Evadne

Despierto con una radiante sonrisa que ilumina mi rostro. Si esto es la plenitud de la felicidad, deseo que este momento perdure eternamente. Me cuestiono cómo pude ser tan obstinada en resistirme a Théo desde el momento en que comenzó a demostrar interés en mí.

Un suspiro de gratitud escapa de mis labios mientras contemplo la serena figura de Théo, profundamente dormido a mi lado. La suavidad de su pecho desnudo se eleva y desciende en armonía con su respiración, mientras los rayos cálidos del sol acarician la habitación a través de la ventana. La perfección de este instante es tan abrumadora que me resulta difícil encontrar las palabras adecuadas para describirla.

Me acomodo de medio lado, mis dedos trazan con ternura la marca de los destinados en su pecho, justo sobre su corazón; la misma marca que llevamos ambos, que refleja la conexión profunda entre nosotros. Théo y yo siempre fuimos almas destinadas, pero nuestra terquedad nos impedía admitirlo. En este momento, mientras