[Alex]Liv, ¿qué está pasando contigo?¿Por qué no me respondes las llamadas ni los mensajes?¿Acaso debí negarme a la petición de la señora Walker y quedarme a tu lado?¡Dios, qué frustrante es todo esto!Necesitaba saber que ella estaba bien o me volvería loco antes de que siquiera lograra amanecer. No quería que, por no haberme sabido controlar, ella terminara lastimada, mucho menos que cometiera el mismo error de mi madre y dejara todo por un hombre que jamás podría darle lo que ella se merecía.No quería ser como mi padre y tampoco quería que Liv fuera como mamá. Eso me destruiría.Es por eso que estaba seguro de que, si el señor Walker se rehusaba hasta el final a que su hija y yo tuviéramos una relación, con el corazón roto tendría que decirle adiós a mi sexy tiranosaurio. Jamás sería capaz de hacerle vivir el calvario que vivió mi madre quedándose a mi lado.Liv aún era muy joven y veía todo color de rosa, pero yo conocía la parte cruda de la vida y nunca la haría pasar lo mis
[Alex]—¿Por qué lo hiciste, Mica? —Le pregunto tratando de llegar al meollo del asunto, pero ella no me decía nada.Al contrario, comienza a removerse como si algo le estuviera doliendo.—Todo lo que te importa es ella, ¿no? —Frunzo el ceño por un momento y ella suelta una carcajada ácida. No sabía en qué momento habíamos llegado a esto— ¿Quieres saber por qué la odio? ¡Fue por ti! —Exclama y yo abro los ojos, un poco sorprendido, pero luego suelto un largo suspiro. Al final, Liv había tenido razón sobre ella. Ay, Mica— ¡Ella te arrebató de mi lado! Te volviste loco y te olvidaste de todo, hasta de tu madre. ¡Tu madre, Alex!No…—Micaela, estás pisando…—¿Qué? ¿Tú sí puedes hablar maravillas de la hermosa y cotizada heredera Walker, pero yo no puedo decirte quién es ella realmente? Ella te alejó de mí.—Ya basta… Esto no tiene ningún sentido. Aunque Liv no existiera, yo jamás te vería como algo más que una amistad. Eres como una hermanita pequeña para mí, por favor no te confundas, M
—¿Por qué no nos dijiste nada, princesa? —preguntaba papá mientras subía en completo silencio a mi habitación— ¿Liv? ¡Olivia!Me detengo en seco y, sin ninguna expresión en el rostro, me giro para poder ver a mis padres, mirándome con dolor e impotencia. Haber presenciado aquella escena en la casa de la familia Calloway y descubrir una terrible verdad que, estaba segura, les había traído los peores recuerdos del pasado los había afectado demasiado.Jamás esperaron algo así.Este año había sido bastante cruel con la familia Walker. El regreso de Daniel y el acoso de Jared habían sido como dos enormes bombas que habían decidido acabar con todo, pero que gracias a la llegada de Alex, había sido capaz de desviar cada ataque que me habían lanzado.Pero Alex ya no está.¿Cómo me sentiré bien sin él?—¿Cambiaría algo?—¿Qué? —Papá suspira y mamá trataba de disimular las lágrimas de dolor que corrían por sus mejillas.Me dolía verla así. Mamá no se merecía nada de eso. No cuando ella había he
El sonido monótono del monitor junto a la cama de mi madre resonaba en mis oídos. Era un ruido que odiaba, que me atravesaba y me quemaba por dentro.Cada vez que nos encontrábamos en esta situación, mi corazón se desbocaba al imaginar o pensar en todo lo que podría estar sucediendo. A veces solo eran recaídas normales por las quimioterapias; otras, porque el tratamiento no estaba funcionando; y otras veces... porque la situación estaba empeorando.Mamá... Cuánto daría por ser yo quien estuviera acostado en esa maldita cama.No mereces esto.¡Nadie merece sufrir con esta maldita enfermedad!Estábamos en el hospital una vez más. Mamá se había desmayado mientras preparaba un postre que se le había antojado. Sin importar cuántas veces le dije que no lo hiciera, ella no me hizo caso, agotó sus fuerzas y se desvaneció. Como pude, le pedí prestado el auto al vecino —que seguro me cobraría por el favor— y la traje para que la examinaran. Ahora estaba esperando el diagnóstico del doctor.Ella
—Recuerda ponerte más hermosa de lo normal, Liv. Te aseguro que Jared soltará la baba al verte con ese vestido. —Mónica, una de mis mejores amigas, agitaba sugestivamente el pedazo de tela brillante que usaría esta noche— No puede estar molesto toda la vida; es una tontería.Recordarlo solo me daba ganas de vomitar.Aún así, él no parecía entender mis razones.—No le prestes atención, Liv. Si el idiota de Jared no puede comprenderte, es problema de él. —Amara, mi otra mejor amiga, era la versión opuesta de Mónica, pero amaba tener sus opiniones presentes— No tienes porqué sentirte mal de algo que no es tu culpa.—Amara, comprendo que Jared no te cae bien, pero la forma en que lo dices suena como si realmente lo odiaras. —Mónica se burla de ella, y la mencionada rueda los ojos antes de lanzarle un cojín en la cara, lo que hace que ambas rían divertidas— Al menos tienes que admitir que está bueno. Liv tiene buenos gustos.—Podrá estar bueno, pero es un idiota. —Vuelve a rodar los ojos l
—Una vez más, somos tú y yo, Liv. —Se burla Amara, negando levemente con la cabeza. Toma mi mano y nos guía directo a la zona de bebidas, donde le pedimos al barman un par de cócteles y nos sentamos en unos enormes cojines a disfrutar del increíble ambiente que había. Sin embargo, mi mirada seguía buscando a una sola persona entre todo este mar de gente— Si estás buscando a Jared, lo vi pasar con sus amigos cuando llegamos; creo que están por la fuente. Mi rostro se vuelve rojo al instante. Amara me conocía demasiado bien, pero jamás la dejaría sola mientras yo iba a coquetear con alguien. En eso era muy diferente a Mónica. —Está bien, me atrapaste, pero no iré con él. De seguro sigue enojado conmigo, así que me quedaré contigo. —Si es por mí... —No es por ti, te lo juro. —Le sonrío a Amara y bebo lo último que me queda de mi bebida. Luego la tomo de la mano y la hago levantarse del sofá para ir a la pista de baile— Vamos, hoy no me interesa nada que tenga que ver con Jared.
—Estás loca, ni queriendo nos dejarán entrar. —Amara miraba al enorme gorila que custodiaba la entrada de aquel club nocturno al que nos había traído Mónica. Al otro lado de la ciudad. —Confía en mí, no es la primera vez que vengo. —¿Acaso no te da miedo que nos atrapen? —Vuelve a preguntar la morena, y la pelirroja niega con una sonrisa de superioridad. —Nuestros padres no van a decir nada, no te preocupes. —Los suyos no, pero los míos sí. Si papá lo descubre, jamás me dejará salir de nuevo sin protección. Estaría en serios problemas. —Ay, niñas, ya estamos aquí. De nada nos servirá conducir hora y media a casa... Vamos, vinimos a divertirnos. —Intenta una vez más, y yo suspiro derrotada. En fin, ya estoy en problemas. Al menos me divertiré un poco. —¡Esa es mi diosa! —Exclama Mónica, y luego Amara se une. Las tres caminamos hacia la entrada, donde había demasiadas personas haciendo fila y un enorme custodio esperando que le diéramos nuestras identificaciones. Pe
Sus labios acariciaban mi cuello con una suavidad extrema mientras sorteábamos a las personas que querían entrar al bar. Apenas había podido hacerle señas a mis amigas, diciéndoles que me iba con el chico cuyo nombre apenas recordaba. Obviamente se preocuparon un poco al verme en ese plan, pero luego lo dejaron pasar y me mostraron sus celulares, diciéndome por señas que las llamara si algo llegara a pasar.No creo que lo necesitaré.No con este espécimen de hombre.Y así fue como llegué a esta situación, caminando tomada de la cintura en una calle oscura por un hombre al que apenas conocía, rumbo al primer motel que se nos apareciera. Estaba ebria, demasiado ebria, porque en otras circunstancias jamás me habría prestado para algo así. Sin embargo, lo que mi mente racional pensara no me importaba en esos momentos.Este hombre estaba buenísimo y, por primera vez en muchos años, ese líbido sexual que se había mantenido en la oscuridad ahora brillaba como si fuera la estrella más grande