Sin rumbo

Registrada en SAFE CREATIVE

Bajo el código: 2110259628684

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©

Llegar a la casa de Kika fue un gran cambio para Sira, ya que ella no vivía sola, si no con Fabio, su pareja desde hace mucho tiempo y que trabajaba en la policía de Los Ángeles. Acababa de entrar, así que todos sus turnos eran nocturnos, por lo que a Kika le caía como anillo al dedo que su amiga Sira se quedara con ella durante las noches y ambas dejarían a Fabio dormir tranquilo por las mañanas.

A pesar de que la casa era bastante grande y que los tres podían caber sin problema, la acumulación de Kika la hacía que ésta fuera más pequeña, ya que no sólo se dedicaba a maquillar a los artistas si no que estaba en planes de hacer su propia marca de maquillaje y tutoriales en Youtube, por lo que su casa tenía cajas, lámparas led, bolsas etc; para variar tenía un gato.

―Mira chica, sé que no es mucho, pero es todo tuyo― le dijo amablemente en cuánto se abrió la puerta de la casa y el gato “Papi”, salió corriendo del lugar.

―Gracias― agradeció Sira dejando su maleta y la única caja con sus pertenencias sobre el suelo.

―De nada. Nos acomodaremos, mañana le pediré a Fabio que mueva algunas cosas a la cochera y así tendremos mucho más espacio.

―No, no te molestes, te juro que no tardaré ni un mes en estar aquí contigo. Mañana a primera hora me pondré a buscar trabajo de lo que sea para poder empezar a ganar dinero y así pagarme mi propio espacio― le prometió Sira.

Kika se dirigió hacia ella y con una sonrisa en los labios le abrazó ― eres bienvenida aquí Sira, no dejes que lo que te pasó sea algo que te desmotive. Sé que duele más la traición de Sara que cualquier otra cosa, pero en mi tierra dicen que “no hay mal que por bien no venga”.

Sira sintió el abrazo de Kika tan natural y reconfortante que en ese mismo instante le creyó que todo estaría bien. Que todo lo malo pasaría sin dudarlo y que pronto encontraría algo mejor a lo que estaba acostumbrada.

―Gracias Kika, te creo. Pero aún así no puedo dejar de pensar en el mañana, ¿qué pasa si nadie me quiere ya como asistente?, o peor, que Sara y Gustav se encargue de echarme m****a ante todos y me quede sin ni siquiera la oportunidad de intentarlo de nuevo.

―Bueno, no tienes que regresar a ser asistente, ¿cierto?, debes tener otros talentos escondidos. Es más, se me acaba de ocurrir una idea. Sé que no será mucho pero, podrías ayudarme a mí, mira, últimamente tengo mucho trabajo y a veces no puedo con todo así que podrías ayudarme a cargar las cosas y a moverlas. Así puedes ver como maquillo y que brochas uso etc… y aprenderías algo nuevo que te pueda servir.

―Claro que si Kika ― respondió Sira feliz― yo te ayudo con mucho gusto, además, si sigo en el ambiente me ayudará a encontrar trabajo más rápido o al menos eso espero.

―¡Eso me gusta!, que jamás pierdes esa actitud positiva. Verás que pronto encontrarás un trabajo mejor que el ser asistente de Sara “berrinches” Alemán y podrás demostrarle a todos que eres mejor de lo que ellos creen, de lo que tú crees.

―Gracias por los ánimos― le dijo Sira.

Kika le dió otro abrazo― de nada mujer, ahora, ¿te invito pizza?, es que en verdad no quiero cocinar.

―Me gusta la pizza― respondió Sira animada.

―Bien, yo la pido y luego despejamos el sofá y la sala para que puedas instalarte, ¿ok?

Kika se alejó de ella y se dirigió a la cocina para marca el número de las pizzas y así invitarle a Sira la cena. En cambio, ella se quedó viendo hacia la nada mientras pensaba en todo lo que ahora tenía que arreglar. Empezó a hacer una lista en su mente para organizarse pero después del segundo punto perdió el sentido, ¿qué es lo que estaba sucediendo?, ¿a caso Sara era todo lo que tenía en la vida?, ¿entonces Sira por su sola no tenía futuro?

«¡Dios!, en qué momento llegué a esto», se preguntó, «¿en qué momento perdí mi camino?»

Así, Sira se percató que el despido de Sara no era tan simple, si no que posiblemente le había echado en cara que fuera de su círculo ella no era nadie aunque pensara lo contrario. Un miedo se apodero de su cuerpo, ese tipo de miedo frío que te alerta y te avisa que estás en peligro y te hace arrepentirte de lo que hiciste. Tal vez debería regresar a pedirle a Sara que la perdonase y así regresar a la seguridad que por años había tenido.

«No Sira, no debes arrepentirte. Sara es quién es por ti, no al revés, recuerda que tú también puedes llegar a ser grande», se aconsejó, aunque sentía como sus pies estaban a punto de darse la vuelta y salir de ahí.

―¡Ey Sira!, ¿quieres palitos de queso junto con la pizza? ― escuchó la voz de Kika para luego ver su sonriente rostro.

Kika no sabía pero con esa pregunta tan sencilla había logrado que Sira no cometiera uno de los grandes errores de su vida; rogarle a Sara Alemán su trabajo de regreso.

―Sí, si quiero― respondió y esfumando la idea de su mente de ir hacia Sara y pedirle perdón, Sira caminó hacia Kika para ayudarle y su otra vida quedó atrás.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo