Después de tardar una eternidad en la parada, pudo la jóven al fin llegar a casa de Nickolas. Se dirigió a su habitación para recostar a su pequeño que se había dormido en el transporte, así que aprovechando que aún no despertaba, decidió darse una ducha caliente para no tomar un resfriado debido a la lluvia. Se había mojado gran parte del cuerpo, todo por intentar cubrir a su bebé que al menos mantuvo protegido del aguacero que todavía no cesaba allí afuera.Se despojó del pesado vestido empapado y se metió a la ducha sintiendo inmediatamente el agua caliente en su cuerpo desnudo. Lavó su cabello largo tomándose todo el tiempo del mundo hasta sentirse relajada. Minutos más tarde salió envuelta en una toalla enrollada a su cuerpo y un turbante en su cabeza. Revisó el armario vacío, todavía no había sacado su ropa de las valijas, luego tomaría unos minutos de su tiempo para hacerlo. Se vistió con una pijama de algodón que consistía en un pantalón rosado y camisa de tirantes. Luego se
La joven Madison se había levantado temprano esa mañana, era lo mínimo que podía hacer por estar viviendo allí bajo el mismo techo que él; se encargó de la comida, incluso cuando Nickolas no se lo había pedido. Preparó tostadas francesas con huevos revueltos y panqueques dulces, no era quizá el mejor desayuno que tal vez aquel hombre comería, pero la intención es lo que valía.Sirvió dos platos colocándolos en la mesa del comedor, y fue en busca del café recién hecho para él, había notado que solía beberlo temprano al despertar.En cuanto a Nickolas se dispuso a bajar las escaleras el olor a comida impregnado en su casa le hizo fruncir el ceño en confusión, no recordaba haberle dicho a Celine que prepara el desayuno para él. Por lo que a su mente vino una persona, solo a ella se le podía ocurrir y algo le decía que todo aquel exquisito aroma era obra de su nueva inquilina.Suspiró profundamente.Al cruzar la cocina notó que todo estaba en su lugar, no había indicios de que alguien hay
Las horas transcurrieron de voladas, Nickolas revisó su reloj viendo que faltaba poco para las ocho y debía pasar a recoger a Madison. Se levantó de la silla y agarró su abrigo saliendo de la oficina, caminado por la empresa que en ese momento se hallaba vacía ya que hacía rato que había acabado el turno de los demás. Todos parecían ansiosos de regresar a su hogar, mientras que él prefería quedarse por más tiempo en el trabajo adelantando pendientes. De todos modos no tenía nada que hacer en casa tan temprano. Aún tenía que terminar el diseño que su padre no aprobó alegando que estaba sencillo para ser promocionado ese año. Así que decidió hacerle unos cambios.Caminó por el estacionamiento hasta llegar a su auto, se subió al asiento y arrancó el motor abandonando el lugar. Decidió bajar la ventanilla para sentir el aire fresco de la tarde. Las calles no estaban muy concurridas, de hecho los coches se desplazaban sin ningún problema por la carretera. Observó el panorama, la ciudad de
La joven se hundió en el asiento como si aquello la fuera a salvar de la tensión que se había creado en el ambiente. Tanto padre e hijo se observaron fijamente en una guerra de miradas que la tenía alerta, no sabía en qué momento alguno de los dos lanzaría el primer golpe. Pero, afortunadamente eso no fue lo que sucedió, una risa corta brotó de la garganta del CEO acabando con el momento tenso.—Estoy más que seguro que es la mujer con que quiero pasar el resto de mi vida —gesticuló demostrando una seguridad que no pusiera en duda su decisión —. Así que espero respetes mi decisión. Soy un adulto la fin y al cabo, y no tienes derecho a imponerme nada, menos a meterte en mis decisiones. Madison abrió los ojos con sorpresa. Pero cambió la expresión al sentir los ojos del señor Jones sobre ella. Estaba que echaba chispas, su mirada fulminante la dejó helada.Tragó grueso.A Nathan le parecía una locura todo aquello, no comprendía qué ganaría su único hijo al llevar a acabo algo tan preci
(...)Las horas pasaron lentamente, el tiempo se le hizo eterno a Nickolas haciendo que su ansiedad aumentara. No podía dejar de mirar la sala de emergencia a cada dos minutos esperando ver salir al doctor. Siquiera se había movido de allí aunque su estómago gruñó reclamando por comida, lo ignoró alegando que luego iría a la cafetería por algo de cenar. En ese instante lo que único que le importaba era saber cómo estaba Madison. Verla desplomarse en sus brazos fue la experiencia más desagradable que había presenciado Nickolas. Se asustó tanto que le resultó difícil no entrar en pánico, recordando lo sucedido años atrás.Desde la muerte de su hermano, había desarrollado hematofobia al presenciar cierta cantidad de sangre. Por lo que al estar expuesto ante aquel líquido rojo que comenzó a brotar de la joven, revivieron aquellos recuerdos angustiosos que recurrieron a su mente de manera involuntaria, provocando malestar en él. Después de aquel accidente, Nickolas no volvió a ser el mi
Los días pasaron de volada, el doctor había dado de alta a la joven y esta se disponía a ir a casa de Nickolas junto al chófer que él le había mandado puesto que se encontraba ocupado en una reunión de la empresa. Aún así había estado pendiente de Madison durante los tres días internada en el hospital. Afortunadamente no había sufrido una lesión grave recuperándose rápidamente de la conmoción.Volvió la vista a la ventanilla del auto observando las calles concurridas de la ciudad, hacía un buen día para caminar un rato y disfrutar de un paseo por Central Park en vez de quedarse encerrada en casa. Pero por otro lado, debía resolver unos asuntos importantes e iría a casa de Matthew para asegurarse de que estuviera bien.No había coincidido con él luego de aquel día dónde se toparon en la empresa. Y aunque intentó comunicarse no obtuvo respuesta de su amigo, y eso no era habitual en Matthew el desaparecer y no dar señales de vida. Así que no pudo evitar pensar que algo malo le había ocurr
—No creo que pueda —interrumpió ella sintiendo enojo consigo misma al no saber cómo decirle la verdad a su madre.—Yo... Solo quiero verte, Madison... Sé que las cosas no están bien entre ambas, sin embargo no creo que sea nada malo pedir encontrarnos finalmente, créeme ya me he mentalizado a...—No se trata de eso, solo no puedo, lo siento, en este momento estoy ocupada. Hablamos luego.Colgó la llamada y procesó lo que acababa de suceder, no sabía si todo había sido parte de un sueño o en verdad su madre la había llamado después de un año que ellos decidieron cortar comunicación con ella. Cerró los ojos intentando calmar las emociones que surgieron en su interior, no sabía cómo sentirse al respecto. ¿Por qué después de tanto tiempo la llamaba? ¿Qué es lo que quería?Rabia, dolor y tristeza se apoderaron de todo su cuerpo. Las lágrimas se derramaron por sus ojos mientras ahogaba un sollozo entre sus manos para no llamar la atención de los demás que parecían inmersos en sus asuntos.
—¿Ustedes discutieron, cierto? —la joven asintió a duras penas—. ¿Puedo saber...?—Realmente ni yo misma sé que ocurrió, es decir, es más complicado de lo que creo —murmuró más para sí misma —. Lo único que te puedo decir es que nuestra mesa parece haberse acabado de un momento a otro sin razones profundas, es todo tan absurdo...Chasqueó la lengua. Matthew asintió. Tenía la sospecha de cuál asunto importante era ese que quería hablarle Kenia, pero fingió no estar al tanto de lo que había estado ignorando hace tiempo. Quizá era la razón de su comportamiento hacia Madison, y él se había equivocado al hablarle a ella de lo que sentía hacia la joven sin saber que aquello iba avivar los sentimientos egoísta que crecían en el interior de Kenia.Sin embargo, decidió no comentar nada a la pelinegra. Creía que podía solucionar el problema de raíz siendo sincero con Kenia, así ninguno de los tres saldría lastimado. Solo esperaba que funcionara lo que tenía en mente.—No puedo opinar al resp