Capitulo 23

Valentina llevó a su madre a casa, la dejo en su cama, acomodando cuidadosamente las almohadas. La habitación, sumida en una penumbra tenue, emanaba un aroma a lavanda que intentaba infundir calma.

Al salir, el pasillo que conducía a su cuarto se sentía interminable, como si cada paso la sumergiera más en un mar de inquietud.

El teléfono vibró en su mano, interrumpiendo sus pensamientos. Era Benjamín. Su corazón dio un vuelco al escuchar su voz, cargada de preocupación.

—¿Estás bien? —preguntó él, su tono urgente.

Valentina se apoyó contra la pared, sintiendo cómo la tensión se acumulaba en sus hombros.

—No, ¿dónde está Valerio? —su voz era un hilo, apenas audible.

—Vamos en camino. —La respuesta de Benjamín fue rápida, pero no logró disipar del todo su angustia.

—Está bien. —Murmuró, aunque la sensación de vacío en su estómago le indicaba lo contrario.

Colgó la llamada y se dejó caer en el sofá de la sala. La imagen de Lucrecia, con su mirada acusadora, se proyectaba en su mente. Ha
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