63.

—Es en serio, él se comportó como todo un caballero, en ningún momento me tocó ni me insinuó querer hacer algo indebido. —Cirice intenta no recordar lo que hicieron en esa isla, no quiere sonrojarse y delatarse por su nerviosismo.

—Bien… Me alegra saberlo —dice Abigail sin poder quitarse la idea de que la sirena miente—. Será mejor que te lleve a que comas algo, debes de tener mucha hambre. —Con una sonrisa se levanta y le ofrece su mano a Cirice a la cual de inmediato le ruge el estómago delatándola. La señora Galindez sonríe ante la pena de la sirena y la lleva hacia el comedor.

En el comedor, el príncipe Carlos se mantiene viendo por la ventana con las manos detrás de la espalda. Parece cabizbajo y cuando el ruido de la puerta lo hace voltear hacia Cirice ella nota que sus ojos no tienen el mismo brillo de siempre, parece molesto, incómodo y hasta cierto punto triste. Camina hacia ella tratando de reproducir una sonrisa, la invita a sentarse y él la imita a su lado, tomándola de
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP