CAPÍTULO 4 – DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS.
El día de acción de gracias había llegado, todos estábamos allí, brindando con el vino, acompañado de nuestra familia, mientras nos sonreíamos los unos a los otros.
David hizo una pequeña aclaración, haciendo que todos mirásemos hacia él, al escuchar como golpeaba un tenedor sobre su copa.
Pero aquello no nos afectó, estábamos demasiado felices como para que nada pudiese nublar aquel día.
Todo parecía haber vuelto a la normalidad, mis padres y los suyos ya se habían marchado, y ahora disfrutábamos de la compañía de nuestros vecinos, habíamos organizado una gran fiesta en la cena, para comunicarles a todos, la noticia, aunque por supuesto mis amigas ya lo sabían y supuse que ya habrían informado a sus maridos, pero había muchos otros, que no lo sabían.Estábamos pasando una gran noche, cuando Carly entró en la cocina, para ayudarme a recoger los platos…Me encantaron los diseños que elegiste – comenzó, refiriéndose a su boda, por supuesto – creo que después de la mía, te ayudaré a organizar la tuya.No digas tonterías, no quiero que te preocupes por eso ahora – le reñí, mientras metía los platos en el lavavajillas, y admiraba, por la ventana de la co
Marc me dejó en mi casa, rogando a dios que no me acordase de nada al día siguiente, me rogó que me quedase en casa aquella noche y que no le abriese a nadie, pero yo estaba demasiado drogada como para comprender que era lo que me estaba diciendo.Me senté sobre el sofá, un poco soñolienta, pero no sabía que era lo que tenía que hacer, me encontraba confundida, y parecía que era incapaz de tomar mis propias decisiones, de pensar con claridad.El timbre sonó, y me encaminé hacia la puerta, había un hombre muy apuesto en la puerta, y no tenía ni idea de quien era.Hola – comenzó él, mientras yo le miraba sin pestañear, bastante seria, y no podía hacer nada, no podía decirle nada, era algo realmente estúpido – Verás, se me ha averiado el coche…- proseguía, mientras yo seguía
Acababa de levantarme de la cama, estaba realmente mareada y no podía recordar nada de lo que había pasado anoche, ni siquiera sabía cómo había vuelto a casa.Me di una ducha y me preparé para ir a trabajar. Me disponía a salir por la puerta cuando algo sobre la mesa de la cocina me hizo pararme en seco, había unas llaves de un coche sobre una nota, la nota decía lo siguiente:“Buenos días, bella trastornadate dejo las llaves para que se las des a Laila, tu vecina.No te metas en líos como el de ayer”Releí la nota unas cuantas veces, intentando adivinar quién era esa persona, y ¿a qué se refería con aquello de no meterse en líos como los de ayer?Cogí las llaves y corrí hacia la casa de enfrente, la de Laia, observando una
Me encontraba en casa de Carly, ayudándola con los preparativos de la boda, ya que había prometido que lo haría y ahora no podía echarme atrás. Laia también estaba allí, contándonos los últimos cotilleos de los vecinos del barrio, como siempre, mi amiga y yo no le echábamos mucha cuenta.Isabel – me llamó, haciendo que levantase la cabeza, y dejase de prestar atención a la revista de adornos florales para el banquete – He oído que David volvió a marchase anoche.Así es – admití, ya que aún recordaba como David había vuelto a recibir una llamada justo después de nuestra noche de pasión, y debía de ser algo importante, porque insistía en que tenía que volver a marcharse por trabajo. Aquel trabajo ya estaba empezando a cansarme, la verdad, pues no paraba de alejarlo de mi la
Había sido una gran noche, me lo había pasado realmente bien, me había hartado de bailar, de beber y de reír.Estábamos en la puerta de la discoteca, esperando a que vinieran a recogernos, Laia había llamado a su marido para que viniese, pero él parecía estar ya acostado y tenía que madrugar al día siguiente, así que estaba descartado, Paul (el futuro marido de Carly) también había salido por ahí con unos amigos y no escuchaba el móvil, así que tan sólo nos quedaba esperar a un taxi, pero no parecía haber ni un maldito taxi aquel día.Laia se puso a charlar con Charlotte sobre la increíble noche que habíamos tenido y por supuesto le daba las gracias por invitarnos a las copas, y demásEn ese momento, en el que Carly y yo hablábamos sobre la resaca que tendríamos al día siguien
David había vuelto a marcharse, ya llevaba casi una semana fuera, pero no me importaba, pues tenía trabajo, y me sentía realmente realizada con él, aunque aún echaba de menos sentirme deseada, ya que llevaba semanas sin hacerlo con mi novio. Cuando trabajada de estríper no necesitaba el sexo tanto como algunas mujeres, ya que, al sentirme deseada por los clientes, podía cubrir esa necesidad u olvidarme de ella, pero en aquel momento, no tenía nada de eso.Aquella mañana de duro trabajo, fue bastante productiva, me dio tiempo a terminar de pintar y decorar una cuna, y a ponerme con una mecedora que había pintado en tono azul intenso y planeaba decorar con un blanco perlado. Pero no llegué a hacerlo, pues unos gritos en el porche de la casa me hicieron salir del taller, y caminar hacia aquel punto, preocupada por lo que podía estar sucediendo, ya que Jaume, el hermano
No había vuelto a mencionar el tema de las drogas con Jaume, ya que quería dejar aquel tema enterrado, aunque sabía que sería difícil, pues él opinaba que debía hacerlo público para darles un escarmiento, pero yo tenía mis propias razones, no quería que David se enterase de aquello, quería evitar sus miradas, sus preguntas, todo aquello.Así que tan sólo lo hice a un lado, como solía hacer cuando algo me molestaba.Aquel día trabajábamos en el taller, duramente, yo estaba terminando de decorar una puerta y Jaume, bueno, él estaba como siempre, inmerso en su trabajo y sin prestar atención a nada que no fuese su trabajo, sin prestar apenas atención al terrible calor que hacía.Me sequé el sudor de la frente con el brazo y continué dibujando aquellas flores rojas en el fondo blanco, mientras é
Cuando terminamos el trabajo, aquel día, casi había anochecido. Cogí mi bolsa y comencé a caminar hacia casa, pues no estábamos tan lejos de la urbanización después de todo, a aproximadamente 1 hora andando.¿quieres que te lleve? – Preguntó él, mientras dejaba el mandril sobre la mesa de trabajo y me miraba preocupado – hoy es un poco tarde, puedo llevarte, si quieres.Solo si tienes que ir para ver a tu hermana o algo. – le dije, admirando como él negaba con la cabeza, en señal de que no tenía que hacer ningún recado cerca de mi casa. - Entonces caminaré.Cuando llegué a casa, ya eran cerca de las once, pero no me preocupaba, puesto que David no estaba y no tenía prisa por comer pronto. Aunque, tan pronto como entré en la casa y vi a David cruzado de brazos frente a mí,