La sangre corría por el lomo del lobo blanco haciendo un trillo detrás de él. Otras heridas en su cuerpo dificultaban que pudiera avanzar más rápido, aun cuando había al menos cinco hombres detrás de él, persiguiéndolo. Le dolía, su sangre quemaba por dentro, la traición hacia él. Si pudiera arrancaría su cuello y comería su corazón para después vomitarlo.
Vladek avanzó intentando salir de aquella inmensa propiedad, pero por más que avanzaba más parecía que la salida se alejaba, debía ser a causa de los calmantes con que estaban bañadas las armas que lo atacaron. El dueño de aquella mansión lo había amenazado con delatar su existencia y aunque Vladek había querido matarlo allí mismo recordaba las palabras de su padre alegando que le debían mucho a esa fami
Jade podía sentir la respiración del hombre más grande sobre su rostro. Sus ojos eran profundos y podía jurar que cambiaban ligeramente de color. Tragó en seco.Le pedía que se entregara. Su mayor miedo se hizo realidad pero se había preparado mentalmente para aquello a pesar de que el pánico se formaba en su interior. Cerró los ojos y asintió con la cabeza esperando que su cuerpo fuera atacado y violado, pero no ocurrió.Vladek se levantó de encima de ella y caminó hacia la puerta.
Jade podía jurar que iba dejando una parte de su alma con cada paso que daba. Había hecho ejercicio en su vida, poco, sus entrenamientos con la espada contaban, pero eso no era nada comparado con ahora. Estaba subiendo la pendiente más inclinada que había visto en su vida.Se trataba de una montaña rocosa con un terreno muy irregular sin apenas plantas por los costados. El suelo era de piedras y tierra y sus pies resbalaban fácilmente. Las piedras grandes a su lado tenían superficies afiladas por lo que sujetarse de ellas era peligroso, más si se goleaba con alguna. Y lo que más le molestaba. Que aunque el pasaba el mayor trabajo del mundo para avanzar a
Selam, alfa de la manada y padre de Vladek se detuvo y estampó un puño sobre el rostro de su hijo sin contenerse, como si fuera lo más normal del mundo. El agredido solo se incorporó y lo miró de frente sin decir nada, sobándose el lugar del golpe que pronto comenzó a perder la coloración rojiza. El bullicio se había extinguido y por la puerta, varias personas se aglomeraban unos sobre otros para ver que ocurría.-¿Tienes idea de lo preocupada que está tu madre?-Vladek asintió.<
Jade sentía como su cuerpo se movía sobre el hombro de Vladek y comenzó a golpear sin fuerzas su espalda. Esa posición solo hacía que sus ojos se llenaran más de lágrimas. Era humillante ser tratada de esa forma y su depresión solo aumentaba aún más.-Suéltame- sollozaba cada vez más fuerte-Suéltame- y comenzaba a reír tontamente para volver al sollozo -Déjame tranquila. Déjame morir. Déjame ir con mi papá y mi mamá-Vladek no le prestó atención a las palabras de la chica y solo siguió caminando.-Que me sueltes- repitió Jade al sentir las náuseas llegando a su garganta.-Cállate de una vez niña borracha. La próxima vez le ordeno a Izen que no te quite los ojos de encima-Hubo un silencio seguido de un sollozo.-Izen, Izen me odia- sobó su nariz- Tú también me odias, todos me odian-Vladek suspiró. No tenías ganas de oír los lamentos. La había visto salir tambaleándose de la sala mientras él se entretenía y no le quedó más remedio que ir detrá
Jade se revolvió entre la suave colcha de piel que lo envolvía. Dormir, algo que no era normal en su rutina por su insomnio crónico era algo que había olvidado lo bien que le hacía a su cuerpo. A pesar de que sentía que había dormido una eternidad, cómodamente, junto a algo que le había abrazado toda la noche, su cabeza era una sinfonía andante. Le dolía al punto de casi no poder abrir los ojos y tuvo que cubriese la cabeza con la colcha. La oscuridad al menos ayudaba a disminuir una décima el dolor. Extendió la mano para atraer más hacia él la almohada sintiendo que la parte de la cama a su lado esta aun cálida y había un suave olor masculino familiar, aunque no recordaba absolutamente nada de lo que había ocurrido el día anterior. No volvería a tomar más nunca en su puñetera vida. Un sonido en la puerta fue como un taladro para su cabeza y se tuvo que cubrir los oídos para que sus tímpanos no explotaran. El toque fue constante haciendo que tuviera que salir de
Jade podía decir, con toda seguridad, que la escena que se desarrollaba delante de ella era lo más extraña que había visto en toda su vida. El lobo que la había estado persiguiendo tenía el camino bloqueado por otro de pelaje oscuro que le sacaba varios centímetros y kilos de peso, por lo que no podía llegar a ella.Este último también mostraba sus colmillos y el lomo erizado le daba un aspecto amenazante. Cada vez que el lobo marrón intentaba agredir a la humana era mordido por cualquier parte y arrojado, sin mucha fuerza pero si con la suficiente para alertarlo. Esa escena se mantuvo igual por dos largos minutos.
El lobo quiso retroceder sintiéndose abrumado ante aquel intenso abrazo, pero los brazos alrededor de su grueso cuello se lo impidieron. Cuando lo hizo se llevó a Jade consigo dejándola sentada. Aun así no hizo nada para agredirla o dejar que la dejara de abrazar. La joven parecía sentirse reconfortada por estar junto a él y no era una sensación para nada desagradable.Después de al menos tres minutos Jade soltó al animal después de darse cuenta que debía estar sofocándolo. Después de todo ya era lo suficientemente grande para percatarse que no era un simple perro, sino un lobo.
Respiró profundo y se levantó poniendo el pie herido sobre la cama de hojas debajo de ella solo para que un fuerte escalofrío recorriera su pierna haciéndole tragar un grito. Se sujetó de un árbol lidiando con las fuertes pulsadas e intentó sellarla en su mente, sin mucho resultado.-Sé fuerte Jade, dijiste que no morirías y no puedes hacerlo- se recordó a sí misma y comenzó a avanza aun si cada paso era una total tortura.A medida que avanzaba a saber dónde las voces se volvían