en libertad.

—¿Ah? —Caroline frunció el ceño sin poder creer lo que esa odiosa señora le indicaba.

"Una simple esclava para satisfacer a quién sabe que viejo pervertido de Rey"

Pensó la joven rubia.

—Hoy será la prueba más importante para usted —continuó la señora de cabello oscuro hablando—. Su majestad recientemente volvió de la batalla y conquista de un Reino menor. Si la acepta se le empezará a dar mañana un tratamiento para que no tenga hijos, las amantes esclavas tienen prohibido dar a luz a los príncipes del Linaje.

—¡ESTÁ LOCA SI CREE QUE-

¡PLAF!

Abofeteó la sirvienta a Caroline, tras gritarle así a doña Susan la encargada del Harem Real.

Susan se acercó imponente hasta Caroline, deteniéndose a solo un paso de distancia y mirándola como si fuera basura.

—Recuerde mantener esa sucia boca cerrada. Su majestad odia que sus juguetes hablen o se expresen con libertad, solo abra las piernas para él y haga su trabajo —le dijo Susan saliendo con la sirvienta de la habitación.

Caroline se quedó inmóvil con su rostro rojo de furia.

La mujer rubia que aún no había perdido su orgullo de cuando fue una noble, comenzó a registrar toda la habitación buscando una manera de escapar.

¡ERA INÚTIL!

¡ESTABA CAUTIVA DE UN ASQUEROSO REY!

Caroline agotada se sentó en la cama con su respiración entrecortada.

Clac~

Justo en ese momento… La puerta se abrió y un hombre ingresó.

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