Capítulo 40

Said se detuvo en unos pasos cuando entró a su oficina, mientras vio como Bakari se posicionó cerca sin preguntarle si lo dejaba solo o no.

Sin embargo, su concentración ahora no recaía si Bakari se enteraba del asunto, ya imaginaba que podía sospechar de algo con la encomienda que pidió para él. Así que lo único que podía contemplar ahora, era a su primo cuando entró a la oficina sin tener ningún peso en sus hombros y como si no tuviera nada que temer frente a él.

O cuentas que dar…

—Aquí estoy… ¿Es necesario que se quede Bakari? —Said se giró hacia Bakari, pero este se negó a irse o dejarlo solo.

—No puedo dejarlo solo, señor… no después de lo que pasó.

El emir rio irónicamente por lo bajo, ante la situación, pero luego posicionó la mirada n

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