EvadneEl pueblo de Faerestead se divisa a la distancia como una sombra oscura en contraste con el cielo de la madrugada. Théo y yo llegamos por fin de la forma más discreta posible. No queremos llamar demasiado la atención esta vez.Dejamos el caballo cerca de la línea de los árboles y nos adentramos a pie hasta la antigua casa de la amiga de Calliope. Cuando éramos pequeñas, Lycia siempre jugaba con nosotras y, me gustaba creer que había un cariño mutuo.A pesar de lo que pasó la última vez, me cuesta mucho trabajo creer que ella esté involucrada en un grupo que busca derrocar a Théo y asesinarme a mí.Mientras avanzamos por el camino de tierra hacia su casa, la tensión que se siente en el aire es palpable. Hay algo diferente de la última vez que estuve aquí, como si de pronto todo se hubiera vuelto más denso. Sin duda ha ocurrido algo extraño.La puerta de la casa de Lycia está entreabierta, como si alguien hubiera salido apresuradamente. Théo y yo intercambiamos miradas antes de e
EvadneHace una semana que regresamos de nuestra pequeña aventura en Faerestead. Hasta ahora nadie ha sospechado nada, y hemos seguido como si no supiéramos nada sobre un atentado. Los perpetradores tampoco han hecho su siguiente movimiento, lo que nos deja aún más nerviosos.No sabemos en qué momento atacarán de nuevo, pero no esperaremos a que lo hagan, pues Théo y yo ya tenemos planeado lo que haremos.Esta mañana nos encontramos en el exquisito jardín del palacio, dispuestos a disfrutar de un picnic que promete ser tan memorable como decisivo. Mi corazón late con fuerza en mi pecho, ansioso ante la incertidumbre que se avecina. Mientras Théo me ayuda a acomodarme en el mantel de colores sobre el césped, noto cómo mi vientre, ahora bastante abultado, guarda el secreto de un embarazo que, en tiempo humano parece como de siete meses de gestación.Théo, con una sonrisa tierna, me ayuda a ponerme cómoda con cuidado, sumando un toque de complicidad al aire. La atmósfera se llena de expe
ThéoA pesar de que soy consciente de que lo de Evadne fue una actuación, ver un escenario donde ella podría morir o perder a nuestros cachorros fue la cosa más aterradora y horrible que he sentido en mi vida.Mi rostro pálido y mis manos temblorosas me lo confirman; pero al menos todo eso me servirá para convencerlos de que es real.Mientras avanzo por el pasillo hacia el consejo, mi corazón late asustado. Hoy será el día en que desvele si hay traidores en mi círculo cercano, y si es así; los castigaré con toda la furia de un rey Alfa.Abro las puertas de par en par azotándolas contra las paredes para dar un efecto dramático. Camino hacia mi silla donde Killian ya me espera de pie a un lado.—Majestad, vimos a la Luna Evadne en muy mal estado, ¿qué ocurrió? —pregunta Fiora.—¿Qué le pasó a mi nieta? ¿Está bien? Vi que Alita vino al palacio —interviene Tristan.—Mi señor, estamos esperando que nos saque de las dudas —dice Erebos.En la sala se asienta un silencio sepulcral mientras yo
ThéoAntes de que Faelan pueda revelar lo que sabe, percibo un sonido extraño que resuena como un eco desde el pasillo que conduce a las escaleras. Es crucial actuar con cautela; cualquier indicio de que estoy al tanto podría poner en peligro todo lo que he descubierto. En este palacio, la presencia de espías no es una posibilidad descartable, y no me sorprendería que, agazapados entre las sombras, o incluso detrás de las mismas paredes, acechen oídos curiosos.Con un gesto sutil, silencioso como la brisa nocturna, advierto a la concubina que guarde silencio por el momento. Su sonrisa burlona sugiere que comprende la urgencia de mi prudencia. Asiente comprensiva y se retira con sigilo al rincón oscuro de su celda.Mientras tanto, avanzo con pasos livianos por el pasillo, consciente de que mis pasos sonoros podría ser la revelación de mi presencia. El juego de sombras danza en las paredes a medida que me deslizo con astucia. En este momento preciso, la captura del responsable podría de
EvadneLa débil luz del atardecer se filtra a través de las cortinas de la habitación, tiñendo las paredes de tonos dorados y melancólicos. Mi cuerpo yace frágil sobre la cama, luchando contra el peso implacable del cáncer lupino que se aferra a mi ser como una sombra indomable. Théo, mi amado Théo, permanece ajeno a la verdad. Todavía no he sido capaz de confesárselo apropiadamente.Después de ver a Faelan muerta, ahora más que nunca debo quedarme en esta habitación, es el único lugar seguro, y mientras el consejo piense que he perdido a los bebés, tal vez tenga un rayo de esperanza mientras atrapamos a los responsables.En lo que el sol se despide en el horizonte, siento la urgencia de expresar lo que mi corazón lleva guardando con pesar. Mis manos temblorosas se aferran a una pluma y comienzo a trazar las palabras que me consumen desde adentro. La tinta fluye en un acto de despedida, una carta que deseo entregar a Théo cuando ya no pueda sostenerme en este mundo.Si todo sale bien,
ThéoEstoy tan feliz que me cuesta mucho disimular que debo estar devastado por la supuesta pérdida de mis trillizos, pero debo hacerlo para poder atrapar a los responsables de todo esto. No tenía idea de cómo hacerlo en un principio, pero con los juegos anuales de la cosecha, poco después del solsticio, tengo la excusa perfecta. Han pasado algunos días desde que Evadne aceptó mi propuesta de matrimonio, sin embargo, todavía no podemos renovar nuestros votos. Me apresuro hacia la entrada del castillo para darles la bienvenida a todos los participantes. En esta época se reúnen personas de todas las razas y formas para participar en un evento cultural que, supuestamente, busca unirnos como pueblo.Ahora que sé que bajo la sombra se ha estado gestando la peor de las traiciones, me cuesta trabajo no ver la hipocresía reflejada en sus rostros, no obstante, debo controlarme para no terminar explotando de ira frente a ellos. Tengo que ser más astuto.Los guardias abren las puertas y ya se
EvadneMis nervios se han disparado a niveles tan elevados que ya no puedo disimular más el sudor en mis manos o mi piel pálida. Aunque eso también puede deberse a los síntomas de la enfermedad.Luego de la gran cena los invitados del palacio se dispersan en un baile para celebrar la primera mitad de los juegos. Si alguno de ellos quisiera hacer una movida, este sería el momento. Sin embargo, ni Erebos ni Celestia se han movido de sus lugares en todo lo que va de la fiesta.Thalia es quien funge como nuestra carnada, y aunque sé que no está embarazada realmente, tengo miedo de que con todo esto resulte herida. De pronto mis latidos se disparan cuando veo al príncipe de los vampiros avanzar en mi dirección. Théo no se encuentra a mi lado pues Killian se lo ha llevado para algo importante.Erebos extiende su mano hacia mí con una sonrisa falsa.—¿Me permite danzar con usted esta pieza, Luna Evadne? —pregunta con solemnidad.—Ah… sí, por supuesto —respondo con una sonrisa falsa.Erebos
ThéoEl palacio se ha convertido en un caos total. Si rememoro cómo ocurrió toda esa serie de acontecimientos que llevaron al secuestro de Evadne, ni siquiera consigo encontrarle un sentido.Todo empezó cuando fui con Killian a la habitación del ala este donde estaba oculta Thalia. Uno de los guardias nos dio aviso de que alguien se había acercado a la puerta. Pero jamás esperé lo que sucedió después.La mismísima Celestia en persona estaba ahí y fue ella quien desató la bomba mágica sobre Thalia reventando media torre del castillo y lastimando a la pobre doncella. Supe en ese momento que Evadne estaba en peligro, corrí a toda prisa hacia el salón, y allí tampoco esperé que Erebos se atreviese a hacer lo que hizo.Debo admitir que subestimé a mis enemigos. Creí llevarlos hacia una trampa, pero he sido yo el ingenuo que ha caído en su astuto juego.Ahora camino de un lado a otro en el salón del trono mientras intento controlarme, pero me está costando trabajo hacerlo.—Majestad, debe