Capítulo 35

Bianca.

Desperté boca bajo en una cama cómoda, no podía respirar bien, así que me quité la máscara de oxígeno de la boca y me di la vuelta lentamente. Mi cuerpo gritaba de dolor a cada poco que me movía, mi espalda ardía como si las mismísimas llamas del infierno me quemasen.

Todo me pesaba, hasta el alma. Y no hablemos del dolor de cabeza que palpitaba en todo mi ser. Mis oídos también dolían, me los toqué sintiendo una viscosidad roja. Era sangre.

Entonces lo recordé.

La explosión. ¿Esa cosa tan pequeña hizo todo eso?

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