*—Luna:¿Por qué se sentía como si estuviera flotando? ¿Por qué todo estaba negro? Era como una sensación indefinida entre la vigilia y el sueño. Todo a su alrededor era borroso y distante, como si estuviera atrapada en una niebla suave e interminable. No había dolor ni angustia, solo una calma que parecía envolverla.¿Por qué? ¿Por qué estaba pasando esto? La sensación de estar en un vacío profundo y oscuro la desconcertaba. La falta de referencia y la ausencia de estímulos concretos la sumían en un estado de confusión, mientras su mente buscaba desesperadamente entender su situación.¿Acaso estaba muerta? La pregunta la atravesó como un destello inquietante, la idea era demasiado aterradora para aceptarla. La sensación de estar en un limbo entre la vigilia y el sueño solo aumentaba la confusión. Sin embargo, sentía algo cálido en alguna parte de su cuerpo, una sensación reconfortante que no podía identificar completamente. Era un contacto suave y constante, como una mano que la e
*—Luna:Después de lo que pareció una eternidad, Luna estaba de regreso en su habitación, con numerosos chequeos positivos a su favor. El médico le había explicado la situación detalladamente, y ella trataba de procesar toda la información.El asombro que experimentó al ver a Kenneth en el supermercado, y la verdad que él le reveló, había sido el catalizador de una serie de eventos inesperados. La conmoción y el estrés acumulados fueron tan abrumadores que desencadenaron su parto prematuro.Mientras reflexionaba sobre lo sucedido, Luna sentía una mezcla de alivio y tristeza. Aunque estaba agradecida de estar en recuperación y de que su hija estuviera en buenas manos, no podía evitar pensar en el tumulto emocional que había llevado a este punto. Sabía que enfrentaría desafíos adicionales al recuperarse y tratar de resolver los problemas no solo con su propia salud, sino también con Theo.En ese momento, la puerta se abrió lentamente y la cabeza castaña de su amado apareció por esta. Al
*—Luna:Seis meses habían pasado desde el nacimiento de Mia, y la vida de Luna y Theo se había transformado en algo extraordinario. Su apartamento estaba lleno de risas, amor y, por supuesto, las travesuras de una bebé que estaba creciendo rápidamente. Theo había demostrado ser el hombre más cariñoso que Luna había conocido. No solo era un padre excepcional, era la pareja que Luna había soñado, y su dedicación a su familia la llenaba de orgullo.Mientras observaba a Theo jugar con Mia, Luna no podía evitar sentirse profundamente agradecida. La forma en que Theo se dedicaba a cada momento, desde las pequeñas cosas cotidianas hasta los grandes gestos de amor, era una de las cosas que más admiraba de él. No solo había encontrado un compañero en Theo, sino también un verdadero apoyo en cada paso de su vida.Además de eso, Theo había dado grandes cambios significativos en su vida. Cuando al fin ambas estuvieron en plena salud y pudieron regresar a casa, Theo le informó que ese mismo día h
*—Theo:Este era uno de los días más felices de su vida.De pie en el altar, vestido con un elegante traje negro que contrastaba perfectamente con la delicada flor blanca en su solapa, Theodore Santini sentía su corazón latir con fuerza, casi al compás de la música suave que llenaba la iglesia. Hoy, el día que había soñado durante tanto tiempo, finalmente había llegado.Mientras esperaba a su amada Luna, sus pensamientos viajaron a través de los momentos más significativos de su relación: las luchas y reconciliaciones, los momentos de incertidumbre, y las muchas sonrisas y lágrimas que compartieron a lo largo del camino. Todos esos recuerdos, tanto los buenos como los malos, lo llevaron hasta este instante.Se había tomado un año para llegar a este día tan esperado. No porque no quisieran casarse antes, sino porque la llegada de Mía había cambiado todo. La pequeña había traído un nuevo tipo de amor a sus vidas, uno que los mantenía ocupados y felices. Sabían que querían que ella estuv
*—Luna:Todo era tan precioso.Luna se quedó mirando el patio transformado en un lugar de ensueño, con luces brillantes colgando entre los árboles y flores decorando cada rincón. Era como si hubiese sido sacado de un cuento de hadas, y no podía evitar sentirse abrumada por la belleza y el esfuerzo que su suegra y sus cuñadas habían puesto en cada detalle.Aún no podía creerlo, y tampoco que se había casado con Theo. Después de tantas adversidades, al fin estaban unidos. Todo había sido diferente a como lo había imaginado, pero la realidad superaba mil veces a la fantasía.Luna miró con amor hacia su pequeña hija en sus brazos, quien era una mini copia de Theo, aunque con algunos rasgos suyos. Aunque había heredado su cabello oscuro, tenía los distintivos ojos color miel que tanto Theo como el abuelo de él compartían, y su piel era de un tono caramelo en comparación con la lechosa de Luna. Aun así, era hermosa.Le dio un beso a su hija mientras danzaba con ella en brazos en la pista de
*—Luna:¿Había algo más tóxico que un hombre negando una infidelidad con pruebas?Luna Stone no pudo evitar rodar los ojos por enésima vez mientras escuchaba a Peter Sullivan, su novio, insistir en que las fotos que recibiera en su teléfono—donde se le veía besuqueándose con otra mujer—habían sido manipuladas por inteligencia artificial. En un mundo donde la gente empezaba a desconfiar de todo lo que veía, él trataba de desviar la atención, pero Luna sabía que esas imágenes eran reales. No necesitaba verlo en persona para reconocer la verdad: él la había estado engañando durante quién sabe cuánto tiempo.Luna soltó un suspiro. No lo entendía. No comprendía por qué siempre era así. Esta no era la primera vez que era engañada por su pareja; ya era la cuarta vez, y en ese momento, Luna se preguntaba a sí misma en qué estaba fallando.¿Era ella? Era aburrida, tenía muy pocos pasatiempos y a veces entendía que era una persona descuidada con su aspecto, pero cuando decidía poner un poco d
*—Theo:—Mi empresa, mis reglas, Theo —expresó su abuelo frente a él con tanta decisión que, aunque Theo Santini era un experto en el arte de la convicción, sabía que a su abuelo no iba a hacerlo cambiar de opinión. Cuando algo se le metía a la cabeza a Giovanni Santini era difícil que este tomara una decisión diferente a la que ya había tomado. Un suspiro cansado salió de Theo, quien desvió la mirada lejos de los claros ojos de su abuelo, mirando hacia otro sitio en aquel café, menos a la cara de este. Sabía que era una pérdida de tiempo, sí, pero nunca estaba de más intentarlo y Theo tenía que intentar convencer a su abuelo de que podía tomar su puesto aun cuando no estaba casado.Era una época moderna y viejas tradiciones como la que tenía tatuada su abuelo en la cabeza de que, para recibir una herencia u obtener un puesto, debía de saciar un requisito tan importante como hacer una familia. A sus treinta y cuatro años, Theo no tenía planes de ello. Se había pasado los mejores año
*—Luna:De todos los problemas que tenía, Peter se había convertido en el más molesto de todos.Cuando comenzó con él, Peter había sido un amor. Lo conoció de casualidad en un café a medio día cuando sus órdenes habían sido colocadas erróneamente. A Luna le había encantado la sonrisa de este y había caído por él al instante. Coincidieron tantas veces en ese café que comenzaron a compartir mesa, consejos y chistes, hasta que intercambiaron números y el resto ya es historia. Su relación fue bonita hasta que los indicios de la infidelidad de Peter empezaron a llegar a ella, pero había querido darle una oportunidad. No obstante, la gota que derramó el vaso fueron esas últimas fotos enviadas por su amante. Luna no podía perdonarlo y por eso decidió cortarlo de raíz, pero Peter era como hierba mala que seguía crecido sin parar.Con el dedo, Luna presionó el icono rojo en la pantalla táctil de su teléfono, rechazando la llamada que entró por enésima vez ese día. Peter había estado buscándol