—¿Aún no se lo has dicho? —Preguntaba Amara con voz preocupada mientras pasábamos un poco de tiempo juntas en una de nuestras cafeterías favoritas.Desafortunadamente, Mónica no había podido acompañarnos, ya que Fausto la había llamado diciéndole que tenía algo sumamente importante que decirle. Obviamente, ella lo dejó todo para ir a verlo.Aún no comprendía la razón por la cual ella estaba tan aferrada a ese hombre, pero tampoco la juzgaba. Yo también estaba obsesionada con un hombre mayor que yo.—No. —Respondo con los ánimos por los suelos, dejando a un lado mi batido de fresas— Cada vez que lo veo, solo puedo pensar en pegarme a él. Me cuesta mucho dejarlo cuando tengo que volver a casa. ¿Quién lo diría? Después de odiarlo, ahora no puedo estar sin él... En fin, no sé cómo decirle que no estaré aquí durante el verano.Habían pasado cuatro días más desde que supe que Lucian había sido aceptado en la academia que tanto había soñado y, con solo ver la emoción y la felicidad que tenía
[Alex]—Hermano, la pulsera no va a desaparecer de tu muñeca si dejas de mirarla por un momento. —Ruedo los ojos al ver cómo Leo se reía divertido por mi actitud— Debo admitir que está genial y me da envidia que tengas una y yo no, pero si sigues viendo tu muñeca así, la gente pensará que estás loco.Sabía que cada palabra de Leo estaba llena de su incomprendido humor; él nunca se había burlado de mí con mala intención. Al contrario, ahora se le veía más relajado al verme sonriendo.Realmente se había preocupado cuando lo mío con Liv se había terminado y como incluso tuvo que llevarme a su departamento para que no me matara de hambre gracias a mi tristeza profunda. No me imaginaba una semana más lejos de aquella pelinegra que tanto amaba. Estaba loco por ella.—Liv me la regaló por mi cumpleaños. —Le recuerdo y él asiente— Luego tuvimos una pelea y nunca más la usé. Pensé que jamás la volvería a usar hasta que en nuestra última cita me di cuenta de que traía puesta una igual, así que
[Alex]—Por nada. —Sonríe por última vez y levanta la mano despidiéndose de mí— Ah, Alex... Una última cosa.—¿Qué quieres, imbécil?—Me alegra mucho verte así de feliz. —Aquellas palabras me toman por sorpresa. Definitivamente Leo y yo no éramos de los amigos que se decían palabras bonitas o alentadoras, así que esto no me lo esperaba en absoluto— Pensé que no volverías a sonreír después de la muerte de Teresa, pero afortunadamente Liv llegó a tu vida... Realmente espero que finalmente logres ser feliz a su lado... Bueno, nos vemos más tarde, idiota. Lleva pollo frito y cerveza.Después de eso, comienza a alejarse de mí a toda velocidad, rumbo a su propio trabajo, dejándome con la cabeza llena de pensamientos inconclusos.Puede que sea un idiota, pero Leo siempre me daba buenos consejos. Si él no me hubiera arrastrado al club de Fausto, no habría sido capaz de conocer a Liv de esa forma.Quizás ni siquiera nos habríamos liado incluso trabajando para ella, así que le debía mucho a mi
—¡Espera, Liv! —Sin prestarle atención a los llamados de mis padres, abro la puerta y salgo a toda velocidad de la casa. El corazón se me salía del pecho y estaba sudando a mares; apenas había logrado cambiarme de ropa.Necesitaba llegar al hospital cuanto antes.¡Esto tiene que ser un maldito error!Iba corriendo hacia el enorme portón de la casa, cuando una de las camionetas de papá se detiene detrás de mí, prendiendo y apagando las luces, llamando mi atención. Me detengo y giro a tiempo para ver a Frank bajarse rápidamente, acercándose a mí.—Señorita Walker. Suba, yo la llevaré. —Él también parecía preocupado; podía verlo en sus ojos, pero aún así estaba haciendo un enorme esfuerzo para no perder el control. Sabía lo importante que era Alex para él. Con la respiración acelerada, logro volver a la realidad y camino en dirección a la camioneta, sentándome en la parte trasera. Frank hace lo mismo y en pocos segundos estamos de camino al hospital.Suponía que papá ya le había avisado,
—¿Cómo está Alex? —Minutos después de que saliera de la habitación del castaño, con los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, me encontré con Leo, quien se veía extremadamente preocupado por la condición de su mejor amigo.Tanto mamá como papá se ponen en alerta ante la presencia del desconocido, pero unas leves palabras de Frank hacen que se tranquilicen y solo visualicen aquella escena.—Tiene muchos golpes... —Intentaba explicarle, pero cada vez que abría la boca, mi voz se quebraba con demasiada facilidad. Maldita sea— Yo... Yo...—A Alex le dieron un fuerte golpe en la cabeza y en otras partes del cuerpo, pero el primero es el que nos preocupa... Lo mantendrán sedado hasta que baje la inflamación... Podría ser peor, pero solo nos queda esperar. —Frank había decidido intervenir en aquella conversación y Leo simplemente suspira, pasándose ambas manos por el rostro, seguramente pensando que todo esto se trataba de una pesadilla— ¿Estás bien?—Maldición, ¿cómo voy a estar bien, Fra
Fue Jared.Fue él.¡Ese maldito había lastimado a Alex!Debí haberlo imaginado. Alex no tenía enemigos, salvo él... Era la única respuesta y no había pensado en ello ni una sola vez. ¡Maldito! Tanto Frank como papá habían mencionado una van y otro auto; eso quería decir que Jared no había actuado solo.Eso explicaría la cantidad absurda de golpes que tenía el castaño en su cuerpo y que no hubiera intentado defenderse. Seguramente no había sido solo Jared; él había tenido ayuda.¿Cuántas personas te hicieron daño, Alex?Te juro que los haré pagar.Lo dije una vez: con un Walker era mejor no meterse, y entre papá y yo, no sabía quién era más implacable a la hora de una venganza.Y yo jamás había tenido la necesidad de vengarme de nadie. Hasta el día de hoy.Jodido Jared.Te mataré, maldito.Desconectándome de aquella terrible conversación, doy varios pasos hacia atrás, volviendo al pasillo donde había estado esperando noticias de Alex. Aún no amanecía, pero faltaban pocas horas para qu
El olor a mar y a madera mojada se mezclaba con la tensión en el aire. Miraba a mis amigas, mis confidentes y reinas en meternos en problemas, mientras el lujoso yate de la familia de Jared se mecía suavemente en el muelle. Probablemente esto y la casa eran lo único lujoso que les quedaba; seguramente lo venderían muy pronto, por lo que era el escenario perfecto para lo que tenía en mente. Aunque debía darme prisa.No tenía mucho tiempo. Dentro de poco amanecería y, si Frank le había informado correctamente a papá, la policía iría a buscar al rubio a primera hora.La luna brillaba sobre el agua, como si fuera un testigo silencioso de lo que estaba a punto de suceder. Jared Calloway estaba allí, inconsciente y vulnerable, gracias a un cóctel de sedantes que nos había suministrado, sin muchas ganas, el gran capricho de Mónica en una simple jeringa.Fausto.No sabes cuánto te quiero lejos de la vida de mi amiga.Odiaba admitirlo, pero esta vez nos había ayudado mucho. Jamás habríamos con
—Secuestro es una palabra muy fea, Jared... Prefiero decir que es una lección —corrijo, sonriendo con malicia—. Otras personas dirían que estamos poniendo la basura en su lugar. Cómo tú quieras verlo, pero lo único que necesito es que esto se quede en tu mente para siempre, ¿vale? Esto es lo que pasa cuando te metes con un Walker.La tensión era palpable. La risa se había desvanecido, y en su lugar había un silencio cargado de promesas.—¿Vas a llorar, Jared? —pregunto burlándome cuando lo veo mirar a todos lados desesperado, intentando escapar de los agarres—. Porque eso sería bastante patético. ¿Dónde está el chico que se creía el rey del mundo?Jared traga saliva, su mirada seguía moviéndose entre todo el lugar, buscando una salida que no existía.—No te tengo miedo, Liv... Eres solo una niñata que tendrá su merecido. —Amenaza, aunque su voz temblaba de miedo. Él sabía que no estaba en posición de amenazar.—Tal vez... Pero tú también tendrás tu merecido. —respondo, sintiendo una s