Estar bajo aquella lluvia, que calaba cada hueso de su cuerpo, arrodillada en la calle de gravilla que hería sus rodillas ya magulladas. Empapando aquellas ropas masculinas que ocultaban un cuerpo delgado, femenino y delicado. Esperando que la puerta se abriera era la única opción que Jade tenía.
La solución, a parte de sus problemas, estaba más allá de la madera que obstruía su camino. No se refería a la buena vida, ni una venganza sangrienta. Solo buscaba protección para poder llegar a vivir un poco más y no perecer a sus cortos veintiún años.
La razón, su cuerpo llevaba tallado a lo largo de toda su piel eternamente, el camino hacia la persona más buscada en todo el país. Eso lo convertía en el blanco de todos aquellos que buscaban a este criminal. Y la voz de que él llevaba el mapa había corrido como el agua en los días que había estado inconsciente.
Y aun si todo había sido en contra de su voluntad. Solo esperaba que el viejo amigo de la familia al cual no conocía, lo recibiera. Esa era su única apuesta para vivir. Incluso después de estar esperando más de diez horas en el mismo lugar y sin moverse sin recibir una respuesta positiva.
Si había algo que tenía que reconocer era que su terquedad no tenía límites.
Días antes.Jade mantenía sus ojos verdes abiertos, como cada noche, a causa de su insomnio crónico. A su alrededor, el silencio era tan crudo que dolía y solo la luz de la luna de épocas de lluvia alumbraba el cielo negro de mitad de la madrugada. Los libros que estaban esparcidos en el suelo ya no le eran de su agrado, solo necesitaba una ojeada para recordarlos a la perfección por el esto de su vida, por lo que la biblioteca ya no era su lugar preferido para estar como lo había sido antes. Ya se los sabía todos de memoria. Si antes se mantenía despierta por el insomnio crónico que padecía, ahora era a causa del agudo dolor que se extendía por cada centímetro de su piel detrás del hierro caliente que la marcaba. Inundando la estancia de olor a piel quemada que se mezclaba con el nauseabundo de la sangre. A pesar de querer gritar para intentar desahogarse eran inútil sus esfuerzos, una tela sucia había sido introducida en la boca llenándole las papilas gustativas de un sabor metálico que le provocaba nauseas.Entre la nebulosa de su sufrimiento escuchaba la risa de su tatuador, que parecía disfrutar de su trabajo como un artista retorcijándose en su placDestino 2
Después de dos días caminando, en busca del que sería su nuevo protector, Jade solo podía quejarse del dolor de sus rodillas y pies, mas no lo hizo. Ser reservada con su opinión era una de las tantas reglas que le habían enseñado desde muy pequeña. Ser educada, no responder, respetar a los demás y callar todo aquello que esté de más, tantas reglas grabadas dentro de ella, que le costaría mucho deshacerse de ellas.Aun así quería gritarle a los mil cielos un poco de paz. El prime
Jade sabía que el mundo estaba plagado de personas crueles, pero nunca se imaginó toparse con dos en tan poco tiempo. Primero aquella persona que había cambiado su vida y aparecía en las pocas horas de sueño que su insomnio le permitía. La otra era este supuesto amigo de la familia que después de muchas horas y toda una noche ni siquiera se había asomado para dignarse a conocerla.Apretó los puños contra la tela húmeda y helada. Sentía la fiebre hacerse paso por su cuerpo y el cansancio cerraba sus ojos haciendo que se tambaleara en aquella posición. Había dicho que se mantendría firme, pero era realmente dif&iac
Los minutos parecieron horas, las horas parecieron siglos. Perdía la noción del tiempo en aquel lugar. Sabía que había anochecido hacía un rato pues el lugar se había quedado en penumbras solo con el leve reflejo de la luna sobre el agua de la tina. Se acomodó recostada sobre una columna de madera y moviendo sus adolorida nalgas hacia un lado. Al menos el dolor de sus rodillas había disminuido, más no los moretones que se formaban. Se llevó la mano a la frente. Su fiebre había aumentado, el ligero sudor frío bajó la túnica de mujer que le habían llevado y los ligeros mareos no solo por la enfermedad, eran la ratificación de eso. Se abrazó intentando buscar algo de calor que no llegaba a ella.
El pánico hizo presa a la chica. Sentía su cuerpo atrapado bajo aquel extraño que la miraba sin interés alguno mientras el cabello le acariciaba el rostro haciéndole cosquillas incómodas. Un nudo se formó en su garganta y no pudo evitar morderse los labios hasta que le dolieron. Cada músculo de su cuerpo estaba tenso e inmovilizado, tenía que salir de allí pero no sabía cómo.-No me gustan las personas rebeldes- la voz grave de Vladek lo alarmó, el brillo de aquello ojos lo devoraba de arriba abajo- Quítate el vuelo- demandó.Jade tembló visiblemente y logrando mover sus manos volvió a apretarse el velo con una y la otra la llevó a su pecho evitando que se abriera la túnica.Vladek se dio cuenta que la pequeña persona bajo él estaba más allá de lo aterrada, al punto del colapso. El color había aba
Jade caminó lo más rápido que su cuerpo le permitía detrás de Vladek. Esa mañana solo le había ordenado que lo siguiera sin más explicaciones y no tuvo otra alternativa que hacerlo, a pesar que desea quedarse todo el día en la cama. Y hacer preguntas no era algo que pudiera tener como alternativa.Su temperatura debía haber subido un poco más y sentía como la túnica interior se le pegaba a la piel resultando repulsivo. Aun si no era un día caluroso, ella se sentía sofocada y temblaba de frío. Vladek no le había prestado atención a su estado ni le había preguntado nada ¿Había estado bien confiar en él? Todavía no lo sabía. No era un hombre de muchas palabras.Ahora caminaba rápido sin mirar hacia atrás delante suyo. Sus túnicas oscilaban entre los marrones y los blancos con algunos te
Vladek odiaba lo que era. Otros quisieran tener su habilidad, sus genes, su naturaleza, pero él era diferente. Cuando tienes 379 años, la historia no era agradable sobre todo al tener un camino de desgracias en su espalda.Había visto morir muchas personas delante de él, sobre todo aquellas que descubrían su secreto, pero lo que más le marcaba eran aquellas que habían sido parte importante de él. Había ansiado la muerte varias veces pero como lobo que era no podía buscar su muerte fácilmente y su fuerza se había acumulado de tal manera que su cuerpo no se rendiría ante nadie, incluso si él lo quisiera. Maldecía una y otra vez su vida.Suspiró.Concentrándose, dejó que la sangre dentro de él fluyera libremente como pocas veces dejaba. Mantenía un control absoluto sobre sus instintos y solo los dejaba libre cuando era necesari