—Feliz cumpleaños, amor —susurra Elena contra sus labios mientras se acomoda sobre él y Noah sonríe al sentirla desnuda sobre su cuerpo.
—Gracias, no puedo tener mejor regalo, ¿verdad?
—Este sólo es un adelanto —le dice ella dejando un beso sobre su pecho y luego bajando hasta llegar a su miembro.
Noah se agarra de las sábanas cuando siente la boca de Elena cerrarse húmeda, caliente y coqueta, con aquella lengua traviesa que lo obliga a cerrar los ojos y para cuando va a correrse, toma a Elena para obligarla a subir y se entierra en ella con cuidado antes de oírla gritar de placer al sentir cómo llega a lo más profundo de su ser.
Luego de ese primer regalo, Elena lo lleva a la ducha, bajan a desayunar y allí lo espera otro regalo más, uno que le fascina porque es una maqueta del Taj Mahal para armar.
Elena se queda en casa
Keylee se coloca delante de Elena, pero sin quitarle la visión majestuosa de cómo Noah está enfrentando a Henry. Le saca sólo unos cinco centímetros, pero ahora que están los dos juntos, Elena no entiende qué le vio al baboso ese si ni siquiera se ve tan guapo.—Sabes perfectamente que tu historia es falsa —sisea Henry y Noah se hace el confundido—. Ella no estaba contigo antes de irse a Brasil.—Eso no tienes cómo saberlo.—Ella me lo dijo, que no tenía a nadie y que nunca había estado con nadie… lo cual comprobé cuando vi la mancha en mis sábanas —Elena se pone del color de la grana y ante una sola mirada de Noah a Keylee, esta abraza a su amiga.—Nena, tenemos que irnos.—No —sentencia Elena, respira profundo y camina hacia ellos, coloca una mano en el pecho de Noah para apartarlo mirándolo a los ojos—. Hay algo que tengo que decirle…—¿Vas a decirme que es mi hijo?—Oh, no… claro que no. Esta niña es mía y de Noah, nadie más podría ser su padre, espero que te quede claro. Lo que q
Elena está sola en el cuarto del hotel en donde habían quedado de escaparse luego de la fiesta, le pidió a Keylee que se fuera luego de darle las gracias alegando que tenía que prepararle una sorpresa a Noah, pero lo cierto es que sólo no quería hablar más del asunto.Se pone de pie para comenzar a caminar por el lugar nerviosa y sus manos van a su vientre con angustia.—Tu padre se está tardando mucho, ¿no crees? No debimos irnos… —pero la puerta se abre y ella corre para abrazar a Noah, quien abre los brazos con esa enorme sonrisa y Elena no espera nada más para besarlo como deseaba hacerlo.—Tranquila… —le dice él tomando su rostro para comprobar que no ha estado llorando.—Dime, ¿qué pasó? ¿Te dijo algo?—Sólo estupideces, pero ya le quedó claro que no se puede met
Regresar a sus vidas se les hace sencillo, sobre todo porque los guardaespaldas no dejan a Elena sola en ningún momento y Henry tiene prohibida la entrada en el campus, pero lo que ella no sabe es que hay personas que están confabuladas en obligarla a verlo.Por eso, cuando su hermano llega a buscarla ese viernes, Elena salta sobre él para abrazarlo porque no es usual que eso ocurra.—Santi… que lindo ver a mi hermano aquí, pensé que te irías.—No, decidí quedarme un par de semanas más —le dice con una enorme sonrisa, cuando la ve buscar su teléfono para llamar a Noah, él le dice riéndose—. Tu hombre sabe que vine por ti, no me atrevería a ponerte en riesgo, así tus guaruras nos escoltarán mientras nos comemos un postre delicioso de chocolate en esa cafetería que te encanta.—¿Te he dicho que er
La boca de Elena se vuelve una fina línea y en lugar de hacer lo que su instinto le dice, eso de irse lejos y lo más rápido posible, se acerca a él acortando la distancia sin detenerse para darle una fuerte bofetada que lo toma por sorpresa, haciéndolo voltear la cara.—Tú a mí no me llamas puta, ¡tú no me conoces!—Claro que te conozco —sisea Henry mirándola con odio, la toma por el brazo y la acerca a él con un gesto intimidante que a Elena no le causa nada—. Eres la mojigata a la que le desperté el apetito sexual.—Tú lo único que me despertaste es el radar antipendejos que nunca supe usar —se suelta de su agarre y retrocede dos pasos—. ¿Qué demonios haces aquí?—Tus padres han sido muy colaboradores, sólo tuve que decirles que te extrañaba, que me enamoré de ti y por supuesto, que soy hijo de un elegante senador…—¡Ja,ja,ja! De todo eso lo único cierto es que eres hijo de un senador, porque dudo que me extrañaras, que te enamoraras y menos que tu padre sea tan elegante o no tendrí
En cuanto llegan a la casa, Noah deja a Elena en el sofá y va de inmediato a la cocina por una bolsa de hielo. Santiago se arrodilla a su lado y la mira con pesar porque sabe que en él hay una verdad que ya no puede seguir ocultando.—Te juro que no comprendo por qué nuestros padres me odian tanto —Susurra ella muy bajito y a Santiago se le hace un nudo en el estómago—. No veo otra razón por la cual hayan permitido que ese desgraciado se acercara a mí.—Lamento tanto haberte llevado a la casa… Pero vi a papá tan angustiado que te juro, pensé que podría arreglarse las cosas, al menos entre ustedes dos.—No te culpo de nada. Eres demasiado lindo y bueno para darte cuenta de las malas intenciones —Le dice Elena con ternura mientras acaricia su rostro. En ese punto llega Noah con la bolsa de hielo y la envuelve en un pañuelo para colocársela en la mejilla.—Con esto debería calmar un poco el dolor —Santiago se mueve y Noah tomado el lugar ahí frente a ella—. ¿Te duele demasiado?—No más q
Con el receso de la universidad las expectativas de Elena incluían el dormir y quedarse en pijama en la sala de la casa, aunque no descartaba hacerle una visita a Noah en la oficina sólo para ver si le sacaba una sesión de cariñitos sobre el escritorio.Los días luego del incidente en casa de sus padres se pasaron rápido haciéndose semanas y los dos se estaban preparando para conocer el sexo del bebé, rogando porque de verdad fuera niña o tendrían mucha ropa que donar de no ser así.A pesar de todo, los dos estaban felices y Noah se ha dedicado a hacerle los días especiales, aunque deben separarse para que él vaya a trabajar. En cuanto siente aquel aroma del perfume de su hombre abre un ojo apenas y sonríe al sentir los labios de Noah sobre los suyos a modo de despedida.—Duerme todo lo que quieras, cariño. Me escaparé
Noah sale de la oficina para ir al departamento de recursos humanos a pedir que le busquen un hombre, heterosexual, casado, con hijos de preferencia y que sea de esos machos muy machos, para que lo dejen como su asistente sólo para asegurarse de que no pondrá en peligro su relación nuevamente.Santiago se le une a medio camino riéndose de él y Noah frunce el ceño.—¿Tengo algo?—Pues… se te nota lo que hiciste ahí dentro, tienes esa cara boba de enamorado. ¡Ah, no! ¡Que esa la cargas todos los días!—Envidioso… mejor cuéntame de tu amiga de Lisboa, ¿sigue pidiéndote que regreses?—Sí, pero no sé si es lo que debo hacer, ella fue la que me echó de su vida, ¿por qué me quiere de vuelta? Y yo no creo en las casualidades… todo comenzó luego de que saliera ese
Para cuando Noah abre los ojos, la luz del cuarto le daña los ojos. Siente la cabeza pesada, la garganta le duele un poco y para cuando recuerda en dónde estaba antes de caer inconsciente, se levanta asustado, pero la mano suave de su madre se posa en su pecho y lo mira con una sonrisa.—¡Elena! —le dice aferrándose a sus brazos—. ¡Dime cómo está mi mujer!—Primero te vas calmando o no me molestará pedirle a la amable enfermera que te duerma de nuevo —los ojos de Noah se llenan de lágrimas, pero como su madre mantiene la sonrisa, se relaja un poco—. Elena salió bien de la operación, se tardaron cinco horas más, pero todo está bien.—¿Cinco horas? ¿Cuánto me dormí?—Siete horas, cariño… lo suficiente para que descansaras y te prepares para verla en la sala, aunque no