—Y ahora, damas y caballeros, —la voz del presentador resonaba por el salón. Todos estaban alrededor de sus mesas, mirando todo el espectáculo— llegamos al momento más esperado de la noche. Estas hermosas señoritas serán subastadas esta noche para que tengan una cita con algún afortunado caballero del lugar.Mi corazón dio un vuelco. No quería estar aquí, no quería ser subastada como un trofeo. Sentía asco de todos los jóvenes que estaban frente a nosotras, pero la mirada insistente de mi abuela desde la primera fila me recordaba por qué lo hacía. No podía negarme; si lo hacía habría problemas en casa, y yo no quería eso. Suficiente con los que ya tenía.Respiro hondo y me preparo para lo que viene.Las primeras chicas van pasando, siendo reclamadas por jóvenes contemporáneos a nosotras; de eso sí se había encargado la abuela. Papá jamás dejaría que un viejo verde me llevara a cenar. Ojalá tampoco permitiera esta humillación.—Y la última en la lista, la encantadora Olivia Walker. —Pe
—Olivia, tenemos que informarle esto al señor Walker. No puedes dejar que... —me separo del cuerpo de Alex en cuanto escucho sus palabras.¿Decirle a papá que intentaron forzarme de nuevo?¿Ver a mamá culparse por no estar ahí cuando más la necesitaba?¿Revivir esos terribles momentos otra vez?No, gracias.Jared seguía tirado en el suelo, aún con sus manos cubriendo su nariz llena de sangre. El idiota daba asco, pero no podía permitir que sus acciones y mis traumas acabaran con la tranquilidad de mi familia.Sin nada de delicadeza, me limpio las lágrimas del rostro, sin importarme mi maquillaje, y camino hacia el rubio en el suelo. Este intenta sentarse en cuanto me ve caminar hacia él, pero uno de mis tacones pisando con fuerza su pierna hace que se eche para atrás, soltando un alarido de dolor.Maldito.Alex se coloca a mi lado, supongo que para tener la oportunidad de atacar en caso de ser necesario.—¡¿Qué mierda haces?! ¡Aghh! —grita una vez más cuando hago presión con mi fuerte
—Este no es el camino al gimnasio. —murmuro en completa seriedad cuando despego la vista de mi teléfono y la fijo en la ventanilla de mi asiento— Llévame ahora.Habían pasado tres días desde el incidente con Jared en la gala de beneficencia de la abuela. Él incluso no había ido a clases y suponía que era para ocultar los golpes que Alex le había dado.Al menos había cumplido su promesa y no se había acercado a nosotros.Me causó mucha gracia escuchar a la abuela decir que el rubio había bebido tanto que se había golpeado el rostro con el filo de un mueble antiguo de la abuela. Ella había fingido estar apenadísima e incluso se había ofrecido a pagar el tratamiento de Jared, pero este se había negado y simplemente se marchó.Afortunadamente, mientras todo eso pasaba, yo estaba atiborrándome de pizza, sonriendo y disfrutando con mi familia. No iba a negar que aún seguía un poco afectada por lo que había pasado tanto con Jared como con Alex, pero ver a mis padres y a mi hermano sonriendo
—Acabas de arruinar mi vida social, ¿lo sabes? —con los brazos cruzados y un puchero en los labios, miraba enojada al castaño que conducía a mi hogar.Hogar donde me esperaba un padre histérico que ya había alertado a todo su equipo de seguridad para que investigaran quién había sido la persona que intentó atropellarme en la gasolinera.Genial, otra época de encierro. Gracias, Alex.—En otras culturas, cuando una persona salva a otra de un intento de asesinato inminente, por lo general se le da las gracias. —comenta el castaño con tono burlón mientras tomaba el camino hacia la residencia donde vivíamos.¡Idiota!—¿Gracias? ¡No voy a agradecerte por arruinarme la vida! —exclamo furiosa, viendo cómo el castaño me miraba a través del retrovisor con una ceja arqueada— No sabes lo que acabas de hacer.—Le notifiqué a mi jefe que estuvieron a punto de arrollar a su queridísima princesa. Eso forma parte de mi trabajo. —explica, ignorando todo lo que le acababa de decir— Aún sigo debatiéndom
—Dilo otra vez. —Alex me tenía acorralada en mi cama, debajo de su cuerpo.Su rostro oculto en el hueco de mi cuello, haciéndome cosquillas cada vez que se reía o resoplaba divertido.—Ya me estoy arrepintiendo de haberte dicho todo. —me quejo a medias, pero totalmente divertida por su cambio tan abrupto de actitud.Una vez más tenía al Alexander divertido y sexy. Había vuelto a mi lado y ahora mejor que nunca.—Solo una vez más.Niego con la cabeza, aguantando la risa y empujándolo lejos de mí cada vez que sus labios se presionaban en mi sensible cuello. Mi piel ardía con cada toque.Lo necesitaba tanto, pero no. Hoy no podíamos hacer nada y él lo sabía.—Tienes que irte, te pueden ir a buscar y crearnos problemas por no estar en tu puesto. —le recuerdo, haciendo que me mirara fijamente a los ojos.Me era imposible no soltar una pequeña carcajada cuando lo veo poner un pequeño puchero en los labios.Desde que le había dicho que estaba enamorada de él, había cambiado por completo su
—¡Qué emoción, tía Aria! —exclamo abrazándola con alegría— ¿Cuándo podré verlo?Ellos habían esperado tanto esta noticia. Ambos habían sufrido en silencio cuando recibieron la noticia de que la tía Aria no podía tener hijos y, a pesar de que fueron a los mejores especialistas, no lograron quedar embarazados. Todavía podía recordar sus expresiones llenas de tristeza y cómo Lucian y yo fuimos una especie de escape para ambos, pero sobre todo para la tía; ella era quien peor lo estaba pasando.El tío Evan le había insistido muchas veces que él no necesitaba tener hijos para ser feliz, que con Aria era más que suficiente, pero para ella fue algo muy difícil de asimilar e incluso su matrimonio se vio gravemente afectado. Por fortuna, habían sido capaces de superar aquello y, después de muchos años, finalmente habían decidido dar el siguiente paso y adoptar a un niño.La adopción les había sido aprobada hace apenas unos días.Estaba genuinamente feliz por ellos, aunque gracias al tío Evan,
Cuando mi cuerpo rebota suavemente sobre aquella vieja cama, cientos de recuerdos se instalan en mi mente. Sobre todo cuando el castaño se coloca encima de mí, besando mis labios y luego concentrándose en mi cuello y el valle de mis senos.Dios...¿No y que ibas a ser dura con él?¡Están en un maldito motel!Específicamente, estábamos en el motel donde terminamos la primera vez que nos vimos.Aún no comprendía muy bien cómo habíamos terminado en este lugar un día de semana en la mañana, con la mirada inquisitiva y curiosa de la misma recepcionista de la otra vez siguiéndonos durante todo el trayecto a la habitación.Solo podía recordar tener a Alex encima de mí en la camioneta, besándome ferozmente y preguntándome una y otra vez qué elegía: ser su novia o pensarlo mientras me follaba. Y, como por obvias razones no podíamos hacerlo en el estacionamiento de la universidad, terminé pidiéndole al castaño que nos llevara lejos de allí. A un lugar donde pudiéramos estar completamente solos.
—Lucian, déjame explicarte. —intentaba acercarme a mi hermano, pero él se echaba hacia atrás lentamente. Al levantar la mirada, noto que su guardaespaldas se estaba acercando y todas las alarmas de mi cabeza se activaron. Maldita sea— ¿Hermano, podemos hablar a solas por un momento?—Pero...—Por favor... Te prometo que te explicaré todo, pero a solas. —extiendo una mano hacia él, esperando que la tomara sin hacer más preguntas. Si el guardaespaldas de Lucian llegara a escuchar o sospechar aunque sea lo más mínimo, estaremos jodidos.Aún no estoy lista para hablar con mis padres sobre Alex. Además, estoy segura de que lo matarán apenas se enteren.Un enorme alivio recorre todo mi cuerpo cuando mi hermanito toma mi mano y, sin dejar de mirar a Alex, comienza a caminar conmigo lejos de los demás, rumbo hacia las gradas que ya se encontraban vacías. Podía ver cómo mi guardaespaldas me miraba de vez en cuando, preparado para afrontar cualquier eventualidad, pero conocía a mi hermano y sab