Destino 11

Jade podía jurar que iba dejando una parte de su alma con cada paso que daba. Había hecho ejercicio en su vida, poco, sus entrenamientos con la espada contaban, pero eso no era nada comparado con ahora. Estaba subiendo la pendiente más inclinada que había visto en su vida.

Se trataba de una montaña rocosa con un terreno muy irregular sin apenas plantas por los costados. El suelo era de piedras y tierra y sus pies resbalaban fácilmente. Las piedras grandes a su lado tenían superficies afiladas por lo que sujetarse de ellas era peligroso, más si se goleaba con alguna. Y lo que más le molestaba. Que aunque el pasaba el mayor trabajo del mundo para avanzar a

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