Un Reencuentro Amargo

Emily.-

Los días siguientes a navidad han sido caóticos Remi Jones un abogado excelente que conocí en España acudió a mi llamado, confío en mi personal, pero no deseo ponerlos en la mira de nadie ni siquiera de mi bufete. He supervisado cada detalle del caso junto a Remi, Eugenia sigue oculta en la casa donde la envié, los Lavoie no asistirán tampoco esta es solo una audiencia para llegar un acuerdo aunque su abogado no nos ha contactado y eso me da mala espina.

— ¿Lista? –La mano de Remi sobre mi espalda me saca de mis pensamientos, es un hombre apuesto con el cabello castaño, pero lleva un corte estilo militar, sus ojos son de color café y su piel es morena, su rostro varonil y marcado hacía suspirar a las pasantes en España y por lo que veo aquí también, nos hicimos amigos, pero sé que espera que pase algo más aunque no ha sido tan valiente para confesármelo y siendo sincera deseo que no lo haga, no me gustaría rechazarlo y perder a un gran amigo y colega.

— Sí, adelántate iré a tomar un poco de agua veo alejarse ante la mirada atenta de las mujeres que no disimulan al mirarlo con lujuria, camino hacia el bebedero y de reojo observo al juez que se encargará del caso de Eugenia, no es de mis preferidos, pero asumo que las influencias de los Lavoie ya están encaminadas, camino con prisa hacia la sala con paso firme, veo a una mujer rubia a lo lejos, bloqueando mi visión del hombre que la acompañan, pero me detengo de inmediato apretando mi mano con fuerza en el asa de mi portafolios, puedo oír los latidos de mi corazón reventando en mis tímpanos los ojos negros que me reciben. –Daniel. –

— No podía creerlo por ese el secretismo, comencé a temblar, no podía moverme ellos habían descubierto mi pasado, seguramente lo dejarían expuesto en este caso para desacreditarme y para nada era extraño que el hombre al que le rompí el corazón se prestara gustoso, la mujer rubia que lo acompañaba nos miró a ambos y enroscó su brazo en el de él, ya no escuchaba los latidos de mi corazón porque este se había detenido por completo, era evidente él había seguido con su vida.

— Abogados el Phillips preside la sala –Anunció el guardia, Remi me dio una mirada llena de confusión, caminé hasta sentarme detrás de él, de reojo vi como la mujer me miraba con detalle y tratando de disimular su desdén, mientras que Daniel no dejaba de mirarme mi cuerpo no dejaba de temblar, solo deseaba huir de ese lugar, estaba aterrada de lo que pudiera decir aunque yo no fuera la abogada principal de Eugenia, pero lo que él dijera sobre mi pasado pondría en duda mi ética profesional, debía calmarme y pensar meticulosamente como él me enseñó en un pasado, pero sin que note mis movimientos.

— Abogados presenten su caso –Ordenó el juez Remi como representante de la demandante inició exponiendo las acciones de Jason Lavoie, pese a que se estaba haciendo una acusación de abuso sexual, no había pruebas, ni testigos, habían pasado meses, con la prueba de ADN podría dejar duda en el juez, pero aun así sería casi imposible demostrarlo porque Eugenia siguió trabajando en la mansión cerca del acusado, sin embargo Remi y yo nos enfocamos en conseguir lo mejor, no solo para él bebe sino para Eugenia, con el caso expuesto fue el turno de Daniel.

— Señor Juez mi cliente niega de manera contundente lo que la demandante alega, no niega el haber tenido relaciones sexuales con la señorita, pero ha sido de manera consensuada y está dispuesto a hacerse cargo del niño, sin embargo desea obtener la custodia legal de su hijo –Remi y yo nos miramos sorprendidos, estábamos seguros que harían la prueba de ADN y Jason negaría la paternidad del bebé. –Sabemos que la señorita Eugenia Suarez es una inmigrante que solicitó un asilo que aún está siendo revisado por el departamento de inmigración, todo parece indicar que intenta aprovecharse del feto que lleva en su vientre para quedarse en este país, mis clientes están dispuestos a llegar a un acuerdo por el bienestar del bebe que se está gestando y que también es protegido al ser un futuro ciudadano canadiense. –Sentí nauseas al escuchar la exposición de Daniel, todo en él había cambiado ya no era el hombre con la mirada tierna, incluso su manera de vestir había cambiado en su rostro se perpetuaba un gesto rígido, enojado prácticamente hecho para infundir miedo y en mi lo estaba logrando, lo que no podía creer era que estuviera defendiendo de una manera tan baja a un abusador, el sonido del martillo golpeando me sacó de mi mente apenas abrieron las puertas tomé mi portafolios y salí huyendo, tenía el aire contenido y el corazón oprimiéndome el pecho, el destino no puede ser tan cruel conmigo, debí hacerle caso a mi intuición y remitir a Eugenia con otro abogado, no involucrarme.

— Emily… –Deje se respirar cuando escuche su voz. –Veo que sigues avergonzada por lo que me hiciste, cinco años han pasado y el cargo de conciencia por engañarme no cesa, bien, me alegra –Cuando tomé la fuerza que necesitaba para enfrentarlo me giré, pero él había desaparecido, exhalé y sin poder evitarlo mis lágrimas comenzaron a descender.

— ¿Emily te encuentras bien? –Remi se acercó preguntando con preocupación, saco de su saco un pañuelo.

— No, Remi no estoy bien, yo debí negarme a este caso

— Pero ¿Por qué? ¿Recibiste alguna amenaza o algo?

Peor que eso, mi pasado… acaba golpearme con fuerza dejándome nockeada Remi, yo… conozco a Daniel Mercer él fue la razón por la que me fui de Estados Unidos –Solté tirándome sobre su pecho, Remi me abrazó con fuerza, necesitaba desahogarme, el miedo no me dejaba pensar con cabeza fría, porque si los Lavoie habían contratado a Daniel con la intención de desprestigiarme podían poner en duda mi capacidad para ser la madre de Diogo, puedo haber obtenido su custodia, pero también podrían quitármelo y llevarlo de regreso a España si descubren mi pasado.

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