Suplicó la jóven sin importar que Nickolas quién se encontraba a una distancia de ella, la viera en ese aprieto. En ese momento lo único que le importaba era lo que pasaría con ella y su pequeño hijo.Estaba destrozada de solo saberse desamparada, lo más próximo a ella y así bebé. No podía creer que eso estuviera ocurriendo. La impotencia se incrementó por dentro de su ser, porque a pesar de no estar pensando con claridad, no encontraba cómo desenredar ese nudo que se había formado. —Lo siento, lamentablemente no puedo hacer nada por ustedes esta vez, es un asunto que no está en mis manos, así que solamente pido consideración, que se respete lo que se ha dicho —el encargado le dedicó una mirada de pena y se retiró dejándole a solas.¿Respeto? Eso era tan ilógico. Ellos no lo habían. De manera que no tenía por qué decir eso. Estaba fuera de lugar. Kenia se apresuró a entrar al apartamento, y Madison fue tras ella deteniéndola. Quería arreglar todo, ya no soportaba seguir atravesando
Después de haberlo pensado bastante, terminó por tomar una decisión al respecto. Después de todo sonaba como una buena idea, algo de lo que podría sacar provecho. Así que es lo que haría. Ya no había marcha atrás. Se había levantado temprano ese día, más de lo que solía. No quería perder ni un solo minuto. De todas maneras ya sabía que ella aceptaría. No es como si tuviera a donde ir. Así que estaba seguro de que lo iba a conseguir. Se comió algo ligero y rápido en el desayuno, antes de marcharse. No solo estaba haciendo una buena obra también podría convencer más a su padre de que en realidad sí estaba comprometido. Era algo que le importaba mucho. Por nada del mundo volvería a caer en su dominio y todo el asunto de que debía casarse. Eso sí que no. Detestaba que manejara su vida de esa manera. Aunque Madison solo era una solución momentánea, al menos ya pensaría en otra cosa. Pero casarse nunca. No quería entregar su corazón, enterarse en compromisos absurdos que solo le iba a q
Al cabo de un rato, ambos se dispusieron a subir al auto apartado a las afueras del antiguo hogar de la chica. A partir de ese momento compartiría casa con un millonario que de seguro vivía en una mansión con empleados que le servían hasta el agua para beber. Madison se imaginó la vida del CEO tal cómo lo presentaban los programas de televisión. Pero estaba lejos de ser así, Nickolas no vivía en una mansión y mucho menos contaba con servidumbre que lo atendieran. —Antes iremos a comer algo, debes estar hambrienta —dijo él acomodándose en el asiento de copiloto y abrochándose el cinturón.Está vez no había venido el chófer con él, así que la jóven se sitúo en el asiento de atrás junto a su pequeño.—Vale, gracias —emitió sintiéndose apenada por la atención que recibía de Nickolas.Jamás nadie la había tratado de aquella forma, era el único que le estaba brindado una ayuda y se sentía agradecida por ello.—Ah, olvidé decirte que mañana cenaremos con mi padre —informó al tiempo que arra
Otra noche había llegado, y Nickolas no se sentía demasiado bien. Y es que lo que le estaba pasando era por haber sido insensato, tenía que haber tenido más cuidado, solo entonces no se sentiría tan mal como ahora. Sabía que los estornudos ya daban paso al resfriado. Pero a sabiendas de eso todavía no había tomado medicamentos para evitar empeorar. La razón: solía preocuparse más por terminar un informe en lugar de atacar el problema de salud. Él suspiró, no podía seguir mirando la pantalla de su portátil, había estado durante un largo rato sentado allí, frente a la misma, por lo que ahora entre cerraba la mirada, puesto que la iluminación le estaba afectando un poco. Cuándo se levantó de su silla giratoria rápidamente sintió como un mareo se estaba apoderando de todo su ser, pensó que sería cosa de un momento nada más, pero la molestia seguía ahí instalada. Rugió, solo esperaba mejorarse al rato. No quería tener que suspender los pendientes que todavía debía hacer. Ni podía darse
—Me cuidas... —¿Eh? No te haré acaso, ya sé que solamente está soltando tonterías porque te sientes enfermo —declaró bufando. El sonrió. —Puede que me sienta demasiado mal, pero no estoy loco, tampoco he perdido la cabeza ni siquiera tengo amnesia —le expresó con lentitud. A lo que que ella sonrió de nuevo. —Ya que eres tan consciente de que te estoy cuidando, me agradeces luego —apuntó. —Gracias, Madison —expresó. Luego se quedó en silencio, y regresó a lo mismo, a los quejidos. En serio se sentía fatal. Ella se sentía conmovida con sus palabras. Al menos estaba siendo agradecido, ya se pudo convencer de que había un corazón en su pecho, y no un pedazo de piedra como pensó en algún momento. —Vale, de nada. Al rato ella comprobó que efectivamente la fiebre había bajado. Ya no tenía tanta calentura como antes. Se sentía tan cansada en realidad. Pero no sé iría dejándolo así. —Madison... —volvió a decir su nombre. ¿Cómo es que cada vez que la llamaba sentía como su corazón c
—¿Acaso no puedes hacer bien tu trabajo? —reclamó con voz fuerte, haciendo que Madison diera un respingo.No había sido de ninguna manera intencional, solo un desafortunado incidente, pasó saliva con dificultad. No le gustaba cuando de pronto se ponía así de agresivo con ella, las cosas nunca terminaban bien. Si bien tenía la culpa, todos podían cometer errores, y ella no era la excepción. —L-lo siento mucho —comenzó diciendo, casi un ruego. Tenía el corazón latiendo de prisa, amenaza con salirse de su pecho en cualquier momento. Ni siquiera era capaz de mirarlo a los ojos. Nickolas avanzó un observó con malos ojos aquel caos. No se lo podía creer. Le iba a dar un infarto. Ella no tenía que ser tan incompetente. Sabía que en cualquier momento sucedería el fallo como ahora. —¡¿Tienes idea de lo importante que es este documento?! —sacudió la hoja en el aire, estaba enojado —. ¡No, por supuesto que no lo sabes! Sus gritos asustaron al bebé, quién comenzó a lloriquear debido al esc
Después de tardar una eternidad en la parada, pudo la jóven al fin llegar a casa de Nickolas. Se dirigió a su habitación para recostar a su pequeño que se había dormido en el transporte, así que aprovechando que aún no despertaba, decidió darse una ducha caliente para no tomar un resfriado debido a la lluvia. Se había mojado gran parte del cuerpo, todo por intentar cubrir a su bebé que al menos mantuvo protegido del aguacero que todavía no cesaba allí afuera.Se despojó del pesado vestido empapado y se metió a la ducha sintiendo inmediatamente el agua caliente en su cuerpo desnudo. Lavó su cabello largo tomándose todo el tiempo del mundo hasta sentirse relajada. Minutos más tarde salió envuelta en una toalla enrollada a su cuerpo y un turbante en su cabeza. Revisó el armario vacío, todavía no había sacado su ropa de las valijas, luego tomaría unos minutos de su tiempo para hacerlo. Se vistió con una pijama de algodón que consistía en un pantalón rosado y camisa de tirantes. Luego se
La joven Madison se había levantado temprano esa mañana, era lo mínimo que podía hacer por estar viviendo allí bajo el mismo techo que él; se encargó de la comida, incluso cuando Nickolas no se lo había pedido. Preparó tostadas francesas con huevos revueltos y panqueques dulces, no era quizá el mejor desayuno que tal vez aquel hombre comería, pero la intención es lo que valía.Sirvió dos platos colocándolos en la mesa del comedor, y fue en busca del café recién hecho para él, había notado que solía beberlo temprano al despertar.En cuanto a Nickolas se dispuso a bajar las escaleras el olor a comida impregnado en su casa le hizo fruncir el ceño en confusión, no recordaba haberle dicho a Celine que prepara el desayuno para él. Por lo que a su mente vino una persona, solo a ella se le podía ocurrir y algo le decía que todo aquel exquisito aroma era obra de su nueva inquilina.Suspiró profundamente.Al cruzar la cocina notó que todo estaba en su lugar, no había indicios de que alguien hay