No había que presionarlo, él lo entendería, ellas sabían que procesaba muy rápido la información, pero esta vez era diferente, él nunca había visto todo este movimiento, nunca había estado por tanto tiempo en una clínica, pues cuando su mami estaba enferma, solo tomaba una pastilla y listo, se mejoraba muy rápido.–Por el momento nos quedaremos aquí afuera esperándola a que salga, ¿te parece bien? – Lo tomó en brazos Oriony, ella le acariciaba la espalda para reconfortarlo.El niño lo pensó, debía dejar que le hicieran eso a su mami, para que se pusiera mejor, recordó como en otras ocasiones lo llevaba a doctor y permanecía a su lado todo el tiempo, pero ahora era diferente, él se quedaría esperándola a que saliera y se irían todos a su casa, ya no quería estar en el hospital.Los tres estaban muy nerviosos, los adultos más que todo, pues estaban ante una situación de mucho riesgo si salían desfavorables los estudios, debían estar preparados para bien o para mal. Regresaron a la habit
Sabella había permanecido inmóvil con la espalda recta, en la posición en la que la había ayudado a acomodar, Mateo. Estaba preparada para lo inevitable, el silencio del doctor lo decía todo, pues eso no podía ser más que las consecuencias de una mala noticia. Empezó a sentir una opresión en el pecho, y se le cayó el alma al piso, ya no había ningún tipo de esperanza para ella. Mateo, al ver la reacción de Sabella, se levantó de la silla y se puso a su lado, ahora era cuando ella necesitaría de todo el apoyo posible, y aunque el doctor no había dado un diagnóstico, se sentía desanimado e impotente, no sabía cómo consolarla, le hubiera gustado ser ese hombre que no pudo ser años atrás, algo brilló en sus ojos, pero pasó rápido y desapareció en un segundo, ahora no podía pensar en eso. El médico los miraba y se pudo dar cuenta que tanto Sabella como Mateo, estaban demasiado nerviosos. Era como reaccionaban los pacientes antes una noticia demasiado complicada, pero este no era nada de l
Mateo se sentía como si hubiera revivido en menos de diez minutos, que fueron los que se había demorado el doctor en darles la noticia, afortunadamente todo estaba bien, pero habría que ver como se resolvía el otro problema, porque no todo concluía en que no tenía nada maligno, el punto era que seguía con la afección en su cabeza, pues los dolores de cabeza y la perdida de la visión de Sabella, no eran producto de su imaginación.–Doctor y en esa condición que tiene Sabella ¿Cuáles son las opciones de tratamiento? – Preguntó Mateo, visiblemente preocupado por la salud de Sabella – Cabe mencionar, que haremos todo lo que sea necesario, para que ella recupere la salud.Sabella estaba incrédula ante la gran noticia, no podía creer que solo era resultado de tanto estrés, no podía recordar la fecha exacta en la que empezó a sentirse tan cansada porque el dolor de cabeza no la dejaba ni dormir, ni cuando empezaron a presentarse de manera más constante, pero desde ayer habían disminuido grad
Esto había que celebrarlo, a Sabella le llegaron muchas ideas a la cabeza, pero eso sería después, tal como lo había recomendado el doctor, pero necesitaba gritarle a la vida que le agradecía esa nueva oportunidad, tenía tanto en mente, su vida, su hijo, su negocio, hasta Mateo estaba incluido en esos planes, porque ahora iban a estar más unidos, por su hijo y se iban a seguir viendo y debía estar bien con él.No podía estar más feliz, era algo que tenía que aprovechar de ahora en adelante al máximo, era muy cierto que cuando se estaba al borde de la muerte querías hacer tantas cosas de las que no te atreverías a hacer normalmente, que ahora no te alcanzaba el tiempo para planearlas e incluso hacerlas. –Sabella, ya que lo peor ha pasado y que tenemos la plena seguridad que vas a recuperar pronto, tu buena salud, quiero pedirte algo, que espero que me puedas conceder – Se atrevió a decir Mateo – Quisiera llevar a Matías a conocer a mis abuelos, que también son sus abuelos, hoy mismo.
Matías se sentía feliz, nunca se había imaginado que conocería a su padre y mucho menos a sus abuelitos, desde que se había presentado su papi, empezaron a suceder cosas buenas, su mami, se curó, iría a conocer a sus abuelos y él estaba muy feliz, no dejaría que se fuera su papito de nuevo, le diría a su mami, que ya le gustaría que se quedara con ellos.–Entonces hoy mismo nos vamos a que conozcas a los abuelos, ¿te parece? – Quiso asegurarse Mateo.Mateo quería estar seguro de que el niño no se fuera a sentir presionado por él, apenas si estaba entrando en confianza y ahora lo iba a separar de su madre, si en este momento él le decía que no, no lo iba a obligar.–Sí, papi, vamos con mis abuelitos. – Respondió el niño con una sonrisa en los labios.Un par de minutos después, el niño ya se estaba despidiendo de su madre y de Oriony, estaba feliz por ir a conocer a los abuelos, no obstante, no quería dejar a su mami, si estaba en el hospital era porque se seguía sintiendo mal y eso lo
Sabella y Oriony se quedaron solas en el silencio de la hermosa estancia en la que ella estaba en el hospital. Ya que Mateo y Matías se habían ido, Oriony quiso aprovechar para platicar con Sabella, de su estado de salud, al verla tan despejada, intuyó que esas no podían ser malas noticias, aparte que el haber dejado que el niño se fuera con su padre, le daba la sensación de que su mente estaba en calma.–Sabella, ¿Cómo te sientes, hija? – Oriony la estudiaba con la mirada – Matías y yo, nos divertimos mucho en el parque, pero él estaba preocupado por ti y también yo.Sabella lo sabía, Oriony había pasado muchas cosas a su lado y siempre había estado al pie del cañón con lo que le pudiera pasar a ella y a Matías, no tendría suficiente para pagarle todo el amor que le ha ido dando con el paso de los años y ella también la quería, Oriony fue su madre antes que su cuidadora, por eso se había quedado a su lado, por eso ella tenía dos hermanos y por eso le estaría también agradecida, que n
Sabella se preocupó de inmediato, era una sensación que surgió de inmediato, y por su mente pasó, la loca idea que el médico no le hubiera dicho la verdad hace unas horas por estar Mateo presente, pues no le veía el caso a que si ya se habían despedido la estuviera checando de nuevo, pero, antes que ella pudiera hacerle algún tipo de cuestionamiento, el médico se le quedó mirando fijamente y la tranquilizó de inmediato.El doctor había sentido una satisfacción muy grande al ser él, quien le hubiera dado la noticia de que estaba fuera de peligro, de que, en ningún momento, estuvo en riesgo de padecer un tumor en el cerebro. Había sido un caso muy difícil porque todo indicaba que iba a ser resultar algo muy grave, pues él se acordaba de los casos anteriores, en los que les había tendido que dar esa terrible noticia. Tantas personas habían pasado por esa grave enfermedad y algunos que no se habían salvado. –No tiene nada por lo que deba de alarmarse, señora Domit y no me vaya a pregunt
Sabella, al quedarse sola en aquella habitación tan cómoda para ser de un hospital, recargó su cabeza en la almohada en otra posición que le resultaba más cómoda y ya sintiéndose más relajada, comenzó a pensar en su mente, en una sola cosa, en Mateo y en la forma tan dulce y tan tierna en la que se había estado comportando con ella, mientras pasaba por ese mal momento en el hospital, había notado su preocupación y su miedo.Lo que menos había querido, que muchos pasaran este trago amargo que habían tenido que pasar, incluyendo a su pequeño hijo, aquel día en la habitación cuando llegó el doctor a ver su caso, y cuando el propio Mateo había llegado con Matías. Todo había sucedido tan rápido que ni cuenta se había dado que él tenía una empresa que atender y lo había dejado todo para estar con ellos. Era sorprendente lo que su hijo había logrado en poco tiempo, él había abierto todas las puertas que ella había cerrado.No era la primera vez que se ponía a pensar en lo que pudo ser y no f