Iván inhaló y exhaló varias veces, fijó su mirada en la espalda de Olivia, comprendió que su reclamo estaba por demás y que si quería recuperar a sus hijos esa no era la actitud.
—Lo siento Paloma, tienes razón, no soy nadie en tu vida para hacer reclamos. —Se disculpó— solo me gustaría saludar a mis niños y entregarles unos obsequios que les traje de Argentina.
—No te los puedes llevar del departamento, los verás en la presencia de Sonia —informó. —¿Está claro? —preguntó.
—Por supuesto ¿A qué hora puedo ir a visitarlos?
—Ya te confirmo. —Paloma, colgó la llamada.
Iván se pasó la mano por el rostro dejó el móvil en su cama, salió a la terraza por Olivia.
—¿Todo bien? —averiguó ella sin mirarlo.
—¿Escuchaste la conversación? —preguntó Iván, con temor.
—Lo suficiente para darme cuenta de que te pusiste c
Queridos lectores: ¿Qué pasaría con Diego? ¿Qué creen que vaya a suceder? por otro lado les comento que mi libro Un contrato por amor está participando en un concurso, espero me apoyen con una calificación, con eso pueden ganar bonos para disfrutar sus historias favoritas. Gracias.
Iván palideció al enterarse de la noticia, su corazón empezó a latir con fuerza, sus manos temblorosas sostenían a Sonia. Olivia entristeció, su mirada fue a dar directo a los pequeños, quienes al ver a la señora Serrano llorando, y a pesar de que no entendían nada tenían sus labios inferiores hacia abajo y sus ojos llenos de lágrimas. Olivia se dirigió hasta los niños, quienes estallaron en llanto, la mujer los abrazó a ambos para brindarles consuelo.—Debo ir al hospital —dijo Sonia alterada—, y justo en este momento mi marido se encuentra fuera del país —susurró.—¿En qué clínica están? —averiguó Iván, con la voz temblorosa en su interior rogaba porque Paloma, estuviera bien.Sonia observó a los niños abrazados a Oliv
Cuando se disponía a cerrar sus ojos y no pensar en nada, el sonido de su móvil vibrando en la mesa de centro la asustó, al tomarlo en sus manos observó que era Iván.—¿Pasó algo? —averiguó Olivia, con los dedos temblorosos y el corazón sonando con fuerza en su interior.—No hay ninguna novedad, solo te llamaba para saber si estás bien.Olivia sonrió, su mirada se iluminó y su corazón daba saltos de alegría.—Estaba a punto de dormir ¿Cómo estás?—Algo cansado, pero me da pesar dejar a la señora Sonia, sola, también me preocupa el estado de salud de Paloma, se encuentra estable no se sabe si de pronto se pueda presentar algún contratiempo.—Lo sé y me parece bien que no dejes a la señor
Horas más tarde.Sonia apareció en la habitación de Paloma, apenas sus miradas se cruzaron las lágrimas empezaron a brotar de los ojos de ambas.—Mi niña —sollozó Sonia, acercándose a Paloma—. Me da tanto gusto verte con vida —aseveró tomando la mano de la joven.—¡Fue horrible! —exclamó en sollozos la chica. —¿Cómo está Diego?Sonia respiró profundo, no podía ocultarle por más tiempo el estado de salud de su hijo.—Sufrió un trauma craneoencefálico... está en coma, en la unidad de cuidados intensivos.Paloma ladeó su cabeza, sintió una punzada en su pecho.— ¡No! ¡Mi Diego! —Estalló en llant
—Yo te amaba —expresó él. Paloma enarcó una de sus cejas, ella se dio cuenta de que Iván estaba confundido con respecto a sus sentimientos, pero solo él tenía la responsabilidad de aclararlos, sin embargo, ella debía dejar las cosas claras—. Fuiste la luz de mi vida —prosiguió él—, te busqué día y noche, no me va a alcanzar la existencia para compensarte por todo el daño que te causé. —Sollozó Iván, mientras agachaba la cabeza. —No necesito que me compenses —rebatió la joven—. Lejos de ti, aprendí a ser feliz, a amarme a mí misma —respondió con seguridad—. Cuando te dejé me sentí devastada, y la única ilusión que me mantenía con vida, eran mis pequeños —confesó—, pero con el pasar del tiempo, cada mañana me despertaba con la sola idea de ver la sonrisa de Diego, esa me alegraba mis días sombríos, entonces ese hombre que estaba igual de roto que yo, me devolvió las fuerzas, me aceptó como soy, ama a mis hijos —explicó mientras la voz se le fragmentaba—. Al lado
Al día siguiente antes de que Iván despertara Olivia, pasó a la habitación de los pequeños, aún estaban dormidos. Aprovechó para despedirse de ellos, después apareció en la sala, observó a Iván. No pudo evitar que las lágrimas brotaran de sus ojos, quiso acercarse a él, pero tuvo miedo de despertarlo, así que sin hacer ruido tomó su equipaje y abandonó el departamento, envuelta en una profunda tristeza.Minutos después Iván, sintió unas pequeñas manitas mover su cuerpo, parpadeó varias veces, se talló los párpados cuando al fin los abrió se encontró con la mirada de sus hijos, quienes tenían el rostro mojado y sus ojos llenos de lágrimas.—Queremos irnos a nuestra casa —gimoteó Alejandro.—Extraño a mi m
Paloma, expuso el miedo que tanto ella como Iván, sentían que a futuro sus hijos los juzgarían por no estar juntos, por separarse y no darles un hogar.—Yo tengo entendido los problemas que ustedes dos tuvieron, quiero que me contesten con total sinceridad... ¿Se aman?—Yo ya no estoy enamorada de él, amo a mi nueva pareja —afirmó Paloma, mirando a Iván.—Yo no tengo claro mis sentimientos —expuso él.La psicóloga los observó a ambos.—¿Creen que sus hijos serían felices conviviendo con unos padres que no se aman? ¿Qué ejemplo de amor les piensan dar? ¿Acaso quieren que vivan en un hogar disfuncional, lleno de peleas y discusiones?—Claro que no, yo no deseo que mis hijos repitan mi historia —aclaró Pa
Salió de la oficina, apresurado, tomó el ascensor para alejarse lo más rápido que podía de Olivia, decidido a dejarla ser feliz con otra persona, se colocó sus lentes para el sol, dudó al momento de abrir su auto se quedó pensativo varios segundos, sin embargo, no dio marcha atrás.«Yo no sé olvidar by Alejandro Fernández» se empezó a reproducir en el radio de su auto.«...Yo no sé, tal vez. Llevarte por dentro será. La forma de hallarle. Paz a mi soledad. Ya lo ves, quizás. Amar sin medir fue un error. Pero es imposible lograr. Que entienda el corazón...»Resignado a que la soledad fuera su mejor compañera y con la letra de la melodía acribillando su mente y taladrando su alma partió rumbo a la escuela de sus hijos.*****
Eran casi las 8:00 pm Olivia, se observaba al espejo, terminaba de dar los toques finales a su maquillaje. Se sentó en la cama para colocarse las sandalias de tacón alto que acompañaban a su elegante y sobrio vestido rojo vino, la falda acampanada le llegaba hasta las rodillas, así no se veían las marcas que tenía en sus muslos. Una vez que terminó de amarrar la correa de sus zapatos escuchó el timbre, tomó su bolso y su abrigo, cuando se disponía a apagar la luz de su habitación observó en su mesa de noche la cadena que le regaló Iván, decidió lucirla. Abrió la puerta su amigo David, la saludó con una amplia sonrisa, con la mirada la inspeccionó de pies a cabeza, ladeó los labios. —Te ves espectacular —susurró al oído de Olivia, al momento que la saludó con un beso en la mejilla. —Gracias —respondió con un ligero rubor en su rostro. David le brin