Su mirada y su rostro se le hacía extrañamente familiar. El hombre de la intensa mirada tenía tatuajes en todo su cuerpo, o en la gran parte. Su aura era tan oscura que su propio compañero de celda parecía temerle profundamente. Ella lo miró y lo miró sin ningún disimulo, y de repente... vio en su muñeca, aquella pulsera con el símbolo que tanto buscaba pero que había dejado de lado por un largo tiempo. Sus preocupaciones tenían otros nombres pero en ese preciso instante, cualquier preocupación se esfumó para dar paso a un nuevo sentimiento. El miedo. Un miedo irracional que fue capaz de quitarle cada uno de sus sentidos, dejándola con los ojos desbordados de lágrimas cuando su mente se inundó de recuerdos crueles que le causan sufrimiento. Era él. Ella estaba segura de que él era el hombre que estuvo buscando. Así que le pidió un momento al oficial para saludar a un "pariente". -¿Quién de todos?-pregunta el oficial con curiosidad. Cuando Alessia señala a aquel tipo sin que este
Alessia dudó por algunos instantes en subir, solamente pensaba en que si subía y Haley se enteraba tendría serios problemas con ella. Y es lo que menos necesita tener. Sin embargo, Alessia parece un imán para los problemas. —No te haré nada—dice Paul entre risas—. Tu cara de espanto es muy graciosa. Pero después de lo que sucedió hoy, podríamos ser amigos, ¿no crees? Alessia suelta un suspiro de resignación y sube al auto con él, cerrando la puerta tras si. Está nerviosa, le aterra lo que pueda suceder, o lo que él pueda pensar. Hacia mucho no se quedaban ellos completamente solos, así que era como revivir una emoción que ella creía que estaba muerta, pero en realidad, está más viva que nunca. —Lo siento otra vez por lo de hoy—comienza a hablar Paul mientras maneja, en algunas ocasiones le echa un vistazo pero Alessia permanece con la mirada fija por la ventana. —No se preocupe, señor...—¿Señor? Por favor, después de lo que pasó hoy, llámame Paul—él dice sonriendo alegremente y
—No. Yo no quiero hacer esto. Paul permanece callado durante unos largos segundos pero finalmente suelta su cintura y se aleja unos cuantos centímetros. El rostro de Alessia tiene una expresión de indiferencia, mientras que el de Paul muestra dolor por el rechazo. Sin embargo, a pesar de la expresión de Alessia, que parece que no estuviera teniendo ni el más mínimo sentimiento por el momento, en el fondo siente muchos sentimientos encontrados que le provoca ansiedad, pero hace todo lo posible por no demostrarlo. —¿Por qué no? ¿Hice algo mal? —Usted es mi jefe. No es mi amigo, no es mi novio, no es nada para mi...—con cada palabra que sale de su boca su corazón se rompe un poco más—. Y por eso no pienso permitir que usted me bese, ¿para qué? ¿Para verlo al día siguiente besar a su esposa como si no hubiera un mañana? Por favor. —No, las cosas no son como las pintas. —¡Tengo sentimientos!—le grita en respuesta al borde de las lágrimas —. ¡No soy un juguete! —Nunca he pensado que
Amelia lloró un poco por la confesión de su madre al decirle que su padre y ella no podrían estar juntos de nuevo. Y si, quizás fue una crueldad decirle... ¿pero realmente fue crueldad? ¿Fue lo correcto? Alessia se lo ha preguntado todos los días. Amelia le entregó una foto que también había encontrado en el ático de la casa donde vivían. Una foto donde aparecen ella y Paul, juntos, felices... Alessia nunca tuvo el valor de deshacerse de las fotos. Quiso conservarlas como un recuerdo que jamás regresará. Porque finalmente ha comprobado por sus propios ojos que Paul es y siempre será el hombre que vio por última vez aquel día desnudo en la cama con su propia hermana. Lo peor de toda la situación, es que Haley también le es infiel. Y solo Dios sabrá con cuantos hombres lo ha sido. Es un matrimonio que vive de una falsa apariencia de perfección, pero que al fin y al cabo, ni siquiera se aman. —El doctor nos dijo que será una hermosa niña—Alessia escucha a Haley decirlo entrando a la
A la mañana siguiente, muy temprano, Paul recibe una llamada alarmante que lo deja con los pelos de punta y le hace sentir con un malestar demasiado enorme. —Señor, capturamos al hombre que robó el dinero de la compañía. Se llama James Sullivan. Con tan solo escuchar el nombre de su mejor amigo, su hermano, su más grande y "fiel" socio, todo su mundo se vino abajo y gritó de la rabia, golpeando con fuerza una de las paredes de la habitación para descargar toda su ira en ella. ¡Era imposible de creer! James Sullivan... él hombre a quien vio crecer, el hombre al que acompañó hasta en sus momentos más duros había sido capaz de traicionarlo de esa forma. En camino a la estación de policía solo podía pensar en una cosa y era el video que le habían enviado cuando estaban robando el dinero. Fue una burla completamente ese video y le dolía pensar en la persona que había sido capaz de hacerlo.Así que tras llegar, baja del auto con rapidez y entra a la estación saludando a varios policías
—No puedo creerlo, ¿de verdad te acostaste con él?—casi gritó Annie con la boca demasiado abierta y suelta una carcajada. —¡No, escucha! No me acosté con él, pero tuvimos algo...—susurra avergonzada. No hay nada peor que contarle a su mejor amiga que después de haber planeado todo su plan de venganza contra su ex, ahora resulta que casi se acuesta con él. ¿Y qué puede ser peor que eso? Que el ni siquiera sepa que casi se acuesta con su ex mujer. De verdad la cirugía plástica hizo un excelente trabajo para que nadie pudiera reconocerla. —¿Qué quieres decir con que tuviste algo? ¿Qué tipo de algo?—insiste Annie, cada vez más curiosa y escandalizada.—Bueno, verás…—empieza a explicar ella, pero se interrumpe cuando suena su celular. Mira la pantalla y se pone pálida. Es Paul...—¿Quién es?—pregunta Annie, tratando de ver el nombre del contacto.—Nadie, nadie…—dice ella, nerviosa, y rechaza la llamada. Pero el celular vuelve a sonar. Y otra vez. Y otra más.—¿Qué pasa? ¿Por qué no con
—Salud, preciosa—Jacob choca su copa de vino con la de Alessia y ella sonríe tiernamente para corresponderle. El sonido de la música es bajo pero calmado, nada de esa música a todo volumen que ni siquiera permite que hablen. Disfruta mucho de los lugares así, calmados, tranquilos, sin interrupciones. —Salud... —Háblame más de ti—empieza Jacob y se toca el cabello para peinarse—. Eres alguien muy interesante... sé que tienes muchas cosas para contar. Alessia de inmediato siente nervios incesantes, recordar lo de Paul la tiene algo inestable emocionalmente. Así que cualquier cosa que le recuerde a esa noche la pone aun más nerviosa y ansiosa. —Bueno, yo... no lo sé—ríe nuevamente nerviosa—. Pregúntame lo que quieras. —Mmm, ¿cuál es tu color favorito?—le pregunta y Alessia lo mira incrédula. —¿Qué? Es lo típico que se pregunta en la citas. —Blanco. —¿Película favorita? —Todas las peliculas de Rápidos y Furiosos. Jacob sonríe abiertamente. —¿Sigues enamorada de tu ex?¡Qué pre
Permaneció unos segundos pensativo, hacía tiempo que no veía estas fotos. ¿Por qué alguien las rompería? Todas las fotos las tenía guardadas, ni siquiera Haley sabía donde las tenía, ¿quién habría podido encontrarlas tan facilmente? Echó un vistazo hacia la ventana del cuarto de Alessia otra vez, la habitación queda en el segundo piso, era imposible ver hacia dentro. Así que bufó decepcionado, pero de inmediato vio que a un lado estaba una escalera y una brillante idea se le vino a la mente. Una típica idea que solo se le podría ocurrir a un adolescente hormonal, pero es como dicen, en el fondo, siempre llevaremos una parte de nuestro niño interior y adolescente, a pesar de la edad que tengamos. Paul primero entra a la casa con cautela, sabe que no hay nadie en casa, Alessia salió desde muy temprano y no ha regresado, y Haley salió con las niñas al parque de diversiones (si, desde que se enteró de su embarazo, ha estado conviviendo más con las pequeñas) pero no hay nada de malo con