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Primer día de trabajo

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Sira al principio tenía muchas dudas en aceptar o no el trabajo que le ofrecía Can Marín, pero lo hizo por el salario y porque era un trabajo que ya sabía hacer por lo que no se le complicaría en absoluto o al menos eso creía, porque cuando él le dio la agenda que tenía que llevar supo que 25 dólares la hora no serían suficientes.

―Esa es mi agenda― dijo él serio mientras Sira comenzaba a hojearla y pasar día tras día. Si ella pensaba que Sara tenía cosas que hacer en la semana Can, tenía cosas agendas hasta el final del año, sin ni siquiera un hueco para respirar.

―¿Todo esto debes hacer?― preguntó sorprendida.

―Sí, ves porque te dije que era un desastre. En fin, espero que tengas pasaporte porque viajaremos a Venecia a un festival ― le dijo.

―¿Venecia?, ¿iremos al festival de Venecia?― preguntó ella sorprendida ante dicho hecho.

―¡Claro!, ¿qué Sara Alemán no fue invitada?, ¡claro que no!― se burló mientras ambos entraban a otra habitación donde dos personas los esperaban con ropa y zapatos por todos lados. Can se amarró el cabello con una liga y después se quitó la playera delante de Sira y los demás mostrando su increíble cuerpo ― iremos un mes a Europa, tengo que grabar unos comerciales allá, asistir a festivales, entrevistas para propuestas― explicó mientras se desabrochaba el pantalón y se quedaba en bóxers.

Al voltear pudo ver a Sira con los ojos clavados en él y con la boca abierta al ver cómo el artista se desnudaba frente a ella sin importarle nada. Para Can eso era algo muy natural, por lo que no dudo en coquetearle.

―¿Te gusta lo que ves? ― preguntó.

―Sí― murmuró Sira ―¡no!, claro que no― rectificó mientras trabaja de no sonrojarse y trataba de ponerse seria. Luego buscó entre las hojas el día y se fijó que lo que estaba pasando no estaba en la agenda―¿qué se supone que hacemos aquí? ― preguntó.

Can caminó hacia ella vistiendo sólo un bóxer de color negro tan pegado a él que no dejaba nada a la imaginación. Sira se puso tensa al sentir su cuerpo casi pegado al suyo ―no está en la agenda porque es algo especial que haremos tú y yo― respondió.

―¿Ah si?― preguntó Sira un poco nerviosa.

―Así es…escogerás mi nueva imagen― respondió él coqueto.

―¿Qué?― preguntó Sira saliendo de nuevo del trance ―¿yo?, ¿no se supone que eso lo hace un asesor y eso?

Can negó con la cabeza mientras movía la ropa con la mano ― el conjunto que me recomendaste funcionó. No sé si viste los encabezados pero todos me tomaron más en serio y hasta comenzaron a dudar de mi culpabilidad en el asunto así que… quiero que me crean aún más. Por lo que tú, Sira Zas, me darás esa imagen aburrida y creíble que necesito.

―¿Aburrida? ― preguntó Sira ―pensé que…

―Es aburrida, admítelo, pero al parecer funciona.

―No es aburrida, es decente, algo que se nota que tú conoces, en primera porque te paseas en bóxers por toda la habitación― respondió.

―Mi habitación, mis costumbres y créeme mujer no encontrarás mejor momento que este en tu vida― le asegura y le guiñe un ojo.

«¡Dios!, pensé que Sara era difícil», pensó Sira mientras cerraba la agenda y la dejaba sobre el sofá al lado de su bolsa. Tenía que hacer su trabajo aunque Can Marín fuera así de presumido.

―Bueno, entonces manos a la obra ― habló segura mientras caminó hacia los estantes de ropa y comenzó a sacar pantalones y camisas para combinarlas con zapatos.

Las otras dos personas que estaban ahí se movían por toda la habitación poniendo los conjuntos cerca de Can y él los observaba atento. Su rostro le decía todo, no le gustaba para nada lo que Sira le estaba escogiendo.

―¡Dios!, esto es un repelente para mujeres ― se quejó tomando una camisa de color azul marino.

―Tal vez eso es lo que necesitas, alejarte de las mujeres Can― contestó Sira sin pensarlo y él levantó la ceja demostrando sorpresa.

Ella se dio cuenta de lo que había dicho y mejor se concentró en escoger otro conjunto. Can se acercó a ella y cuando Risa se levantó se quedaron frente a frente.

―¿Qué significa eso?― preguntó―¿a caso me quieres insinuar algo?

―Hmmmm, ¿María Downs?, ¿Cara Fergan?, ¿Lily Arz? , todas ellas te metieron en grandes problemas, ¿recuerdas? La ropa que usas atrae a ese tipo de mujeres que se aprovechan de la fama y de esto ― y señaló con su mano el cuerpo de Can― para obtener algo de ti. Todas quieren algo de ti― volvió a repetir.

―No tiene nada malo que se aprovechen de esto y quieran algo de mí si yo estoy dispuesto a dárselos― bromeó Can mientras sacaba el pecho y sonreía.

―Pues por eso nadie te toma en serio. Si sigues así, ni la ropa decente te dará esa imagen que tanto quieres. Si puedo decir mi opinión.

―No― habló Can mientras se ponía el pantalón.

―Creo que tus modales también deberían de cambiar…

―¿Me dices maleducado?― preguntó en seguida.

―No, pero… podrías ser más educado. Por ejemplo…― comenzó a pensar Sira.

No tirar la ropa interior a la b****a.

Interrumpió una de las chicas que estaba ahí, haciendo que Can volteara a verla extrañado.

―¿Tiras la ropa interior a la b****a?― preguntó Sira.

―No se lavar, ¿OK?, Can Marín no sabe lavar ropa así que tira la ropa interior y luego compra más.

―Para eso hay lavanderías― dijo Sira.

Can la ignoró ― al parecer muchos tienes cosas que opinar sobre mis “modales”, a ver, ¿qué más tengo que cambiar? ― los reto.

―Dejar la ropa sobre el sofá no sobre el suelo― habló otra.

―No hacer del baño con el baño abierto, es incómodo ― habló otra chica.

―Cuando mastiques chicle hazlo bien, no como los caballos.

―No grites cada vez que entres a un lugar lleno de gente ¡ya llegó Can Marín! Es vergonzoso.

―Se dice helicóptero no helicótero.

―Y un gracias sin el “nena” está mejor.

Can se quedó con la boca abierta al escuchar todo lo que su personal decía sobre él. No lo creyó posible por un momento hasta que vio el rostro de Sira expresando que sabía que algo estaba mal.

―No sabía que tenía tanto que cambiar― dijo serio.

―Si quieres verdad, no es obligatorio ― se arrepintió una joven de lo que había dicho y trató de darle la razón por un momento.

Sira se quedó en silencio mientras esperaba la reacción de Can Marín, que tenía fama por ser un poco dramático cuando las cosas no le funcionaban o salían a su manera. Sin embargo, hizo honor a su fama cuando tomó una playera, se la puso y salió al balcón de la habitación del hotel de manera tan espontánea que asustó a los demás.

―¿Crees que nos vaya a despedir?― le preguntó una de las jóvenes a Sira mientras veía como se alejaba en ese tono dramático.

―¿A despedido a alguien antes? ― preguntó Sira preocupada, ya que no podía creer que era su primer día de trabajo y ya lo había arruinado.

Ella salió de la habitación directo hacia el balcón donde Can Marín yacía sentado sobre una silla, con las manos sobre el rostro y fingiendo que lloraba. Sira, se acercó a él y poniendo una mano sobre su espalda. Can Marín saltó asustándola.

―¿Por qué?, ¿por qué me haces esto?― le preguntó en un tono tan exagerado que hizo que Sira se mordiera los labios para no reírse.

Si así actuaba Can Marín entonces no entendía porqué tenía tanto éxito. En realidad era pésimo o al menos esto que hacía en realidad lo era.

―Lo siento, es duro a veces saber la verdad pero nos ayuda a mejorar― le consoló Sira de nuevo dando palmadas sobre su espalda.

―Se supone que debo ser perfecto y ahora me siento estúpido porque nadie me corrigió la palabra “helicótero” ― se quejó.

―Es helicóptero.

―¡Eso!, ahora la gente sabrá que Can Marín no es perfecto y mi fama se terminará.

Sira negó con la cabeza ― es que no tienes que ser perfecto Can, tienes que ser auténtico― el hombre volteó a ver a la asistente y fingiendo que se quitaba las lágrimas de los ojos y se encontró con una sonrisa sincera ― sólo sé tu mismo pero en baja intensidad, escucha a la gente que está a tu alrededor y hazles caso… todos los que estamos aquí estamos de tu lado.

―Estás a mi lado porque te pago 25 dólares la hora.

―Bueno, pero eso no quiere decir que no esté de tu lado Can. Mira, se nota que estás estresado y que quieres que esto funcione y funcionará, pero debes darle una oportunidad a la ropa aburrida, modera tus costumbres y lo demás déjamelo a mí, ¿ok? Incluso puedo llevar tu ropa a la lavandería para que no tengas que tirar la ropa interior a la b****a.

―¡Excelente! Me agrada como eres Sira Zas y por eso no me arrepiento de que te vistas con ropa de Target.

―¿Eso qué tiene que ver?― preguntó ella viendo su ropa que estaba perfectamente bien pero él la ignoró olímpicamente.

― Ahora, vamos adentro y vísteme como nerd― le comentó mientras se ponía de pie quitándose la camisa y aventándola por el balcón.

―¿Por qué hiciste eso? ― preguntó Sira viendo hacia abajo.

―No era mi estilo.

―Pero es una Dolce & Gabbana― refutó ella sorprendida.

―¿Ah si?, no me percaté. Ahora, vamos Sira que tenemos mucho trabajo por hacer y no tenemos tiempo, así que… vamos, vamos…― le ordenó dejando el balcón.

«¡Dios!, ¿este hombre es bipolar o qué?», pensó, para luego entrar y seguir con su trabajo.

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