—¿Qué pasó, princesa? Estaba preocupado. —Papá nos intercepta apenas llegamos a la entrada de la enorme mansión Walker. Tan imponente como siempre— No contestaban ninguno de los dos.No tenía ninguna expresión en el rostro, aún estaba furiosa por la discusión que había tenido con Alex minutos atrás. El castaño sí que estaba más tenso; él debía haberle respondido la llamada a papá.—Señor Walker, le explicaré. Yo...—Le pedí que detuviera el auto en medio de la carretera... No. Le grité que se detuviera. —Miraba a mi padre, exaltada, sintiendo la adrenalina recorrer todo mi cuerpo.Mis palabras tenían un tono lleno de desdén. Estaba tan molesta que no me interesaba controlar ni mantener mis modales.A la mierda eso.—¿Qué?—Tenía que decirle un par de cosas. —Miro hacia un lado y Alex estaba mirando hacia el frente, preparado para cualquier cosa que fuera a salir de mi boca. Él tenía razón. No tenía filtro— Y ahora que todo quedó claro, puedes pedirle que se vaya.Aquello toma por sorp
—Y ahora, damas y caballeros, —la voz del presentador resonaba por el salón. Todos estaban alrededor de sus mesas, mirando todo el espectáculo— llegamos al momento más esperado de la noche. Estas hermosas señoritas serán subastadas esta noche para que tengan una cita con algún afortunado caballero del lugar.Mi corazón dio un vuelco. No quería estar aquí, no quería ser subastada como un trofeo. Sentía asco de todos los jóvenes que estaban frente a nosotras, pero la mirada insistente de mi abuela desde la primera fila me recordaba por qué lo hacía. No podía negarme; si lo hacía habría problemas en casa, y yo no quería eso. Suficiente con los que ya tenía.Respiro hondo y me preparo para lo que viene.Las primeras chicas van pasando, siendo reclamadas por jóvenes contemporáneos a nosotras; de eso sí se había encargado la abuela. Papá jamás dejaría que un viejo verde me llevara a cenar. Ojalá tampoco permitiera esta humillación.—Y la última en la lista, la encantadora Olivia Walker. —Pe
El sonido monótono del monitor junto a la cama de mi madre resonaba en mis oídos. Era un ruido que odiaba, que me atravesaba y me quemaba por dentro.Cada vez que nos encontrábamos en esta situación, mi corazón se desbocaba al imaginar o pensar en todo lo que podría estar sucediendo. A veces solo eran recaídas normales por las quimioterapias; otras, porque el tratamiento no estaba funcionando; y otras veces... porque la situación estaba empeorando.Mamá... Cuánto daría por ser yo quien estuviera acostado en esa maldita cama.No mereces esto.¡Nadie merece sufrir con esta maldita enfermedad!Estábamos en el hospital una vez más. Mamá se había desmayado mientras preparaba un postre que se le había antojado. Sin importar cuántas veces le dije que no lo hiciera, ella no me hizo caso, agotó sus fuerzas y se desvaneció. Como pude, le pedí prestado el auto al vecino —que seguro me cobraría por el favor— y la traje para que la examinaran. Ahora estaba esperando el diagnóstico del doctor.Ella
—Recuerda ponerte más hermosa de lo normal, Liv. Te aseguro que Jared soltará la baba al verte con ese vestido. —Mónica, una de mis mejores amigas, agitaba sugestivamente el pedazo de tela brillante que usaría esta noche— No puede estar molesto toda la vida; es una tontería.Recordarlo solo me daba ganas de vomitar.Aún así, él no parecía entender mis razones.—No le prestes atención, Liv. Si el idiota de Jared no puede comprenderte, es problema de él. —Amara, mi otra mejor amiga, era la versión opuesta de Mónica, pero amaba tener sus opiniones presentes— No tienes porqué sentirte mal de algo que no es tu culpa.—Amara, comprendo que Jared no te cae bien, pero la forma en que lo dices suena como si realmente lo odiaras. —Mónica se burla de ella, y la mencionada rueda los ojos antes de lanzarle un cojín en la cara, lo que hace que ambas rían divertidas— Al menos tienes que admitir que está bueno. Liv tiene buenos gustos.—Podrá estar bueno, pero es un idiota. —Vuelve a rodar los ojos l
—Una vez más, somos tú y yo, Liv. —Se burla Amara, negando levemente con la cabeza. Toma mi mano y nos guía directo a la zona de bebidas, donde le pedimos al barman un par de cócteles y nos sentamos en unos enormes cojines a disfrutar del increíble ambiente que había. Sin embargo, mi mirada seguía buscando a una sola persona entre todo este mar de gente— Si estás buscando a Jared, lo vi pasar con sus amigos cuando llegamos; creo que están por la fuente. Mi rostro se vuelve rojo al instante. Amara me conocía demasiado bien, pero jamás la dejaría sola mientras yo iba a coquetear con alguien. En eso era muy diferente a Mónica. —Está bien, me atrapaste, pero no iré con él. De seguro sigue enojado conmigo, así que me quedaré contigo. —Si es por mí... —No es por ti, te lo juro. —Le sonrío a Amara y bebo lo último que me queda de mi bebida. Luego la tomo de la mano y la hago levantarse del sofá para ir a la pista de baile— Vamos, hoy no me interesa nada que tenga que ver con Jared.
—Estás loca, ni queriendo nos dejarán entrar. —Amara miraba al enorme gorila que custodiaba la entrada de aquel club nocturno al que nos había traído Mónica. Al otro lado de la ciudad. —Confía en mí, no es la primera vez que vengo. —¿Acaso no te da miedo que nos atrapen? —Vuelve a preguntar la morena, y la pelirroja niega con una sonrisa de superioridad. —Nuestros padres no van a decir nada, no te preocupes. —Los suyos no, pero los míos sí. Si papá lo descubre, jamás me dejará salir de nuevo sin protección. Estaría en serios problemas. —Ay, niñas, ya estamos aquí. De nada nos servirá conducir hora y media a casa... Vamos, vinimos a divertirnos. —Intenta una vez más, y yo suspiro derrotada. En fin, ya estoy en problemas. Al menos me divertiré un poco. —¡Esa es mi diosa! —Exclama Mónica, y luego Amara se une. Las tres caminamos hacia la entrada, donde había demasiadas personas haciendo fila y un enorme custodio esperando que le diéramos nuestras identificaciones. Pe
Sus labios acariciaban mi cuello con una suavidad extrema mientras sorteábamos a las personas que querían entrar al bar. Apenas había podido hacerle señas a mis amigas, diciéndoles que me iba con el chico cuyo nombre apenas recordaba. Obviamente se preocuparon un poco al verme en ese plan, pero luego lo dejaron pasar y me mostraron sus celulares, diciéndome por señas que las llamara si algo llegara a pasar.No creo que lo necesitaré.No con este espécimen de hombre.Y así fue como llegué a esta situación, caminando tomada de la cintura en una calle oscura por un hombre al que apenas conocía, rumbo al primer motel que se nos apareciera. Estaba ebria, demasiado ebria, porque en otras circunstancias jamás me habría prestado para algo así. Sin embargo, lo que mi mente racional pensara no me importaba en esos momentos.Este hombre estaba buenísimo y, por primera vez en muchos años, ese líbido sexual que se había mantenido en la oscuridad ahora brillaba como si fuera la estrella más grande
Estúpida Liv.Estúpida.¡Eres una estúpida de liga mayor!¿Cómo pudiste rebajarte a ese nivel?¿Realmente me había acostado con un desconocido? ¿Tuve mi primera vez con un maldito desconocido?En la mañana, cuando mis amigas finalmente me recogieron, lo primero que hicieron fue correr a abrazarme. Realmente estaban preocupadas por mí, creían que algo malo me había pasado y tenían tanto miedo que estuvieron a punto de llamar a mis padres para contarles todo lo que había sucedido. Afortunadamente, decidieron esperarse un poco más; de lo contrario, en estos momentos estaría en camino a la morgue.Las tres nos sentíamos como unas idiotas por haberme ido con ese tipo. Sí, él no me había maltratado, ya que no tenía moretones ni rasguños, aunque sí me dolía mucho todo el cuerpo y las piernas. Suponía que era porque se trataba de mi primera vez, pero de resto me sentía como siempre. Así que, después de jurarnos jamás volver a hacer alguna tontería como esa, decidimos olvidar aquella noche, n